Historia de la Oratoria

Historia de la Oratoria

El término Oratoria se entiende como el arte o el poder de hablar con elocuencia, según la RAE; en un segundo lugar, es también un género literario formado por el discurso, la disertación, el sermón, el panegírico, sin contar algunas otras q debemos omitir.

En este segundo sentido más amplio, se aplica en todos los procesos comunicativos hablados, tales como la conferencia, charla, exposiciones o narraciones. En todos los procesos se aplica la oratoria, y su finalidad, por lo general, es persuadir. Esta finalidad de lograr la persuasión del destinatario, es la que diferencia la oratoria de otros procesos comunicativos orales.

Del mismo modo que la finalidad de la didáctica es enseñar y la de la poética deleitar, lo que pretende la oratoria es persuadir. La persuasión consiste en que con las razones que uno expresa oralmente, se induce, mueve u obliga a otro a creer o hacer una cosa. Ahora bien, no es su única finalidad. En la oratoria, como en cualquier forma de comunicación, concurren cinco elementos básicos. El propósito de la oratoria pública puede ir desde, simplemente, transmitir información, a motivar a la gente para que actúe, a simplemente relatar una historia. Los buenos oradores deberían ser capaces de cambiar las emociones de sus oyentes, no sólo informarlos. La comunicación interpersonal y la oratoria tienen diversos componentes que abarcan cosas como el lenguaje motivacional, desarrollo personal/liderazgo, negocios, servicio al consumidor, comunicación ante grupos grandes y comunicación de masas. La oratoria puede ser una poderosa herramienta que se usa para propósitos tales como la motivación, influencia, persuasión, información, traducción o simple entretenimiento.

La Oratoria ocupa un lugar especial, en la vida misma.

El poder de la convicción, de representantes de cada país, es menester en un mundo de transformación.

Oratoria en Grecia

Uno de los aspectos característicos de la antigua Grecia es el hecho de que a cada paso aparece el individuo común al lado de las grandes figuras históricas, mientras que en otras culturas como las orientales los reyes o los grandes capitanes aparecen al frente de la gran masa anónima de súbditos. Como la manifestación de este rasgo, nos ha llegado una cantidad asombrosa de nombres de individuos que, por una u otra circunstancia, se vieron envueltos en los problemas sociales y políticos de su época. Zapateros, ceramistas, hombres de negocios, magistrados, etc., se encuentran incluidos en los documentos escritos de la Grecia antigua que aún podemos consultar en la actualidad.

Entre esa gran cantidad de personajes destacan en particular los oradores de los siglos V y IV quienes, en cierta medida, representaron en su época de una forma de vida revolucionara y el germen de un educación que en parte todavía vivimos. Diez son de entre ellos a quienes lo críticos

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