Historia de la repostería en México
Enviado por rtgeece • 11 de Marzo de 2014 • Tesis • 1.114 Palabras (5 Páginas) • 677 Visitas
Historia de la repostería en México
Además de antojadizo, el pueblo mexicano es goloso. Dueño de una Vasta dulcería industrial en que aprovecha por igual el azúcar, el piloncillo, el cacahuate y la pepita, el amaranto, garbanzo, el fríjol, la almendra, la avellana, el coco y la calabaza, entre otros. A grado tal que las enormes naves del Mercado Ampudia están colmadas con las pepitorias, los ponteduro, las trompadas, las charamuscas, los jamoncillos, las cocadas, los pirulís, los coquitos, las palanquetas, el acitrón y demás.
Y aún cuando las frutas mexicanas son especialmente dulces, sápidas, turgentes, atrayentes, de modo y manera que son consideradas como postres en sí mismas, con base en ellas se preparan ates, conservas, mermeladas, jaleas, jaletinas y agregando leche: cajetas, dulces de platón, glorias y también gelatinas; y con huevo, flanes, tocinos de cielo y yemas.
Las frutas en México son prácticamente las del mundo entero: manzanas, duraznos, chabacanos, peras y perón; nuez, granada y cítricos: la naranja, toronja, mandarina, tangerina, los membrillos, ciruelas, más los mexicanos capulines y tejocotes; mameyes, papayas, piñas, plátanos; los dulces pipizcas, las tacintas o matepantíes y los xaltomates, cacahuates, chirimoyas, anonas; además de las tunas, los zapotes ( negro, blanco y borracho) y los mangos con sus variedades: criollos, manila, petacones y los nuevos injertos: el Oro, Ataulfo, Kent, de excelentemercado de exportación, para la producción especial de Sinaloa.
¡Hay merengues! Es de los pocos pregones que se escuchan en los centros urbanos, y nombran a una golosina blanca o rosa salpicada de grageas de colores, con crema en su interior y una suave crocante consistencia, por el añadido del pulque a la receta original belga que llegó a México hace más de 100 años.
Delicia infantil que no han logrado desplazar los dulces importados modernos, son los "algodones” que convierten al azúcar en algodón comestible inconsútil y cuyos carritos pintorescos circulan a impulso de las bicicletas que los empujan y en las que los vendedores montan unos coloridos arbolitos.
La primera penetración extraña fueron los "hot cakes”, también en carritos desplazables, hechos a la vista del público y entregados cubiertos con tarjeta, miel de abeja o piloncillo, ingredientes que propiciaron una fusión muy a la mexicana.
Un género clásico lo constituyen los dulces domésticos, los que fabricados en los hogares se han convertido en industrias recientes: los ates de Morelia, los chongos de Zamora, las glorias y los viejitos de Monterrey, los muéganos de Huamantla, los camotes de Puebla, las tortas de Santa Clara, los limones rellenos de Toluca, los higos rellenos de coco de Orizaba, la fruta de almendra de la Ciudad de México y la pepita de Xalapa; los higos chumbos de Chiapas, los nanches de Yucatán, los borrachos envinados y los arrayanes de Guadalajara y el queso de tuna de San Luis Potosí.
La alegría o amaranto, llegada hasta nosotros desde la época prehispánica, es el alimento de astronautas, que los mexicanos comemos como golosina, moldeada con mieles de azúcar o de piloncillo, decorada con pasas y almendras en figuras sugerentes y la cual da vida a una zona lacustre chinampera en Tláhuac, con una importante feria anual, como ya lo he comentado.
Los dulces cubiertos se producen en diversos estados de la República: San Luis Potosí, es el de México, Aguascalientes, Puebla, el Distrito federal y Guanajuato, por sólo mencionar algunos. Y entre ellos hay calabazates, naranja, piña y camote cubierto; los higos, las peras y los duraznos
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