Historia del trabajo en mexico

TRABAJO EN MÉXICO

A la llegada de los españoles la cabeza de la organización social figuraba en el Tlatoani, con sus familiares y su corte, los Tlacatecuhtli y los Tectecutzin, funcionarios de alto rango y sus descendientes, los pipiltzin, a quien por su similitud con otros personajes se le ha llamado rey o emperador. Además de los tributos que debían pagar los barrios de Tenochtitlán, los señoríos aliados y los grupos sometidos y dominados, con el producto de las tierras llamadas tecpantlalli sufragaban sus gastos. Este grupo social tenía bajo control y administración las tierras de los tlatocalalli, los pillalli y los tecpillalli.

Un lugar especial lo ocupaban los guerreros, quienes tenían bajo su encargo las tierras llamadas mitlchimalli, que permitían sufragar los gastos de guerra. De modo similar, los sacerdotes custodiaban las tierras de los teotlalpan, cuyos frutos se dedicaban al sostenimiento de los templos y los gastos ceremoniales y del culto.

Todas las tierras anteriores eran cultivadas por macehuales, que en ocasiones recibían el pago en especie, así como por aparceros, quienes recibían parte de la cosecha obtenida.

En la base de la organización social estaban los habitantes de los barrios. En cada barrio o calpulli las tierras de labor se dividían en dos grandes conjuntos:

1. Las parcelas asignadas en lo individual a cada jefe de familia, los calpullalli, que se daban en usufructo y por tanto no podían transmitirse, excepto por herencia; tampoco podían arrendarse y el titular de la parcela y sus familiares estaban obligados a cultivarla directamente. El jefe de familia podía perder el usufructo de la parcela en caso de abandonar el barrio o de no cultivarla dos años consecutivos.
2. Las tierras propiedad del barrio, las altepetlalli, cuyo cultivo correspondía a todos los miembros del calpulli, y cuyo producto se destinaba a financiar obras de utilidad colectiva, como pagar tributos, atender los gastos de los servicios públicos del barrio y crear un fondo común.

La conquista del Imperio Azteca transformó la vida política, económica, cultural y social; el trabajo dejo de ser libre y voluntario para ser dependiente en forma de esclavitud, propia de la costumbre europea.

Durante el dominio español surgieron diversas instituciones y, con ellas, formas de trabajo, tales como:

• Encomienda. Mediante ella, ante la necesidad de poblar las tierras conquistadas, se otorgó a los conquistadores una extensión de terreno con un cierto número de indios para que les sirvieran a cambio de protección terrenal y espiritual. Sin embargo, la abundancia de mano de obra indígena y su ignorancia permitió que esta institución se convirtiera en un sistema de explotación derivando a formas de trabajo forzoso que más tarde daría lugar a la creación de las Leyes de Indias.
• Repartimiento (fines siglo XVI). Mediante ella se obligaba a los indígenas mayores de 18 años y menores de 60 a prestar sus servicios en la construcción urbana, el trabajo agrícola y las minas a cambio de una retribución que se constataba ante un juez repartidor.
• Jornal o peonaje. A diferencia de lo anterior, las actividades agrícolas, ganaderas y de minería eran realizadas libremente por los hombres –denominados gañanes- que acordaban con los dueños de las tierras –terratenientes- o encargados la forma y el monto de su retribución.
• Obrajes. Era una institución en la que se desarrollaban actividades económicas tendientes a la elaboración de productos, era una especie de empresa en la que además se enseñaban oficios; se contrataba a los trabajadores, en su mayoría indígenas, a través de contratos.
• Talleres y gremios. Con esta organización se transformaban materias primas en productos terminados para su venta mediante el trabajo manual. Había maestros, oficiales y aprendices.

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