Hitler Desde Un Punto De Vista Aleman
Enviado por Brenda_Nieto_F • 13 de Noviembre de 2013 • 2.074 Palabras (9 Páginas) • 561 Visitas
Hitler es un líder indiscutible para la mayoría del pueblo alemán, le creyeron, lo siguieron, murieron por él, este tipo de personas lo calificarían de genio, altruista, magnánimo, bondadoso, auténtico, perseverante, luchador, en fin los calificativos más altos para una persona que vivió, luchó y murió peleando por su nación.
Hitler conservaba, aún en el fondo de aquel abandono, los valores propios de su clase: orden y decoro; le faltaba solo la disciplina que un carácter intolerante y una educación descuidada no le habían podido proporcionar. De esta lucha por salvar la dignidad, al menos ante los propios ojos, habría extraído una visión darwiniana de la vida, a la que concebía como una lucha perpetua en la que triunfa el más fuerte y el más astuto.
Estas terribles experiencias llenaron su vida de odio. Él odiaba a Austria y cruzó la frontera hacia la Alemania que él tanto admiraba.
El odio de Hitler hacia la pobreza, su devoción hacia el legado germano y su odio hacia los judíos se combinaron para formar las raíces de sus doctrinas políticas.
Hitler es una estratega genial, creó un ejército en forma silenciosa, secreta.
Hitler es además un -astuto político-...creó de la nada un partido, se reunió de los mejores o peores hombres de su tiempo, defendió sus ideas, se las "vendió" al pueblo alemán y llegó a dominar la vida política de Alemania, eso para los alemanes merece un reconocimiento por defender ideas, crear partidos y mover pueblos.
Hitler era un hombre de pueblo, plebeyo de pies a cabeza, con ninguna de las características de la superioridad racial que invocaba siempre. La oratoria era el medio esencial de su poderío, no solamente sobre sus oyentes, sino sobre su propio temperamento. Demostró siempre recelos por la discusión y la crítica, incapaz de razonar fríamente, el solo hecho de que fueran puestos en duda sus propias palabras, o los hechos establecidos por él, le sacaba de quicio, no tanto como consecuencia de inferioridad intelectual como porque las palabras e incluso los hechos, eran para él un medio de comunicación racional y de análisis lógico, sino ardides para provocar y manejar la emoción.
Cuando Hitler adoptaba racionalmente un camino a seguir, se vapuleaba a si mismo apasionadamente en forma tal que le permitía aplastar toda oposición y que le proporcionaba la fuerza motriz para imponer su voluntad a los demás.
Los nazis definían a los judíos como una “raza”. Los nazis, quienes consideraban que la religión judía era irrelevante, atribuyeron una amplia variedad de estereotipos negativos sobre los judíos este impulsado por, aquel que consideraban su líder Hitler. Asimismo, atribuyeron el comportamiento “judío a una herencia inalterable, determinada biológicamente, que impulsaba a la “raza judía”, al igual que otras razas, a luchar por la supervivencia por medio de la expansión y a expensas de otras razas.
El concepto ideológico de raza de los nazis, si bien clasificaba a los judíos como el “enemigo” prioritario, también señalaba a otros grupos para la persecución, el encarcelamiento y la aniquilación. Esos grupos comprendían a romaníes (gitanos),discapacitados, polacos, prisioneros de guerra soviéticos y afroalemanes. Los nazis también identificaron como enemigos y como un riesgo para la seguridad a los disidentes políticos, testigos, homosexuales y presuntos antisociales, ya sea porque se oponían conscientemente al régimen nazi o porque algún aspecto de su comportamiento no se ajustaba a las percepciones nazis de las normas sociales.
Buscaban eliminar a los inconformistas nacionales y a las llamadas amenazas raciales a través de una purga perpetua de la sociedad alemana
Los nazis creían que las razas superiores no solo tenían el derecho sino que tenían la obligación de sojuzgar e incluso exterminar a las inferiores. Creían que esta lucha de razas era coherente con las leyes de la naturaleza. Los nazis perseguían una visión estratégica de una raza alemana dominante que controlara a los pueblos sometidos, especialmente a los eslavos y a los llamados asiáticos (nombre con el que se referían a los pueblos de las zonas soviéticas del Asia Central y las poblaciones musulmanas de la región del Cáucaso), a quienes consideraban innatamente inferiores. Con fines propagandísticos, los nazis solían enmarcar a esta visión estratégica en términos de una cruzada para salvar a la civilización occidental de estos bárbaros “orientales” o “asiáticos” y sus líderes y organizadores judíos.
Para Hitler y otros líderes del movimiento nazi, el valor último de un ser humano no yacía en su individualidad, sino en su pertenencia a una colectividad racialmente definida. El objetivo principal de un colectivo racial era garantizar su propia supervivencia. La mayoría de la gente estaría de acuerdo en que los humanos tienen un instinto individual de supervivencia, pero Hitler asumía que había un instinto colectivo de supervivencia centrado en la pertenencia a un grupo, un pueblo o una raza (usando estos términos indistintamente). Para los nazis, este instinto colectivo de supervivencia siempre implicaba salvaguardar la pureza de la “raza” y la lucha por el territorio contra las “razas” competidoras.
Según Hitler y otros, mantener la pureza de la raza era importante porque la mezcla de razas con el tiempo conduciría a la degradación y degeneración de una raza hasta el punto de perder sus características distintivas y, en efecto, perder la capacidad de defenderse efectivamente y así quedar condenada a la extinción. Hitler insistía en que el territorio era vital porque el crecimiento de la población de una raza lo requería. Hitler creía que, sin territorio nuevo para sostener a una población en crecimiento, la raza terminaría estancándose y finalmente desaparecería.
Los nazis también postularon la idea de una jerarquía cualitativa de razas en la que no todas las razas eran iguales. Hitler creía que los alemanes pertenecían a un grupo superior de razas al que llamaba “ario”. Hitler afirmaba que la raza “aria” alemana había sido mejor dotada que las demás y que esa superioridad biológica destinaba a los alemanes a estar al mando de un vasto imperio.
Pero Hitler advertía que sobre la raza “aria” alemana pesaba una amenaza de disolución tanto interna como externa. La amenaza interna estaba oculta en los matrimonios mixtos entre alemanes “arios” y miembros de razas inherentemente inferiores: judíos, romaníes, africanos y eslavos. Se decía que la descendencia
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