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Homosexualidad


Enviado por   •  30 de Abril de 2014  •  2.206 Palabras (9 Páginas)  •  228 Visitas

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Según los psicólogos y sexólogos los niños durante los 5 y 6 años aprenden las conductas hetero y homosexuales, a nivel pregenital que la mayoría de ellas “desaparecen” después. Las segundas, mediante estímulos aversivos o de evitación. Con ésto se transmite al niño, la tradición milenaria de miedo ya sea a las prácticas o a las personas homosexuales.

• La homofobia en los heterosexuales llega a ser tan vigorosa de ordinario que un psiquiatra australiano Mc Conaghy descubrió que los varones heterofílicos experimentaban la contracción del pene a la vista de hombres desnudos que se tocan los genitales. El científico inventó un aparato para medir la contracción y la expansión del órgano viril cuando el sujeto homo o heterosexual presencia en la pantalla cuerpos descubiertos de hombres o mujeres en movimiento. No expansión de aquel a la vista de varones, explica su desinterés Homosexual. Pero su contracción, revela el miedo físico y la fobia hacia el propio sexo, la cual obviamente es aprendida y no espontánea pues no hay razón natural para que el pene se achique a la vista de otro pene. El sujeto se siente amenazado por éste, se llena de terror ante él, por obra del condicionamiento antiHomosexual.

Este condicionamiento ente hacia el propio sexo y la conducta de aversión hacia los homosexuales deberían ir desapareciendo con los años pero no sucede tal cosa debido a la homofobia colectiva. Algunos individuos maduros y menos asustadizos van perdiendo ese miedo pero la mayoría de las personas empeora o conserva su fobia intacta hasta la muerte, sobre todo las personas de cada cultura en este campo, incapaces de liberarse de los prejuicios aprendidos.

• La androcracia masculina (machismo) La andocracia masculina o sea el dominio excesivo de los hombres sobre la mujer divide a la especie en dos clases de seres antagónicos; dominadores y dominados y exige que nadie se salga de la suya, desestimando la que los une “el de seres humanos”. Erróneamente se cree que el Homosexual deja de pertenecer a su sexo y sobre todo que el varón se feminiza y “pierde así la suprema dignidad del varón” al ser penetrado por otro hombre. Esta aparente inferiorización del macho homófilo (lo mismo que la supuesta virilización de la lesbiana) es rechazada por el pensamiento homofóbico con miedo y con ira debido a los prejuicios supermachistas los cuales no toleran la diversidad, la variedad dentro de lo uno y lo otro y pretenden uniformar a todo el mundo de un modo tiránico contrario a la realidad de las cosas a la naturaleza que de suyo es diversificante. Las prácticas homosexuales por sí mismas no virilizan a la mujer ni feminizan al varón.

• Los estereotipos “varonil” y “femenino” . Sería ridículo negar las diferencias entre los dos sexos, pero las de tipo psicológico son en su mayor parte socioculturales e históricas y no biológicas o naturales. Algunas diferencias psicológicas son naturales por supuesto, aunque ciertas feministas radicales, como Evelyn Reed parecen negar aún estas. Elaine Norgan reconoce que en la gran mayoría de los animales y en todos los primates (y el hombre es un primate), los machos son más agresivos que las hembras, y la sociedad animal es regida por aquellos. La hembra del primate, impedida por el feto o por la cría, no podía desarrollar tanta velocidad ni ser tan feroz como el macho. La ternura por sus hijos, más cercanos a ella que al macho, debió de volver a la hembra humana más compasiva y gentil. De estas diferencias derivan algunas otras, pero todas las demás de tipo psicológico, la gran mayoría del total, se fueron formando, exagerando y estereotipando a lo largo de los muchos milenios de patriarcado machista hasta dar origen a los estereotipos dogmáticos que definen lo “varonil” y lo “femenino” como dos polaridades casi absolutas. En la realidad, ningún hombre es 100% “varonil” ni ninguna mujer “femenina”; un levantador de pesas usa lociones perfumadas, y la reina de belleza emite opiniones. En los inicios de la sociedad androcrática, las diferencias psicológicas debieron ser mínimas y máximo el parecido psicológico entre hombres y mujeres.

Sabemos por la historia y la antropología que en muchas sociedades no matriarcales es el varón el que desempeñaba desempeña las labores domésticas. En muchas sociedades, incluso patriarcales, el varón no ocultaba sus emociones, no se avergonzaba del llanto, y usaba larga cabellera que peinaba con gran vanidad. Es en los últimos siglos cuando se ha dado la polarización ideológica total, en virtud de los estereotipos mismos de los prejuicios y si bien en las dos o tres últimas décadas está cediendo en algunos países levemente, todavía es exagerada y deshumanizante.

Los dos estereotipos son injustos con la mujer porque le atribuyen a ésta los peores defectos: cobardía, falta de carácter, deslealtad y hasta inmoralidad, y desde luego torpeza y falta de juicio.

Ninguna de estas condiciones son propias de las mujeres por naturaleza, y aunque algunas de ellas se dan realmente en muchas mujeres, ésto se debe a su gradual inferiorización por el varón, proceso psicológico que empieza desde el primer día de vida. Simone de Beauvoir dice que en los hogares “se fabrican” los femenino y los masculino, y que la “mujer no nace, se hace”. De tanto decírseles a las niñas como deben “ser”, la mayoría de ellas llegan a “ser” como se les enseña. Una mujer que desde la infancia está oyendo que la mujeres son “brutas”, difícilmente puede desarrollar su mente porque está sugestionada (acomplejada) con su propia estupidez. Esta convicción y el confinamiento de la mujer al hogar durante milenios, le impidieron cultivar su inteligencia y sólo en los últimos tiempos se le ha permitido el estudio profesional a la par de hombres, aunque en escala reducida y cediendo siempre al varón las mejores oportunidades y posiciones.

Otro rasgo de lo femenino que es importante destacar es el relativo infantilismo de muchas mujeres en nuestra cultura, o sea el escaso desarrollo intelectual y emocional debido en parte al “lavado cerebral” de la niñez (que las convence de su insignificancia e incapacidad) y en parte a la falta de oportunidades iguales de desarrollo. Tratadas como “animalitos” muchas se vuelven tales, en el sentido de atolondramiento, perplejidad, inmadurez. Aún hoy día, a la mujer no se le permite el pleno desarrollo como persona humana, al interrumpir los estudios tan pronto como resulta la oportunidad de casarse.

Pues bien, de todos estos procesos nacieron los mencionados estereotipos sexuales, tenidos como “naturales”. Se toma por “natural” lo que se produce de una opresión milenaria, una manipulación

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