Impartición de historia.
Enviado por Adrian Gallegos • 6 de Marzo de 2017 • Ensayo • 1.377 Palabras (6 Páginas) • 166 Visitas
En un principio pensé que esta clase sería como cualquier otra clase de historia; monótona, diciendo muchísima información que tendría que memorizar a través de largas lecturas y resúmenes. Con esto y más cosas por el estilo en mente, me dio pereza tener que llevar la materia a pesar de mentalizarme para hacerla lo mejor posible ya que era parte importante de mi plan de estudios.
No pude animarme mucho al respecto.
Para mi grata sorpresa encontré una clase más que agradable, con una dinámica totalmente diferente a la que esperaba. Me fue pareciendo cada vez más deseable. No había que tomar notas, sólo lo hacías si querías hacerlo, cosa que me encantó ya que me veo capaz aprender simplemente escuchando atentamente y de haber tenido que tomar notas sé que habría puesto muchísima menos atención de la que necesitaría. Tampoco había tareas ni trabajos ¡Dios me escuchó! Y hago esta expresión no porque me parezca tedioso o que no me guste (al contrario) sino porque suelo ser olvidadiza con todo lo que representa trabajo fuera de clase, perjudicándome más de lo que me ayudan. Sonaba como una clase encantadora y sobre todo cómoda, pero me tenía con pendiente que fuera a ser una clase algo “valín”. Aunque no proyectaba serlo, estaba a la expectativa.
Una de las cosas que me dio un indicio de cómo llegaría a ser la clase fue la actividad de presentar una definición de arte. Realmente me hizo pensar, incluso llegué a frustrarme un poco por no poder llegar a una respuesta concreta. El discutirlo en clase me resultó bastante entretenido, por lo que pude ver que esto no sería tan monótono como pensé. Hasta ahora no se me dificulta recordar lo que hemos visto gracias a esta dinámica de integración al diálogo.
Por otra parte, llegó la hora de trabajar. Suelo tener mala suerte y lo que pasó en la repartición de temas para exponer me lo recordó: Primer equipo en exponer, La prehistoria y edad de los metales. Por un momento pensé que sería como en otras ocasiones donde el profesor pone a exponer a los alumnos el contenido del programa. Para deleite mío la profesora dice “Pongan sólo el contexto, la parte del arte lame toca a mí, no los voy a poner a hacer mi trabajo” más o menos eso. Nada me gusta en un profesor más que la iniciativa para enseñar.
Hasta ese momento todo pintaba muy bien. La dinámica, el profesor, el ambiente, incluso los temas… Me divierte investigar y lo hice alegremente, ya que el tema era algo completamente diferente a mis investigaciones escolares anteriores (que parecían eternas), siéndome sinceramente interesante.
El día de la presentación se acercaba y estudiaba con tarjetas para no olvidar nada. En voz alta comencé a decirle todo a mi hermano que tuvo la mala suerte de encontrarme practicando. Estaba diciendo entusiasmadamente muchos datos sobre las épocas, cuando de pronto me interrumpe con “¿y para qué te sirve saber eso?”, quedé sin habla y me puse a pensar. Sé que mi hermano se refería a la información del contexto histórico, le contesté lo que se me ocurrió “para tener una referencia de cómo eran las personas de ese tiempo y comprender porqué su arte fue así” algo como eso, pero en realidad me dejó pensando acerca de la importancia de lo que estaba aprendiendo sobre arte. Estuve bastante rato debatiéndome internamente el comentario de mi hermano, mentiría si dijera que no me cayó como un balde de agua fría. Decidí darme una respuesta temporal para calmar mi inquietud: es como cualquier otra historia, sirve para aprender de lo que otros ya han hecho y ahorrarte tiempo de proceso. Ahora sé que va más allá de eso (o al menos así me lo parece). Decidí que el tiempo y las clases me darían una mejor respuesta más adelante. Efectivamente fue así. El valor de la Historia del arte me quedó más claro conforme avanzaron las clases.
Ya que expuse mi contexto y datos curiosos sobre el tema que me tocó, llegó el turno de la profesora para exponer su parte: El arte. Una presentación con muchas imágenes, cada una explicada, agregando detalles, muchos datos interesantes y el que más que una exposición fue una conversación, esto en conjunto realmente me gustó. La dinámica de los temas posteriores fue la misma, y no tuve nada en contra.
En el tema del Arte egipcio, me creé un porqué de tener una clase de historia: Conocer la historia enriquece tu pasión al mostrarte todo el proceso evolutivo de la expresión artística.
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