Independencia De México
Enviado por myjorch • 6 de Junio de 2013 • 2.554 Palabras (11 Páginas) • 306 Visitas
TERCERA UNIDAD, TEMA 1
REORGANIZACION ECONOMICA MUNDIAL, REFORMA, MODERNIZACION Y DESARROLLO SOCIAL.
Las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial se caracterizaron por una relativa buena marcha de la economía mundial, no sólo en términos de renta, empleo e inflación -esta simplificación es un error muy frecuente-, sino también en lo que respecta de la consolidación de un estado benefactor que garantizase una protección de los más débiles contra aquellos aspectos más `'duros'' de la economía de mercado.
Las transformación sectorial de los países desarrollados fue muy notable, disminuyendo el peso de la agricultura en su participación en la producción y aún más en el empleo; mientras que las mejoras en la productividad permitieron un incremento de la aportación en la renta de la industria, a pesar de permanecer su representación sobre la población activa, prácticamente invariable; el sector terciario, sin embargo, fue menos sensible a las mejoras productivas al mismo tiempo que absorbió la mano de obra procedente de la agricultura, aumentando por tanto la participación de aquel sobre el empleo, tanto en términos absolutos, como porcentuales en relación con la población activa considerada en su conjunto.
El sector exterior se caracterizó por la estabilidad cambiaria de las principales divisas a raíz de los acuerdos de Bretton Woods, donde se estableció un sistema de cambios cuasi-fijos, con el dólar estadounidense como moneda de referencia.
Los buenos resultados económicos dieron lugar a que se use el término `'La edad dorada de la economías capitalistas'' para referirnos a este periodo, aunque dados los buenos resultados en términos de crecimiento de la Unión Soviética y de dejando a un lado afirmaciones acerca de su ausencia de libertades políticas y la dudosa viabilidad de su sistema económico podemos referirnos con acierto al periodo en cuestión como `'La edad de oro de la Economía''.
Pero toda esta bonanza económica se quebró de forma radical durante el decenio de los setenta, debido a la ruptura del citado sistema monetario y de la decisión de la OPEP de reducir el suministro de petróleo a Europa Occidental y a EEUU y de elevar su precio como represaría por apoyar a Israel en la Guerra del Yom Kippur.
Además del alza de los precios del petróleo, la inflación derivó también del comportamiento de los salarios, que crecieron a finales de los sesenta y principios de los setenta a un ritmo superior al de la productividad, lo que dio como resultado, la repercusión en los precios de los productos, que a su vez era motivo de nuevas reivindicaciones salariales; dando lugar así, a una espiral precios-salarios, ante el cual, los gobiernos occidentales prefirieron -basándose en los supuestos de la curva de Philips- mantener estable el nivel de empleo a costa de una inflación mayor.
Estos efectos sobre los precios e inestabilidad cambiaria derivada de la ruptura del Patrón Dólar, lógicamente, desincentivaron la inversión; de hecho, en 1974 y 1975, todos los países occidentales registraron tasas negativas de crecimiento en la formación bruta de capital, y en los años restantes fueron tasas de crecimiento más reducidas a las previas a la Crísis. Además a este comportamiento de la inversión, hay que sumarle el hecho de que la inversión se empleó en gran medida en adaptar las empresas para que fuesen menos dependientes del petróleo, en lugar de destinarse a incrementos del producto; por lo que no sólo se redujo la inversión en estos años, sino que se volvió menos productiva.
Posteriormente se produciría una nueva Crísis a finales de los 70 y principios de los ochenta, con un nuevo encarecimiento de los precios del crudo, con motivo de la guerra entre Irán e Irak, conflicto en que Estados Unidos apoyó a Irak mediante créditos para hacer frente al gobierno chiita del Allatolah Jomeini.
La Crisis Económica derivada y su imposibilidad de explicarla mediante la Teoría Económica vigente hasta el momento debido a la imposibilidad de aplicar políticas de demanda para estimular el crecimiento debido a las espectaculares tasas de inflación dieron como resultado que, además de una ruptura del crecimiento económico precedente, pueda considerarse como un fracaso intelectual para la dicha Teoría; de tal modo que en los años siguientes la Teoría Económica se configuraría -en contraste con la existencia previa de sistemas que se consideraban como paradigmas (como lo fue la Teoría Clásica a comienzos del siglo XX o el Keynesianismo en la citada Edad Dorada)-, como un conglomerado de diversas teorías.
Otra característica, a nivel mundial, fue el hecho de que las tasas medias de crecimiento de la producción de los países desarrollados logradas en los años 50 y 60 -y que fueron notablemente altas-, no se han obtenido posteriormente, por lo que podemos decir que en términos generales, el crecimiento se ha ralentizado.
La crisis, como se ha citado previamente, afecto a España también, con peculiaridades eso sí. Dichas peculiaridades se derivan en parte de la herencia dejada por el Régimen Franquista y en parte por la coyuntura política y social que atraviesa España en ese momento histórico, ya que son los años en los que se desarrolla la Transición hacia la Democracia.
Se puede dividir el periodo de estudio en diversos periodos, así, los primeros años setenta, hasta el 73' aproximadamente, son de fuerte crecimiento para la Economía Española, aunque ya comienzan a darse signos de cambio, tanto internos (como los signos de agotamiento del gap tecnológico con los países de Europa Occidental y EEUU), como en la coyuntura externa (como es el caso del fin del Patrón Dólar-Oro); esta situación no haría más que estallar ante la decisión de los países de la OPEP de, primero, reducir la producción de petróleo -medida que desecharan bien pronto, pues comprobaron que ellos mismos salían perjudicados- y, el incremento del precio del barril -esta fue la medida por la que apostaron definitivamente como instrumento punitivo-.
Posteriormente, durante el periodo de mediados de los setenta, se adoptaron una serie de medidas para paliar los efectos de la Crisis -medidas que serán detalladas más adelante, aunque podemos concluir, a modo de resumen, que fueron medidas excesivamente tímidas y que no constituyeron alternativas validas para sacar adelante al país de su malestar económico. La situación por tanto, se hacía insostenible, a lo que hay que sumar la dificultad del entorno político consistente en una transición democrática, con lo que si malestares tales como la inflación de dos dígitos era difícilmente aceptable por la mayoría de los españoles, medidas de política económica tales como la contención
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