Independencia Texas
lubale3 de Diciembre de 2014
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La guerra de la Independencia de Texas (o Revolución de Texas) tuvo lugar entre el 2 de octubre de 1835 y el 21 de abril de 1836. Las partes en conflicto fueron México y la provincia de Texas, perteneciente al Estado de Coahuila y Texas. Los problemas entre el Gobierno Mexicano y los colonos anglosajones en Texas comenzaron con la promulgación de la constitución centralista de 1835, conocida como las Siete Leyes. Esta nueva legislación, promulgada por el Presidente de México Antonio López de Santa Anna, dejaba sin efecto la antigua constitución federal de 1824. Poco tiempo después, surgieron pronunciamientos en varias regiones de la otra República Federal. La guerra comenzó en Texas, el 2 de octubre de 1835, con la batalla de González; rápidamente, las fuerzas texanas tomaron La Bahía y San Antonio Béjar (la actual ciudad de San Antonio), aunque pocos meses después serían derrotados. Después de algunas victorias mexicanas la guerra terminó inesperadamente con la batalla de San Jacinto, a más de trescientos kilómetros de la actual ciudad de San Antonio. En ese lugar, el general Samuel Houston condujo a los rebeldes texanos y voluntarios estadounidenses a la victoria sobre una parte del ejército mexicano al mando de Santa Anna; el General fue capturado tras la batalla. Tras la conclusión de la guerra, se formalizó la república de Texas. Los Estados Unidos se anexionaron Texas en 1845, y las reclamaciones de ambas partes no quedarían finiquitadas hasta la intervención estadounidense de 1846-1848. El pánico de 1819 sumió a los Estados Unidos en una grave depresión económica. Un hombre de negocios, llamado Moses Austin, perdió su liderazgo en los negocios de manufactura durante esta época. Después de un viaje a Texas, diseñó un proyecto para atraer colonos estadounidenses a la región, hecho que ayudaría a la Corona Española a desarrollar el área, y lo ayudaría a dar un gran salto en su carrera como negociante. En 1820 solicitó una concesión española para asentar trescientas familias anglosajonas en el territorio texano. Su hijo, Stephen F. Austin, le ayudó a conseguir gente dispuesta a tal aventura. Al final de 1820, Moises Austin recibió la concesión del gobierno virreinal, pero murió en junio del año siguiente. Stephen F. Austin heredó la concesión otorgada a su padre e inició formalmente la colonización. Debido a la crisis económica en los Estados Unidos, no tuvo ningún problema en encontrar las trescientas familias estipuladas en el convenio. Los planes de Austin para la colonización fueron diseñados de acuerdo con las leyes vigentes en México en esa época. La declaración de independencia por el cura Miguel Hidalgo y Costilla, en 1810, dio inicio a once años de guerra. Parecía que el triunfo final sería para el bando español, hasta que en 1821 algunos generales criollos, entre ellos, Agustín de Iturbide y Santa Anna, sellaron una alianza con los insurgentes mexicanos, hecho que determina el fin de la guerra de independencia, con la victoria de los mexicanos. En diciembre de 1821, los colonos de Stephen Austin llegaron por tierra y mar a las inmediaciones de San Felipe. Para mala suerte de Austin, el nuevo gobierno mexicano no reconoció el acuerdo de la Corona Española. Entonces, viajó Stephen a la Ciudad de México, y tras una labor de tres años, la concesión española fue aceptada gradualmente por el Gobierno de la República. A lo largo de este período, Austin aprendió a hablar español y se hizo amigo muy cercano del insurgente mexicano José Antonio Navarro. En los años subsiguientes, trabajaron juntos para llevar más colonos a Texas. Según los términos del acuerdo, todos los colonos debían convertirse al catolicismo, mostrar solvencia moral, convertirse en ciudadanos mexicanos y cambiar sus nombres ingleses por sus correspondientes hispanos. Cada uno sería dotado con cerca de 4 mil acres (16 km²) de tierra. Los colonos sajones se autodenominaban texians, y los latinos, texanos. La colonia floreció y por 1829 tenía una población de 18 mil personas. El propio Navarro se convirtió en propietario de más de 25 mil acres (101 km²) de tierra hacia 1830. En 1822, Agustín de Iturbide fue proclamado por el Congreso como emperador de México y un año más tarde, por fin aprobó la concesión a Austin para colonizar Texas. Según los lineamientos del Plan de Iguala, la esclavitud quedó formalmente abolida en el territorio mexicano, pero ello no impidió que fuera una práctica generalizada en el país. El régimen de Iturbide era muy inestable, y en el mismo año de 1823, fue interrumpido por la rebelión del Plan de Casa Mata, encabezada por Guadalupe Victoria y Antonio López de Santa Anna. El plan contemplaba la destitución del emperador y el establecimiento de una República. Iturbide abdicó, y fue condenado al exilio. Un año más tarde fue fusilado al ser capturado en su intento de regresar a México. A causa de los cambios en el gobierno mexicano, Austin debió reiniciar las negociaciones con la República para mantener vigente el acuerdo. México se convirtió en república federal bajo la Constitución de 1824. Texas formaba parte del estado de Coahuila y Texas. Los límites del territorio texano eran considerablemente diferentes de los actuales. La frontera sur estaba definida por el río Nueces, cerca de la ciudad de Corpus Christi. Al sur de esta frontera quedaba el Nuevo Santander (Estado de Tamaulipas). El límite occidental de la provincia se ubicaba a unos 320 km de San Antonio Béjar, donde comenzaba el Estado de Chihuahua. Una franja de unos 300 km de ancho conectaba el territorio de Coahuila con Texas. Austin había adquirido tres nuevas concesiones de la República, para establecer a novecientas familias más en 1825, 1827 y 1828 bajo la nueva figura del sistema de inmigración de empresarios. Como tal, Austin tenía el derecho de llevar a Texas nuevos colonos y gobernar sobre ellos cuando se hubieren establecido. Otras figuras se convirtieron en empresarios, como Lorenzo de Zavala, Haden Edwards, y el filibustero Ben Milam. Además de la colonización legal, muchos inmigrantes ilegales llegaron desde Estados Unidos y se mezclaron con los colonos. Hacia 1826, el empresario Haden Edwards había entrado en graves reclamaciones de tierra con varios colonos. Esto desencadenó una disputa final que terminó en una gran pérdida financiera para Edwards. Esto lo llevó a instigar una insurrección menor en Nacogdoches. Ahí proclamó la independencia de la región, que el llamó República de Fredonia. Austin, al frente de la milicia texana, y el regimiento mexicano de Mateo Ahumada, marchó hacia Nacogdoches. Edwards y sus seguidores se rindieron a sus oponentes, sin haber disparado una sola bala. En 1827, el Presidente de los Estados Unidos John Quincy Adams ofreció a México un millón de dólares por la venta de Texas, oferta que fue rechazada por la república. Dos años después, Andrew Jackson intentó nuevamente y elevó la oferta a 5 millones de dólares, que nuevamente fue rechazada. Por la misma época, España intentaba reconquistar su antigua colonia. Las tropas republicanas, al mando de Santa Anna, rápidamente vencieron a la expedición española en Tampico, hecho que lo convirtió en héroe nacional. En 1830, México estaba alarmado por la cantidad de inmigrantes ilegales que cruzaban la frontera con Estados Unidos para internarse en su territorio. Tras la reciente insurrección en Fredonia, y con los Estados Unidos haciendo explícitas sus intenciones de incorporar Texas a su territorio, el gobierno de la República estaba interesado en saber quiénes entraban en su territorio. Por lo tanto, el 6 de abril de ese año fue aprobada una ley que cancelaba el establecimiento de nuevas colonias o el poblamiento de los ya existentes, aprobados por las concesiones donadas a los empresarios. El decreto habilitó el cobro de impuestos, el establecimiento de presidios militares en el territorio, y pretendió poner fin a la inmigración legal a Texas. Austin intentó negociar los términos de la legislación con el gobierno mexicano, pero al mismo tiempo tomó sus previsiones militares para ejercer coacción, como las insurrecciones de Anáhuac. Había un gran descontento de los texanos hacia el gobierno de la república. Por ejemplo, estaban inconformes con el hecho de que muchos soldados destacados en la provincia fueran criminales convictos que habían elegido, antes que la prisión, servir en el ejército. También estaban en desacuerdo con la localización de la capital coahuilense, la cuál se trasladaba de Saltillo a Monclova, localidades muy al sur, a 800 kilómetros del límite sur de la provincia texana. Por lo tanto tenían intenciones de separar Texas de Coahuila (aunque no como un Estado independiente de México). Aunque se debe aclarar que la mayoría de los "colonos" texanos eran especuladores de terrenos e inmigrantes ilegales que habían cruzado la frontera sin la autorización de las autoridades y tenían antecedentes criminales en los Estados Unidos de Norteamérica. Los texanos suponían que tener una capital cercana podría ayudarlos a controlar la corrupción en el sistema político, y facilitaría los asuntos del gobierno. Algunos colonos estaban acostumbrados a ciertos derechos de los cuales gozaban en Estados Unidos, y que no existían en México. Por ejemplo, el gobierno mexicano no garantizaba la libertad de culto, antes más bien, obligaba a los colonos a convertirse al catolicismo. Sin embargo al momento de ingresar a México, el contrato de concesión de tierras establecía como requisito principal, el profesar la religión católica, y los acuerdos hechos por Austin se hicieron primero con la Corona Española, la cual tenía establecido un sistema centralista de Gobierno en el Virreinato, por lo que es muy posible que la causa por la que querían
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