Indigenas

En este cuento, el español aparece con un enorme deseo de riqueza, ambición por el poder y el oro, sólo le interesa hacer lo posible por conseguirlo y ser dueño de las tierras incas.

El indio se presenta fiel a su pueblo, su cultura y sus dioses. Dedicado totalmente a su profesión: contador y tesorero de su pueblo (Quipucamayoc). Se muestra en una posición en la que tratará, de cualquier manera, de defender lo suyo, aunque tenga que hacerse pasar por traidor.

El encuentro se produce entre ambos cuando el español decide descifrar el lenguaje de los incas para poder obtener información de lo que está buscando. El indígena no le brinda todos los datos, no quiere delatar los misterios y la riqueza de su pueblo, sólo expresa algunas palabras que el español no logra comprender, ya que no maneja su idioma. Al no entender lo que le quiere decir, el europeo se enfurece, llenándose de ira.

Al no tener las respuestas que necesita, el conquistador acude a otro método: cambia su actitud frente al indígena, se humilla ante él y le suplica. El indio simula obedecer al europeo, se hace pasar como esclavo y guía de él, es por un momento un traidor de su pueblo. Aunque el extranjero no se imagina ni sospecha que esa actitud del aborigen es sólo una trampa que le está tendiendo, un engaño.

El contador inca empieza a mostrarle una supuesta “realidad” al español, tan perfecta y placentera para él, que comienza a alucinar. Cree totalmente en todo lo que el indio le dice, puede ver todo lo que le está describiendo. Quiere quedarse en esa “realidad”. Embriagado en su propia soberbia y ambición, comienza a entrar en un estado en que se “enceguece” al sentirse tan poderoso, dueño de esas tierras y de toda la riqueza que abunda en ellas. Cuando llega al punto culmine de ese estado, cae en un vacío… un vacío que creó con su avaricia y ambición. La búsqueda inalcanzable del oro, una utopía que en ese momento le parece tan cercana, tan al alcance de su mano, que no lo deja ver el verdadero precipicio al que se está dirigiendo. En ese momento cae, lo único que consiguió es su propia destrucción, muere.

Finalmente, el inca logró con éxito lo que había planeado.

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