Inseguridad alimentaria en Centroamérica, frente a la globalización económica..
Pablo JimenezInforme29 de Mayo de 2016
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La inseguridad alimentaria en Centroamérica, frente a la globalización económica.
La inseguridad alimentaria
Una definición la encontramos en El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo, 2000; conocido por sus siglas en inglés como SOFI:
“Situación que se da cuando las personas carecen de un acceso seguro a una cantidad suficiente de alimentos inocuos y nutritivos para un crecimiento y desarrollo normales y una vida activa y sana. Puede deberse a la no disponibilidad de alimentos, el insuficiente poder adquisitivo, la distribución inapropiada o el uso inadecuado de los alimentos en el hogar. La inseguridad alimentaria, las malas condiciones de la salud y el saneamiento, y las prácticas de atención y alimentación inapropiadas son las principales causas de un estado nutricional deficiente. La inseguridad alimentaria puede ser crónica, estacional o transitoria”[1]
Asimismo se han considerado cuatro formas en las que el problema alimentario se ha hecho evidente. Dos se refieren a la disponibilidad agregada u oferta interna, y otras dos a los problemas de acceso familiar o individual. “Más allá de sus obvias interrelaciones, obedecen a causas distintas y suponen, por lo tanto, políticas diferentes para su superación.”[2]
En cuanto a las dos primeras, se caracterizan como coyunturales, es decir, algo que no es permanente sino cambiante, pero es decisivo en el periodo que se encuentre y aunque “la globalización no conlleva la homogenización ni un desarrollo uniforme”[3], estos problemas coyunturales se dan cuando “hay brechas cíclicas entre los niveles de producción y oferta o ambos y los de demanda agregada”[4] Pueden ser causa de factores climáticos, situaciones dentro de cada país, como huelgas, alzas de precios, etc. Y las otras dos manifestaciones son problemas estructurales, o para entenderlo mejor, de larga duración. Reflejan una gran diferencia “entre las necesidades básicas de una familia y los ingresos disponibles para una alimentación.”[5] Lo cual puede ser causado, por un alza en el precio de los alimentos pero el de los salarios no aumentan, desempleo, abandono del jefe de hogar, problemas de salud, etc.
Cambios en los hábitos alimentarios
Para Taylor (2001) es evidente que las localidades no están desapareciendo, sino que se mantienen en un proceso de constante cambio y aunque las creencias y las tradiciones, son elementos muy importantes de un país, siendo los hábitos alimentarios de las poblaciones una expresión de estos elementos, a lo largo del tiempo llegan a sufrir variaciones cambiando los hábitos alimentarios.
No podemos desligar de estos cambios en los hábitos al medio geográfico y a la disponibilidad alimentaria. Por ejemplo, en la región Centroamericana vamos a encontrar que los países tienen en común sus características geográficas, la publicidad, preferencias alimentaria, la educación nutricional, tradiciones, creencias religiosas, la política, entre muchas más.
Los hábitos alimentarios en esta región están lejos de ser los más necesarios para alcanzar para una alimentación sana. Mucho de esto se debe a la falta de conocimiento que se tiene sobre el valor nutritivo de los alimentos y su contaminación, además las preferencias alimentarias de la comida “chatarra”, entre otras cosas.
Producto de la globalización y urbanización los hábitos alimentarios de las poblaciones han ido variando a través del tiempo. Los cambios se han observado en aquellos grupos de nivel socioeconómico medio y alto con la incorporación de alimentos con mayor nivel de procesamiento, más elaborados y refinados, mientras que los grupos más pobres continúan con una alimentación más tradicional basada fundamentalmente en los alimentos históricamente utilizados, añadiéndose actualmente la llamada comida “chatarra”.[6]
“Hace ya tiempo que, debido al creciente desarrollo de los intercambios comerciales transnacionales, el consumo alimentario ha dejado de estar mayoritariamente limitado a los cultivos propios de cada país o territorio local. La globalización socioeconómica ha conllevado una paulatina deslocalización y desestacionalización de las dietas, y a la vez a la extensión de hábitos de consumo cada vez más parecidos a escala planetaria.”[7]
El concepto de soberanía alimentaria, que fue desarrollado por Vía Campesina y situado en el debate público con ocasión de la Cumbre Mundial de la Alimentación celebrada en 1996, trata de ofrecer una alternativa a las políticas neoliberales de globalización. La esencia de la soberanía alimentaria, según Vía Campesina, sería priorizar la producción autóctona y la protección de los productores locales frente a las políticas de exportación y de apertura comercial características del neoliberalismo[8]
Hoy en día tenemos que el problema básico no es ya obtener alimentos suficientes para garantizar la nutrición de la población existente, sino asegurar su equilibrada producción y distribución por todo el mundo.
“En este contexto, de habitual superproducción de las agriculturas de los países avanzados, la persistencia de preocupantes muestras de desnutrición y de hambrunas reiteradas, sufridas por una considerable parte de la población mundial, evidencian que la seguridad alimentaria no depende sólo de la suficiencia de alimentos, sino también, muy especialmente, de las posibilidades que ofrecen las estructuras socioeconómicas y políticas en lo relativo a asegurar el acceso a los alimentos para la generalidad de la población que las integra.”[9]
Comercio y seguridad alimentaria
Para Taylor (2001) en la sociedad capitalista avanzada se puede interpretar que los procesos de producción y reproducción se relacionan con escalas de funcionamiento distintas, por un lado la producción se organiza a una escala nacional e internacional, en tanto que la reproducción de la fuerza de trabajo sigue siendo un fenómeno urbano[10], sin embargo ambas escalas de funcionamiento están estrechamente ligadas, en este caso, en la escala global el comercio internacional ha facilitado en gran parte el acceso a suministros mejores y más baratos. Por eso se ha considerado que en la medida que este favorezca ampliamente al crecimiento económico de un país, y ofrezca la mayor participación en los mercados mundiales puede contribuir a mejorar la seguridad alimentaria en los hogares.
Sin embargo, esta apertura comercial internacional tiene sus altos costos. Por ejemplo, cuando las economías nacionales abren sus mercados a nivel internacional y a la competencia extranjera, los pequeños agricultores se verán afectados negativamente, viendo limitadas sus posibilidades de sobrevivir y desarrollarse. Por eso el impacto en la producción es devastador,
“Es muy difícil para los productores de los alimentos básicos en los países centroamericanos competir con productos importados cuyo precio refleja, en parte, grandes subsidios gubernamentales. Es decir, el ajuste pone a competir, a campesinos y productores provenientes de distintas regiones del mundo que poseen recursos iniciales que son extremadamente desiguales. Adicionalmente la realidad señala que los gobiernos centroamericanos, no le están ofreciendo alternativas a aquellos agricultores que se dedican a actividades agropecuarias no rentables.”[11]
Como consecuencia de esto, podemos mencionar que el desempleo puede aumentar, algunos sectores productivos de la agricultura pueden experimentar un retroceso, y el sistema alimentario puede volverse cada vez más concentrado, dejando fuera a los pequeños agricultores y empresas. Además se ha evidenciado que el comercio agrícola puede poner en peligro la seguridad alimentaria en los países en desarrollo. [12]
En el caso de Guatemala, la producción agrícola desde hace unas décadas atrás ha ido variando hacia un modelo de exportación de alimentos. Así tenemos que, cultivos como el maíz y el frijol que son tradicionales, han ido siendo desplazados por otros no tradicionales, orientados a la comercialización de los mismos cultivos en los mercados internacionales. “Este fenómeno afecta a la seguridad alimentaria del país en el sentido de que se produce para el exterior, con los problemas de acceso a los alimentos que esto puede conllevar.”[13]
Las políticas del modelo neoliberal, en el que estamos inmersos, han con llevado a que los países de esta región que hemos estado estudiando, estén desarrollando una agricultura sobre todo para la exportación, mientras que tienen que importar para su consumo considerables cantidades de alimentos básicos para su dieta cotidiana. Como consecuencia, esos países sufren una progresiva reducción de su soberanía alimentaria (concepto definido ya anteriormente) ya que el abastecimiento alimentario de sus poblaciones está cada vez más en manos de una serie de empresas transnacionales fuera de su control.
En el siguiente gráfico tomado de la FAO, observamos que,[pic 1]
“Como resultado, pese a gastar más del 25 por ciento de sus ingresos de exportación en la importación de alimentos, los países con inseguridad alimentaria dependen en mayor medida de los alimentos cultivados en el país. Aquellos países donde más del 15 por ciento de la población pasa hambre importan menos del 10 por ciento de sus alimentos, frente a más del 25 por ciento en los países con mayor seguridad alimentaria. Su relativo aislamiento del mercado internacional parece constituir más bien un motivo de vulnerabilidad que de autosuficiencia.”[14]
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