JOSEFA ORTIZ DE DOMÍNGUEZ

Yo Doña Josefa Ortiz de Domínguez, también conocida como la corregidora de Querétaro, nací un 19 de abril de 1773, en mi hermoso Valladolid, donde ya me estaban esperando mis padres Juan José Ortiz y María Manuela Girón, donde en conjunto con mi hermana mayor María Sotero Ortiz, formamos una linda familia.

Lamentablemente cuando yo aún era una niña, mi padre el capitán del regimiento de los morados falleció en acción de guerra, y mi madre lo siguió tiempo después, quedando a si solo con el apoyo de mi hermana mayor María Sotero Ortiz, la cual me ayudo para poder ingresar al prestigiado colegio de las Vizcaínas en la Ciudad de México.

Durante los años que permanecí en el colegio aprendió a leer, escribir y nociones básicas de matemáticas, además aprendí a bordar, coser y cocinar.

En el año 1791 contraje matrimonio con Miguel Domínguez, el cual estaba trabajando en la secretaria de la Real Hacienda y en la oficialía del virreinato de Nueva España. Gracias a sus buenas relaciones con el virrey Félix Berenguer de Marquina, mi esposo Miguel Domínguez, fue nombrado Corregidor de Querétaro en el año 1802. Durante estos primeros años de matrimonio, me hice cargo de labores domésticos y de la crianza y educación de los dos hijos de mi esposo, puesto que mi esposo Miguel era viudo cuando contrajimos matrimonio. Mi vida a su lado como cualquier pareja tuvimos algunas diferencias pero fuimos muy felices él y yo y nuestros doce hijos.

Empecé a ver la vida injusta y las condiciones de vida injusta de los indios Mexicanos, y dedique todos mis recursos y esfuerzos para que reconocieran los derechos de los indígenas y además aproveche mi posición, como mujer del corregidor, para llevar a cabo numerosas obras de caridad.

Tras los primeros momentos de confusión en el país, cada vez se hizo más claro para muchos, la necesidad de construir en México un Estado en el que imperaran los valores democráticos. Esto influyó notablemente en mi matrimonio, abriendo las puertas de mi casa a unas hipotéticas reuniones literarias, aunque en realidad formábamos reuniones de carácter político, donde en ellas se tomaban decisiones para iniciar el movimiento revolucionario en la zona, donde tiempo después lo bautizaron como la conspiración de Querétaro.

A estas reuniones acudieron algunos grandes revolucionarios de la independencia mexicana, como es el caso de los capitanes Arias, Aldama e Ignacio Allende, el cual fue pretendiente de una de mis hijas.

El 13 de septiembre de 1810 se le informo a mi Esposo el corregidor Domínguez que interviniera en el problema que estaba surgiendo en Querétaro, pues que se informó se descubrieron nuestra conspiración en Querétaro para proclamar la independencia de México.

Mi esposo aunque no participaba directamente en nuestras reuniones, apoyaba firme mente a nuestra causa, al darse cuenta que había sido descubierto nuestro plan, tomo la decisión de encerrarme en mi habitación para así no correr ningún riesgo, pero yo no me podía quedar así, sin darle parte a los demás que nuestro plan había sido descubierto. Pero decidí intervenir y avisar a los revolucionarios, por este motivo se me ocurrió la idea de formar una nota con letras impresas sacadas de periódicos, para así evitar que reconocieran mi letra, la

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