Juan Bimba Andrés Eloy Blanco y Juan Bimba

Andrés Eloy Blanco y Juan Bimba

Andrés Eloy Blanco escribe uno de sus poemas más celebrados y que dará forma de alguna manera al ser y sentir del venezolano, lo que ahora llamaríamos el venezolano de a pie. Es muy difícil situar al Poeta Andrés Eloy blanco en  una categoría del pensamiento, pero sin duda alguna reflejó el espíritu de la época. No lo hizo desde la comodidad de quien no se inmiscuye en los asuntos públicos, sino sumergiéndose en la psiquis colectiva, para comprender al pueblo se hizo pueblo. Su ideología política obedece más al servicio de ese pueblo, al que siempre comunica sus poemas, más que a una ideología política europea de aquellos momentos. El mundo luego de la primera guerra mundial quedó devastado y se encaminaba a una segunda gran tragedia, en este tránsito, los “ismos” se acentuaron dividiendo a los hombres en frentes irreconciliables. Para Andrés Eloy habrá un solo frente, el de la libertad, y es de ahí donde escribe, desde la resistencia y no de la complacencia.

Preso y torturado en numerosas oportunidades por ser abierto crítico a Gómez, curtiéndose de la cultura carcelaria que pretendía quebrar el espíritu libertario, aquellas horas de oscuridad brindaron las palabras correctas para el hombre del pueblo. Es ahí donde entiende quien es Venezuela, de donde viene, donde está y hacia donde va. Juan Bimba se presenta entonces como un ensayo sociológico descrito a través de su poesía, para que el pueblo se vea a sí mismo.

Juan Bimba

Es el hombre del pueblo de Venezuela

Se llama Pedro Ruiz

Juan Álvarez,

Natividad Rojas,

Pero se llama Juan Bimba.

Andrés Eloy Blanco, presenta al pueblo, al venezolano, al hombre sencillo. Este criollismo presente complementa su descripción real, alejando por completo a la burguesía naciente bajo el calor dictatorial de Gómez. Juan Bimba es el campesino olvidado en las llanuras, y que solo es recordado en tiempo de guerra, para que muera en ella por los vicios de sus dominadores. Juan Bimba describe toda una larga tradición de revoluciones, de distintos nombres y distintos colores pero con un solo deber, el poder. Aquí no hay modernismo que edulcore la realidad, la sencillez del venezolano, dejado a su suerte viste alpargatas y liqui liqui, porque fueron estas vestimentas las que lucharon por la independencia. Pensar en estos símbolos es sembrar el nacionalismo en el pueblo venezolano

“Tenía veinte caballos;

La Revolución le llevó diez;

Para perseguirla,

El Gobierno se llevó los otros diez;

Y cuando no tuvo nada

Se lo llevaron a él.”

No solo es víctima del poder oficial (la dictadura) sino también presa de los engaños de la revoluciones, que le dejan sin tierra, sin casa y sin ganado. Así vive el venezolano, su naturaleza es el despojo, primero del español conquistador y luego del tiranuelo criollo. El venezolano no sabe ser demócrata porque es igualitario, así Andrés Eloy acerca la socialdemocracia a Venezuela. El poeta, ya funcionario en tiempos de López Contreras funge sus ideas políticas más maduras, y con el pasar del tiempo y la experiencia se aleja del comunismo y las revoluciones violentas, para optar por el camino pacífico, de la educación, de la participación del pueblo. Juan Bimba quien “se ríe con permiso del gobierno” debe aprender a vivir en democracia social, que aprenda a elegir su futuro sin la amenaza de las balas, y que sobre todo deje de “Pelear por un hombre a quien no ha visto nunca”, refiriéndose al decadente caudillismo, abanderado de todas las revoluciones.

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