Justicia y equidad como principio rector del Estado-nación

Laura Ricaurte Azcuénaga                                                                                 Abril 15/ 2015

¿Hay libertad de elegir?

Justicia y equidad como principio rector del Estado-nación

La era contemporánea se ha visto enmarcada por un contexto gobernado por el inminente auge tecnológico, el cual ha favorecido la evolución de infinitas vías de comunicación entre las diferentes naciones que componen el globo. Así, las estructuras y los cimientos del comercio internacional se han fortalecido a razón de la permanente conectividad entre países vecinos. De esta manera, la globalización se ha convertido en el principal motor de las relaciones diplomáticas, políticas y económicas entre territorios, difuminando las fronteras geográficas para fomentar el intercambio cultural e ideológico entre patrias forasteras. Aquel auge globalizador también se ha visto ahondado por el inquietante empoderamiento capitalista dispuesto a la acumulación de los recursos, el cual impera en la actualidad convirtiéndose en el principal régimen económico.

A pesar de que dicho apogeo del capitalismo ha avivado el crecimiento económico en muchas naciones de América Latina, la realidad suscita que en muchas ocasiones las proporciones existentes entre este indicador y aquel que describe el desarrollo humano no son equidistantes, manteniendo un serio desequilibrio entre el crecimiento de la economía nacional y el mejoramiento de la calidad de vida de todas las masas poblacionales. El objetivo del este ensayo es demostrar que el capitalismo puede no desencadenar en un mayor bienestar para todos los ciudadanos en una nación debido a la carencia de una distribución equitativa del ingreso. Por tal motivo, resulta primordial que los Estados promuevan políticas para la satisfacción de las necesidades básicas de toda su población y no exclusivamente la de las masas dominantes.

El capitalismo comprende un régimen económico en el cual se exige la acumulación del capital humano y financiero, a fin de extender el ingreso por medio de la maximización de la productividad a través de la implementación de métodos y recursos tecnológicos. Esta medida implica la explotación de la propiedad privada subordinada a fines mercantiles (Stiglitz, 2002). Este proceso embrolla la privatización de las empresas, en donde los particulares administran una serie de actividades económicas para el beneficio individual. A pesar de que de esta manera se fomenta la creación de empleos y el crecimiento económico a través de la inversión, aquello no siempre va de la mano con una mejor calidad de vida para todos los habitantes. Lo anterior debe su causa a la falta de una distribución equitativa de los recursos en una sociedad capitalista en donde se tienden a forjar dos clases sociales principales: los dominantes y los subordinados.

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