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Juventud: Filosofía, política y aconfesionalismo.


Enviado por   •  16 de Julio de 2014  •  Ensayo  •  1.179 Palabras (5 Páginas)  •  236 Visitas

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Juventud: Filosofía, política y aconfesionalismo.

Este ejercicio literario partirá de dos ópticas de lectura o interpretación de la realidad salvadoreña. La primera es ver cómo los hacedores de estas aristas o dimensiones de objetividad: filósofos, políticos y religiosos perciben / describen a la juventud; la segunda cómo las y los jóvenes ven a estas disciplinas desde sus sistemas de ideas, conceptos y representaciones de materialidad que les circunda.

El concepto de juventud, un término que deriva del vocablo latino iuventus, permite identificar al periodo que se ubica entre la infancia y la adultez. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha definido a la juventud como la etapa que comienza a los 15 y se prolonga hasta los 25 años de vida de todo ser humano, aunque no existen límites precisos al respecto. Las mayores expectativas de vida hacen que, en ciertos aspectos, personas de 40 años sean consideradas como jóvenes o adultos jóvenes.

Sócrates, cuya madre era matrona o partera, utilizó la mayéutica como método para preguntar. En los diferentes relatos sobre la vida y obra sistematizados por Platón (Sócrates al igual que Jesús el Cristo no escribieron nada), éste último (Platón) revela el protagonismo de los jóvenes en sus diferentes diálogos¬¬¬. Tras la derrota de Atenas a manos de Esparta, Sócrates –a quien lo relacionaban con Alcibíades, vencedor de Atenas- fue juzgado y acusado de “no honrar a los dioses que la ciudad honra, de proclamar otros, y de corromper a la juventud…” y condenado a beber la cicuta. Para Aristóteles el joven era visto como un ser inexperto y poco apto para aprender, susceptible a las pasiones, cambiante y poco serio. Friedrich Nietzsche concebía la juventud como el futuro y la posibilidad de cambiar. Ludwig Wittgenstein se refería a la filosofía como una disciplina que deforma a la juventud. Para nuestra sociedad la juventud es un problema de “viejos”.

Los políticos ven en los jóvenes un caudal de energía que se traduce en “el motor de la maquinaria electorera y proselitista”. En otras palabras, para la clase política de este país -indistintamente del partido- la juventud es vista únicamente para fines utilitarios: no son considerados como parte del pueblo sino como masa, a la que pueden manipular. Al respecto José Ortega y Gasset, filósofo español del siglo pasado, aborda diversos fenómenos sociales en su libro “La revolución de las masa”; en éste aborda la llegada de las masas al pleno poderío social, las aglomeraciones de gente, la efervescencia que esto conlleva y a partir de estos hechos, analiza y describe la idea de lo que llama hombre-masa; para nuestro caso: juventud-masa.

Para los líderes religiosos (sean estos sacerdotes o pastores) los jóvenes –por su naturaleza- pertenecen al grupo de edad más difícil de retener en el “redil”. Bertrand Russell sostiene en su texto: “Por qué no soy cristiano” que la religión y la pertenencia a un grupo religioso tiene más una inclinación de tradición más que de convicción.

Respecto a esto último y por estar abordando un tema muy delicado, posiblemente algunos/as lectores –por no decirlo muchos/as- paren de leer el presente artículo. Aclaro que no nos estamos refiriendo al ateísmo que es una cuestión diferente al aconfesionalismo. Por ateísmo se entiende aquella doctrina u opinión que niega la existencia de Dios, propia generalmente del materialismo y el mecanicismo. En el sentido más amplio, el ateísmo es una actitud existencial que no reconoce el valor de Dios. El aconfesionalismo es la no aceptación, no inclinación, no profesión o no pertenencia a sectas o doctrinas religiosas. Muchos países del mundo, el caso de Holanda, estiman que su población no profesa

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