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Kazador De Miçrobios


Enviado por   •  13 de Noviembre de 2012  •  1.622 Palabras (7 Páginas)  •  472 Visitas

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Nombre del alumno : Sanchez Robles Elizabeth

Nombre de la Profesora : Josefina Estela Hernandez Bernal

Materia : Microbiologia Y Parasitologia

Nombre del Trabajo : Reporte del Lectura del libro de Cazadores de

Microbios

Autor : Paul de Kruif

Nombre de la Escuela : Escuela de Enfermeria San Jose

INDICE

CAPITULO I : ANTHONY LEEUWENHOEK

CAPITULO II : LAZZARO SPALLANZANI

CAPITULO III : LOUIS PASTEUR

CAPITULO IV : ROBERTO KOCH

CAPITULO V : PASTEUR Y EL PERRO RABIOSO

CAPITULO VI : ROUX Y BERING

CAPITULO VII : ELIAS METCHNIKOFF

CAPITULO VIII : THEOBALD SMITH

CAPITULO IX : DAVID BRUCE

CAPITULO X : ROSS CONTRA GRASSI

CAPITULO XI : WALTER REED

CAPITULO XII : PABLO EHRLICH

CAPITULO I

ANTONY LEEUWENHOEK

EL PRIMER CAZADOR DE MICROBIOS

Hace doscientos cincuenta años que un hombre humilde, llamado Leeuwenhoek,

se asomó por vez primera a un mundo nuevo y misterioso poblado por millares de

diferentes especies de seres diminutos, algunos muy feroces y mortíferos.

la vida de Leeuwenhoek es casi tan desconocida como lo eran en su

tiempo los fantásticamente diminutos animales y plantas que él descubrió. Esta es la vida del primer cazador de microbios.

Es la historia de la audacia y la tenacidad que le caracterizaron a él, y que son atributos de aquellos que movidos por una infatigable curiosidad exploran y penetran un mundo nuevo y maravilloso. Ensu lucha por registrar este microcosmos no vacilan en jugarse

la vida. Sus aventuras están llenas de intentos fallidos, de errores y falsas

esperanzas. Algunos de ellos, los más osados, perecieron víctimas de los mortíferos

microorganismos que afanosamente estudiaban. Para muchos la gloria lograda por

sus esfuerzos fue vana o ínfima.

En aquellos tiempos, si un muchacho convaleciente de paperas

preguntaba a su padre cuál era la causa de este mal, no cabe duda que el padre le

contestaba: El enfermo está poseído por el espíritu maligno de las paperas. Esta

explicación distaba de ser convincente, pero debía aceptarse sin mayores

indagaciones, por temor a recibir una paliza o a ser arrojado de casa por el

atrevimiento de poner en tela de juicio la ciencia paterna. El padre era la autoridad.

Antonio van Leeuwenhoek nació en 1632, entre los azules molinos de viento, las

pequeñas calles y los amplios canales de Delft, Holanda. Descendía de una honorable familia de fabricantes de cestos y de cerveza, ocupaciones muy respetadas aún en la Holanda de hoy. El padre de Antonio murió joven; la madre envió al niño a la escuela para que estudiara la carrera de funcionario público,pero a los 16 años arrumbó los libros y entró de aprendiz en una tienda de Amsterdam. Esta fue su universidad.

A los 21 años, Leeuwenhoek abandonó la tienda y regresó a Delft; se casó y abrió

su propia tienda de telas.

Leeuwenhoek entre sus 20 y 40 años, pero es indudable que por esos

entonces se le consideraba un hombre ignorante; no sabía hablar más que holandés, lengua despreciada por el mundo culto que la consideraba propia de tenderos, pescadores y braceros. En aquel tiempo, las personas cultas se expresaban en latín, pero Leeuwenhoek no sabía ni leerlo.

Jamás hubo hombre más escéptico que Leeuwenhoek. Miraba y remiraba, una y

cien veces, este aguijón de abeja o aquella pata de piojo; durante meses enteros

dejaba clavadas muestras en la aguja de su extraño microscopio, y para poder

observar otras cosas se vio precisado a fabricar cientos de microscopios. Así podía

volver a examinar los primeros especímenes y confrontar cuidadosamente el resultado de las nuevas observaciones.

Investigador neerlandés. Construyó microscopios simples de elevado poder de resolución, que le permitieron perfeccionar el estudio y conocimiento de los tejidos orgánicos. Descubrió las levaduras y los glóbulos de la sangre.

La salud de Leeuwenhoek era verdaderamente sorprendente. A los ochenta años

su mano se veía aún firme cuando sostenía el microscopio para que sus visitantes

mirasen aquellos famosos bichos. Pero le gustaba beber por las noches.

Leeuwenhoek se guiaba por sus propias y extrañas teorías acerca de su malestar.

Sabía que la sangre estaba llena de pequeños glóbulos había sido el primero en

verlosy que esos glóbulos tenían que pasar por los delgadísimos capilares para ir de las arterias a las venas.

Antonio Leeuwenhoek careció de imaginación para deducir que aquellos

«despreciables bichejos» podrían ser la causa de las enfermedades en el hombre,

consiguió demostrar que aquellos seres microscópicos eran capaces de devorar y

matar a seres mucho más grandes que ellos mismos. También solía examinar los

mejillones y cangrejos que sacaba de los canales de Delft. Encontró millones de

embriones en el interior de sus madres e intentó desarrollarlos fuera del cuerpo

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