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“ LA BANALIDAD DEL MAL” HANNAH ARENDT


Enviado por   •  3 de Julio de 2017  •  Ensayo  •  1.314 Palabras (6 Páginas)  •  1.382 Visitas

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“ LA BANALIDAD DEL MAL” HANNAH ARENDT

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  1. La necesidad de comprender: ¿Cómo se mueve el agente del mal?

Según Hannah Harendt “el agente del mal” se mueve por orgullo, envidia, odio o resentimiento. Y en este marco explicativo pueden encajar las brutalidades de las SA, pero no la fría y sistemática ejecución masiva perpetrada por las SS. Lo que Arendt destaca es que el agente del mal ejemplificado por las SS no obraba por ningún motivo de esta naturaleza. Él se veía a sí mismo como instrumento de un programa de eliminación de lo humano del que formaban parte el asesinato y la tortura como simples técnicas de gestión o como efectos colaterales exigidos por el funcionamiento del sistema.

  1. El caso Eichmann: ¿Cual era la tarea de Eichmann en los campos de concentración?

Adolf Eichmann fue un funcionario de alto rango del partido nacionalsocialista, miembro de las SS. Se lo describe como a una persona totalmente normal, uno más de entre tantos burócratas alemanes que, a fuerza de eficiencia y obediencia pretendían escalar en la pirámide del poder estatal. Un hombre ordinario, despreciado por muchos de sus colegas y jefes, inofensivo y hasta contrario al uso de la violencia en lo cotidiano, que simplemente mostró ser muy eficiente en las tareas que se le encomendaban.

Fue el responsable directo de la solución final, principalmente en Polonia, y de los transportes de deportados a los campos de concentración alemanes durante la segunda guerra mundial.

Al final de su vida se defendió arguyendo que su participación en el Holocausto se limitó a ser un simple ejecutor de órdenes superiores

  1. ¿Cómo define Arendt a Eichmann?

Arendt describía a Eichmann como vulgar, decía que  La mediocridad de aquel hombre no se condecía con los horrendos crímenes que había cometido.

Arendt llegó a la conclusión de que los crímenes más horrendos pueden originarse no sólo en el sadismo y la perversidad, en la marcada intención criminal, en la voluntad expresamente dirigida hacia el mal, sino también en la superficialidad y la frivolidad, en la ausencia de pensamiento y de capacidad reflexiva.

Eichmann no era un perverso ni un sádico, ni cínico o fanático doctrinario. Ni siquiera parecía odiar a los judíos. La autora sostiene que Eichmann "no supo jamás lo que hacía", no desde luego en el sentido de que no tuviera idea del destino final de las personas que deportaba a los campos de exterminio, sino en el sentido de no tener real conciencia de la naturaleza criminal de sus actos, de no tener real dimensión del significado de lo que estaba haciendo.

"A pesar de los esfuerzos del fiscal, cualquiera podía darse cuenta de que aquel hombre no era un ’monstruo’, pero en realidad se hizo difícil no sospechar que fuera un payaso".

  1.  ¿Cómo define a la banalidad del mal?

Arendt se refiere al concepto “la banalidad del mal“, diciendo que cualquier persona mentalmente sana puede llevar a cabo los más horrendos crímenes cuando pertenece a un sistema totalitario.

Por ejemplo, sólo por el deseo de ascender dentro de la organización y hacer carrera dentro de ella. Personas así actúan dentro de las reglas del sistema al que pertenecen sin reflexionar sobre sus actos. No se preocupan por las consecuencias de lo que hacen, sólo por el cumplimiento de las órdenes. Por lo tanto un agente del mal es capaz de cometer actos objetivamente monstruosos sin motivaciones malignas específicas, y lo más grave es que precisamente hubo muchos hombres como el propio Eichmann.

  1. ¿Qué hay detrás de la acción de Eichmann?

Para Arendt, Eichmann tenía un déficit de pensamiento. Una mera incapacidad de juicio.

Eichmann no era un idiota moral. En su vida cotidiana actuaba de modo normal y sabía distinguir entre lo que está bien y lo que está mal.

En este punto, Eichmann se asemejaba inquietantemente al hombre del montón, a muchos hombres corrientes. La única característica notable que se podía detectar en su comportamiento fue precisamente su falta de reflexión y de pensamiento Su incapacidad de juzgar.

La sección a la que pertenecía Adolf era la encargada de eliminar a los judíos, así el hombre se convirtió en el creador de la llamada “Solución Final”, la que planeaba el exterminio de los judíos en el planeta para apropiarse de sus bienes y mantener la raza aria.

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