LA CONSTITUCIÓN
Enviado por ulimor • 23 de Julio de 2014 • Tesis • 1.240 Palabras (5 Páginas) • 193 Visitas
PRÓLOGO.
I
LA CONSTITUCIÓN que rige a los Estados Unidos de América desde marzo de 1789
no es únicamente la más antigua de las constituciones escritas y uno de los pocos
documentos políticos que aún infunden respeto y conservan su eficacia y su vitalidad en
estos tiempos en que la mayoría de los estados ha abandonado el régimen
constitucional, sino también la mejor de dichas constituciones, tanto juzgada en sí
misma como valorada con un criterio praomático (1). Además, la Constitución
Norteamericana tiene derecho a que se la incluya dentro del grupo selecto de escritos y
publicaciones que dieron expresión a las ideas políticas y sociales que sustituyeron al
antiguo régimen y que no han sido desplazadas todavía por un cuerpo de doctrina
comparable, a pesar de las críticas de que han sido objeto y del hecho innegable de que,
aunque en todas partes han desempeñado el papel de ideal, solamente en unos pocos
países se ha acortado en forma considerable, y a través de un espacio prolongado de
tiempo, la distancia que separa a la realidad de las normas ideales.
(1) ...“Supera a cualquiera otra Constitución escrita debido a la excelencia intrínseca de
su plan, a su adaptación a las circunstancias del pueblo, a la sencillez, concisión y
precisión de su lenguaje y a la forma juiciosa como fija los principios con claridad y
firmeza, en tanto que a la vez permite elasticidad en los puntos de detalle” Bryce, The
American Commonwealth, p. 28.
En esa Constitución se incorporaron por primera vez en forma visible, puesto que eran
objeto de declaraciones y preceptos explícitos, toda una serie de principios de
convivencia social y de gobierno que, por mucho que se encontraran ya en las obras de
algunos escritores políticos o que inspiraran el funcionamiento de la monarquía inglesa,
no habían sido acogidos sino fragmentariamente en ciertos Estados o en forma más
clara en las constituciones de sociedades políticas de menor importancia, como las
colonias que después integraron la Confederación de Norteamérica. Para quienes
abrimos los ojos en un mundo profundamente distinto del que rehicieron los pensadores
y reformistas de la segunda mitad del siglo XVIII, es dificil comprender hasta qué punto
fueron novedosos y audaces esos principios y cuán fuertes tenían que ser las resistencias
que se oponían a su implantación. Felizmente, la Constitución de los Estados Unidos
suscitó un expositor digno de ella y digno también del gran sistema que estaba destinada
a difundir. Los méritos de la Constitución se reflejaron en el comentario. A su vez, éste
explicó y justificó las soluciones de la Constitución y contribuyó no poco a
popularizarla y a que alcanzara el prestigio que la ha rodeado. Ese comentario fue la
colección de artículos que escribieron Alejandro Hamilton, Santiago Madison y Juan
Jay en tres periódicos de la ciudad de Nueva York y que recibió el título de El
Federalista desde la primera vez que se publicó en forma de libro.
Las circunstancias en que se formó la Constitución y en que apareció El Federalista son
demasiado conocidas para que sea necesaria otra cosa que recordarlas brevemente.
Terminada la Guerra de Independencia mediante un tratado preliminar firmado a fines
de 1782, sobrevino el movimiento de desilusión y reacción que sigue a las épocas de
gran tensión, una vez que desaparece el peligro del exterior que aplaca las diferencias
internas. Las trece colonias, que habían conducido la lucha en la forma más desunida
que había sido posible y atendiendo ante todo a sus intereses particulares, y que hasta
marzo de 1781 no terminaron de ratificar el pacto un poco más firme conocido con el
nombre de “Artículos de Confederación”, recayeron en una condición cercana a la anarquía. No obstante lo modesto de sus facultades, el Congreso de la Confederación no
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