LA DEMOCRACIA VENEZOLANA DESDE 1989
Enviado por germaniarey • 5 de Octubre de 2012 • Informe • 3.600 Palabras (15 Páginas) • 560 Visitas
LA DEMOCRACIA VENEZOLANA DESDE 1989
De la explosión a la descentralización
Luis Salamanca
Luis Salamanca: Politólogo venezolano, miembro investigador del Instituto de Estudios
Políticos de la Universidad Central de Venezuela, UCV, Caracas.
Palabras clave: sistema político, Estado, ajuste, Venezuela.
La democracia venezolana cumplirá cuarenta años de existencia ininterrumpida
el 23 de enero de 1998. Conforma, junto con Costa Rica, Colombia y México,
una de las más antiguas democracias del continente latinoamericano
1
.
Constituye este período el más largo en nuestro país, en materia de
experimentación con un tipo de sistema político en toda su historia
independiente. Supera en longevidad no sólo al régimen castro-gomecista (36
años) sino también al sistema político oligárquico de Páez y Monagas (29 años)
y la dominación guzmancista (14 años). Sin embargo, en los últimos ocho años
(1989-1997) la democracia venezolana ha sufrido una serie de embates
políticos, sociales y económicos, que han hecho dudar de su antigua
resistencia y de sus posibilidades de continuidad en el futuro.
El amalgamamiento de problemas políticos, institucionales, económicos,
sociales y éticos. se levantan frente al sistema democrático con todo su
potencial de amenazas. El distanciamiento de la ciudadanía respecto de los
partidos y el rechazo, (cuando no el desprecio) a la actividad política; la ruptura
del consenso entre civiles y militares a raíz de las asonadas militares de 1992;
el virtual colapso de la capacidad de respuesta institucional del Estado,
verdadera «extinción» del Estado del ámbito de la vida cotidiana; la ausencia de
un modelo económico estable y productivo, una vez patentizada la crisis del
modelo rentista-distributivo; el empobrecimiento masivo de la población y la
corrupción galopante, no sólo en el Estado sino en importantes franjas de la
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Estos cuatro países constituyen, hoy en día, el grupo con democracias de más larga duración
el continente. Sin embargo, se impone un comentario: la democracia colombiana
reinauguración en 1958 hasta 1974, fue manejada con criterios restrictivos en el marco del
pacto bipartidista conocido como Frente Nacional, lo que limitó la competencia partidista,
criterio político fundamental de una democracia operante. La «democracia» mexicana ha sido
constantemente cuestionada, dada la ausencia de posibilidades para una lucha competitiva
por el poder. Costa Rica, por el contrario desde 1949, es considerada como una democracia
constitucional, representativa y liberal y genuinamente competitiva.2
sociedad, constituyen poderosas fuerzas anudadas al interior de la sociedad
venezolana y de su sistema político democrático.
Si bien el año 1989 marca el inicio de la fase de activación conjunta de esta
maquinaria de crisis, su ensamblaje puede rastrearse hacia finales de los 70,
cuando la llamada Venezuela saudita –la del auge petrolero y el consumo sin
precedentes de los venezolanos– comenzó a desinflarse y a desaparecer con la
liquidación del subsidio estatal más importante de la historia contemporánea: el
subsidio a la moneda. Efectivamente, el 18 de febrero de 1983 (que pasaría a la
historia como el Viernes negro) Venezuela soltó las amarras sociales y
económicas que habían mantenido conjugado experiencia democrática y
modernización, con una abrupta maxi devaluación del bolívar. Desde entonces
comenzaron a erosionarse las bases económicas y culturales del ensayo
moderno y democrático venezolanos. Para las elites dirigentes ello demandaba
una revisión del modelo de desarrollo, en orden a buscar un nuevo formato de
modernización, tarea que fue pospuesta –como decimos los venezolanos–
«corriendo la arruga» histórica.
La dinámica de los últimos 15 años ha logrado debilitar y desfigurar la
maquinaria socio-institucional montada sobre los cuatro pilares. de nuestra
modernidad. Por décadas, el petróleo, el Estado y los partidos constituyeron la
ecuación modernizadora de la Venezuela contemporánea (1928-1989); tres de
las cuatro patas de la mesa del cambio. Si bien no siempre funcionaron al
unísono, por cuanto la dictadura «borró», a los partidos de la ecuación
modernizadora, han sido, sin duda, los rieles por los cuales comenzó a
movilizarse en forma acelerada la sociedad –la cuarta pata– desde su lentitud y
escaso crecimiento agrario. En esta combinatoria, el petróleo aportó los
recursos; el Estado los invirtió; los partidos aportaron el pueblo y éste aportó los
votos.
Desde 1983, petróleo, Estado, partidos y pueblo han venido dejando de
funcionar en la forma relativamente engranada del pasado. La filosofía que
lubricaba esta maquinaria –el paradigma rentista petrolero– ha perdido
razonabilidad social e ideológica y la modernización alcanzada se ha detenido y
erosionado. El petróleo, el Estado y los partidos, han dejado de funcionar con
los carriles por los cuales transitaba con relativa fluidez la sociedad venezolana,
justificada por el paradigma rentista. Como consecuencia, el tren de la
modernización descarriló y pasajeros y conductores son víctimas de un
gigantesco accidente histórico. El paradigma rentista sufre de congoja ante la
pérdida irreparable de su sustento. La situación actual es de una transición
dolorosa, confusa y lenta, en la cual pasajeros y conductores del viejo tren de la
modernización descarrilada, tratan de restañar las heridas y, sobre todo, evitar
su desaparición.
Estos elementos funcionaron por más de cuatro décadas dando lugar a un
acuerdo sociopolítico para lograr el crecimiento. De una sociedad sin ascenso3
económico y una economía rural transitamos a otra estatal, parcialmente
industrial y con alto contenido terciario, con altas tasas de crecimiento; de una
población iletrada evolucionamos a otra con más altos coeficientes de
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