LA EDAD MEDIA: LOS REINOS CRISTIANOS
Enviado por Pinchaflauta • 4 de Diciembre de 2018 • Apuntes • 7.658 Palabras (31 Páginas) • 180 Visitas
TEMA 5. LA EDAD MEDIA: LOS REINOS CRISTIANOS.
1). La evolución política.
En el norte de la Península surgen núcleos cristianos independientes que se extienden mediante la conquista de tierras de Al-Ándalus y de sus vecinos cristianos, y a través de alianzas matrimoniales. La evolución política de estos reinos será problemática, pues también tendrán que afrontar crisis internas a causa de:
- los conflictos sucesorios (rebeliones de hermanos o de hijos de reyes, destronamientos y asesinatos);
- el concepto patrimonial del reino que hace que los reyes repartan el reino entre sus herederos, lo que provoca guerras (guerras por la reunificación entre los hijos de Sancho III de Navarra o los de Fernando I de Castilla); y
- los conflictos entre nobleza y monarquía, por el aumento del poder de la nobleza o a la independencia de condados (como Castilla y Portugal respecto a León).
La expansión de los reinos cristianos a costa de Al-Ándalus (siglos VIII-XV) se conoce como Reconquista. Los factores que la impulsan son:
- La necesidad de ocupar más tierras por el exceso de población en el norte.
- La ruptura del dominio musulmán en el siglo XI tras la crisis del califato.
- La unión entre los reinos cristianos reforzó su poder demográfico, económico y militar, como por ej., Castilla y León en 1072 y, definitivamente, 1230, y Aragón y Cataluña en 1137.
- La ideología, al adquirir la lucha contra los musulmanes un carácter religioso (cruzada), sobre todo a partir del siglo XII, y asentarse la idea de recuperación del reino visigodo, muy arraigada en los reyes asturleoneses y castellanos, sobre todo a partir de la conquista de la antigua capital visigoda, Toledo.
A). Los primeros reinos cristianos: resistencia y consolidación (Siglos VIII-X).
Los reinos cristianos nacieron en las zonas montañosas del norte (Cordillera Cantábrica, Pirineos). Protegidos por las montañas, asturianos, cántabros, vascones, aragoneses y catalanes mantienen su independencia y, en el peor de los casos, se limitan a pagar tributos como símbolo de sumisión a Córdoba. Los orígenes y evolución de los primeros reinos y condados cristianos son mal conocidos, por las escasas fuentes históricas de la época, tanto cristianas como musulmanas, y en muchos casos están rodeados de leyendas que dificultan su conocimiento. Avanzan hacia el sur aprovechando los momentos de crisis en Córdoba. Los conflictos del siglo VIII en Al-Ándalus permitieron la aparición de jefes locales que se niegan a pagar los tributos pactados con los conquistadores árabes. En el siglo VIII no existe en estos reinos la conciencia de iniciar una reconquista, sino que solo se lucha por la supervivencia.
A.1). Asturias y León.
El primer reino nace en la Cordillera Cantábrica, a donde huyen algunos nobles y eclesiásticos visigodos tras la conquista árabe. Es una zona ocupada por pueblos montañeses (astures y cántabros) poco romanizados y cristianizados, que habían luchado contra romanos y visigodos y siguen haciéndolo contra los árabes. Estos, por su parte, se interesaron poco por el norte, considerado pobre, lo que unido a la fortificación del principal paso de la Meseta hacia Asturias favoreció la independencia del reino. Un jefe llamado Pelayo derrotó a los musulmanes en Covadonga en una escaramuza (718 o 722), hecho que según los cronistas mozárabes de época de Alfonso III fundó el reino de Asturias. El origen de Pelayo ha sido muy discutido, pues para unos historiadores es un jefe local y para otros es un noble visigodo ligado a Rodrigo.
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Este reino se consolida con el sucesor de Pelayo, su yerno Alfonso I (739-757), que establece como frontera una zona casi despoblada en la cuenca del Duero (tierra de nadie), trasladando a parte de la población cristiana allí asentada, y amplía el reino hacia Cantabria, Vasconia y Galicia. Esa frontera semivacía hace que las operaciones de castigo musulmanas tropiecen con la falta de vituallas y de puntos de apoyo. Además, se negará a pagar los tributos a Al-Ándalus, aprovechando las rebeliones muladíes de Mérida, Toledo y el valle del Ebro y la acción de los ejércitos francos en el área pirenaica, que impiden a los emires lanzar sus campañas de castigo.
En el siglo IX nace entre los reyes astures la conciencia de una restauración gótica, favorecida por la Iglesia local, influida por clérigos huidos de Al-Ándalus, que identifica a los reyes asturianos como herederos de los visigodos. Alfonso II (791-842) restablece la legislación visigoda (Liber Iudicum), la unción real y ceremonial palatino visigodo y organizó la Iglesia local desvinculándola de los obispos de Toledo, bajo influencia musulmana. En época de Alfonso III nace la idea de reconquista, es decir, la pretensión de que la Península vuelva a manos de quienes se consideraban sus legítimos dueños, idea mantenida por los reyes de León y Castilla, sucesores de los de Asturias.
Alfonso III (866-910) obtiene varias victorias frente a los musulmanes que le permiten ocupar la cuenca del Duero y colonizarla, aprovechando la crisis del emirato de Córdoba, y traslada la capital a León. Tras su muerte, el reino pasa a llamarse León. Con este monarca, la idea de que el reino es el heredero de los visigodos se consolida. En 939, Ramiro II obtiene una victoria sobre Abderramán III que permite a León hacer valer su primacía entre los reinos cristianos y presionar sobre Al-Ándalus, pero a su muerte, los problemas generados por las tendencias secesionistas de los condes de Castilla, debilitan al reino, que sufre la presión andalusí sobre su frontera.
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