LA MODERNIDAD Y “EL PRÍNCIPE” DE NICOLÁS MAQUIAVELO

LA MODERNIDAD Y “EL PRÍNCIPE” DE NICOLÁS MAQUIAVELO

En el renacimiento se inicia la ruptura del centro, acompañadas de las posturas de autores como Nicolás de Cusa, Copérnico, y Giordano Bruno, que todos en su manera erradican la idea del algún centro en el planeta, y con la incursión de viajes navegantes encuentran que cualquier punto puede ser el centro, descubren diferentes culturas y creencias, cuestionando la veracidad de las propias, para Maquiavelo es la aparición del “nuevo hombre” labrado por sus acciones, y no sujeto a regulaciones o rangos establecidos por la sociedad, ejemplo de ellos son, los comerciantes, los banqueros los soldados de fortuna, entre otros.

Dejando atrás la imposición social jerárquica y regulada, en este pensamiento el hombre crea la idea de la libertad como hombre, como persona independiente y racional, llegando a ser lo que quiera ser como lo señala Pico Della, el hombre podría ser lo que elija, contrastando al papel asignado al nacer, se crea el hombre como un ente, único no limitado por la naturaleza, si no que obtendría su naturaleza después de nacer, de su elección libre, y no regida por una esencia determinada, abriendo los caminos de la posibilidad y no impuestos por la “realidad social”, forma criterios, forja caminos, rompiendo leyes para llegar a ser libre, pensar y actuar con libertad.

        El hombre crea una idea de cultura por la necesidad de pertenencia, a un grupo social, lo hace en principio con el lenguaje, el fuego, con el arte y con la magia, lo hace como su propio Dios, creando para sí mismo, creándose a sí mismo, Da Vinci integra dos órganos del hombre a la acción transformadora de la idea de la cultura, el ojo y la mano, el primero como símbolo de la contemplación intelectual, y la mano como instrumento de trabajo transformador de lo que el ojo observa, ambas deben estar ligadas, el hombre así trasciende su situación natural por estar abierto a posibilidades ilimitadas.

        La idea de la historia es aquella que el hombre adopta para creer y crear su historia, y es a través de sus acciones y como resultado de ellas,  de ahí, Maquiavelo sostiene que la historia y la política son construcción de la “virtud humana” en conjunto con la fortuna (suerte), y también cuestiona que estén ligadas por igual en responsabilidad o poder, pues la virtud o capacidad tiene más acción conductora y marca la historia, no dejando las cosas a la suerte, siempre se puede cambiar la historia para bien, y es necesario conocerla, para de sus errores no condenarse a repetirla.

        El renacimiento da pauta a crear una nueva idea del alma, la cual deja de considerarse como sustancia, y se percibe como sujeto, pero conserva su inmortalidad, aspecto muy importante para la religión cristiana, aunque se independiza del cuerpo, para tal debate se incluyen dos puntos de vista, el de Ficino que sostiene que el cuerpo y el alma son separables, y que la inmortalidad del alma es producto de sus acciones en la tierra, y por otro lado a Pomponazzi, con un punto de vista aristotélico, rechaza la separación del alma del cuerpo, y sostiene que depende del cuerpo para ejercitarse, aunque si acepta su inmortalidad.

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