LAS CANTIGAS DE SANTA MARÍA. ALFONSO X “EL SABIO”

LAS CANTIGAS DE SANTA MARÍA. ALFONSO X “EL SABIO”

1.        CANTIGA Nº 120 correspondiente al códice escurialense  (E1) conservado en la Biblioteca del Escorial, también denominado “códice príncipe”; donde se nos muestra a Alfonso X como trovador de la virgen acompañado de un conjunto instrumental formado por varias personas entre las cuales destacan los músicos y los bailarines que danzan al son de la música; se interpretaría una cantiga de loor para glorificar  a la virgen que aparece majestuosa contemplando la escena que se desarrolla a su alrededor.

Las Cantigas constituyen el corpus más importante de canción monódica profana escrita en lengua vernácula (galaico-portugués) de la P. Ibérica, corresponden a la segunda mitad del S .XIII; son alrededor de 400 cantigas las cuales encontramos repartidas en cuatro códices: Códice de Toledo (Biblioteca Nacional) /Códice del Escorial ( E1 y E2 ) / Códice de Florencia.

Las cantigas son poemas destinados a ser cantados y que más tarde se complementaron con miniaturas que facilitan la comprensión de los hechos que se narran en ellas, por lo tanto reúnen pintura- música- poesía y en relación con esto podríamos hablar de su carácter de obra total.

En este corpus diferenciamos dos tipos de cantigas miragres, que narran los hechos milagrosos llevados a cabo por la virgen o realizados por su intercesión; y de loor, alabanza, donde se loa, se exalta su figura.

Fueron realizadas en el Scriptorium Alfonsí y aunque hay varias hipótesis acerca de su autoría la más acertada sería la de que Alfonso X sería su autor espiritual mientras que los realizadores materiales serían sus colaboradores, clérigos, miniaturistas, músicos y no sólo españoles sino también franceses, árabes dando lugar a un cosmopolitismo de gran empaque que se refleja como vemos en las diferentes vestiduras de los ejecutantes, influencias árabes en algunos instrumentos etc.

El culto a la virgen que se hace tan patente en las cantigas, debemos relacionarlo con el fenómeno de los trovadores, que surgen en el sur de Francia en el S. XII y serán imitados por los troveros del norte de Francia; también se relaciona con el amor cortés pero con una traslación hacia lo divino de esa actitud trovadoresca, Alfonso X se define a sí mismo como trovador de María, la dama del cielo; la ensalza como “Nueva Eva”, como intercesora entre su Hijo y los hombres, justiciera, auxiliadora. Sería un exempla un modelo a seguir, buena esposa y buena madre modelo de comportamiento; su tipo iconográfico sería el de María como trono de Dios o Theotocos.

También debemos relacionarlas con el fenómeno de la eclosión de la mariología, culto mariano, que aunque había empezado a desarrollarse en el S.V gracias al Concilio de Éfeso donde se reconoció como dogma de fé la maternidad divina de María, alcanza su máximo apogeo en estas fechas S. XIII donde María asume el papel definitivo de intercesora, mediadora. También surgen por estas fechas nuevas órdenes que se consagran al culto mariano como los dominicos y los franciscanos; este auge del culto marial también se relaciona con el fenómeno de las peregrinaciones, Compostela, santuarios marianos como Rocamador, Montserrat en Cataluña etc.

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