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La Colonizacion


Enviado por   •  10 de Enero de 2014  •  1.572 Palabras (7 Páginas)  •  377 Visitas

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La colonia

GUANAJUATO, DESPENSA Y TESORO DE LA NUEVA ESPAÑA.

Los valles y planicies del Bajío tenían condiciones ideales para el desarrollo de la ganadería, por lo que la conquista española se inició muy pronto, desde 1522, por Cristóbal de Olid. La lenta llegada inicial de los ganaderos y los misioneros franciscanos se multiplicó con el descubrimiento de las minas de plata en las montañas alrededor de la Bufa y la necesidad del aseguramiento del camino real, que comunicaba México con Zacatecas, con presidios y pueblos defensivos a todo lo largo de la ruta.

UNA CRÓNICA HISTÓRICA DE LA CONQUISTA DE GUANAJUATO

En 1522 la expedición de Cristóbal de Olid llega a Yuririhapúndaro y Pénjamo, encontrando a la tribu chichimeca en la parte central y a los purépechas en la parte suroeste del territorio. No hubo cambios hasta 1529, cuando Nuño Beltrán de Guzmán, presidente de la Real Audiencia Española, venció al rey purépecha Tangaxoan. Diez años después, el virrey don Antonio de Mendoza otorgó estas tierras a don Rodrigo Vázquez en recompensa por los servicios prestados durante la conquista. Inmediatamente se inicia la colonización de la región oriental de Guanajuato, con la concesión de la merced para estancias ganaderas en Apaseo y Chamácuaro.

El establecimiento de la ciudad de Guanajuato se decidió por el descubrimiento del mineral de plata en lo que fueron posteriormente las minas de San Bernabé y Rayas. Posteriormente, en el año de 1555, Ángel de Villafaña funda la villa de San Miguel el Grande y dos años después el pueblo de Santa Fe y el de Real de Minas de Quanaxhuato para explotar los ricos yacimientos de plata. Tras ellas se crearon Santa Fe de Guanajuato (1570) y la villa de León para contrarrestar las incursiones de los indígenas (1576).

Por su parte, el nacimiento de San Luis de la Paz conmemora el tratado entre las autoridades españolas y la tribu chichimeca (1590). El 26 de octubre de 1679, por decreto del virrey Enrique de Rivera, se le confiere a Guanajuato el título y privilegio de Villa de Santa Fe y Real de Minas de Guanajuato, y en 1741 el rey Felipe V otorgó el título de muy noble y leal ciudad de Santa Fe y Real de Minas de Guanajuato, convirtiéndose en la capital de la intendencia del mismo nombre en 1786, al frente de las alcaldías mayores de León, Celaya, San Miguel y San Luis de la Paz.

GANADEROS Y FRAILES: CAMBIO SOCIOECONÓMICO Y ESPIRITUAL

La conquista significó una revolución socioeconómica y espiritual. Para los españoles, la dominación militar y la conversión religiosa de los indígenas tenían una importancia equivalente. Primero, los encomenderos invadieron las tierras con ganado bovino de raza parda y negra, pero no tardaron en reclamar a la Corona mayores franjas de tierra e indígenas para plantar trigo y maíz en las recién creadas haciendas. Paralelamente, los misioneros franciscanos fueron estableciendo sus iglesias y monasterios mientras desarrollaban una intensa labor de evangelización que cambiaría la conformación de la Nueva España.

Buena parte de lo que sabemos de las culturas indígenas se debe a estos franciscanos que aprendieron su lengua, escribieron sus diccionarios y documentaron sus creencias. El culto se enriqueció con los rituales religiosos, dando lugar al catolicismo popular mexicano. En Guanajuato destacó la labor de fray Juan de San Miguel, que estableció los primeros hospitales de la región, influyó en la conversión al sedentarismo de los indios purépechas y fundó varias ciudades como Los Reyes, Tancítaro y Periban. En 1786 Guanajuato se sumó a las doce intendencias que componían la Nueva España, por lo que pudo acometer la obra del gigantesco almacén de granos conocido como la Alhóndiga de Granaditas.

EL CONTROL DE LA SOCIEDAD NOVOHISPANA

Con la conquista, el nuevo orden social cambió de manos y pasó a ser dirigido por los españoles. Eran pocos, pero controlaban las tierras, las minas y los cargos importantes del Gobierno y la Iglesia. Inmediatamente después de ellos se encontraban los criollos —españoles nacidos en la Nueva España—, quienes aspiraban a los puestos privilegiados y, al final, se convertirían en los padres de la Independencia de México. El resto -es decir, la mayoría de la población- se componía de mestizos, indígenas, mulatos y africanos, ubicados al fondo de la escala social. La Iglesia era el elemento central de la sociedad; de ella dependía la educación, los hospitales, los hospicios y el orden social. Al principio, gracias a la labor de los misioneros franciscanos y la de religiosos como Bartolomé de las Casas o el Tata Vasco de Quiroga, se progresó en el camino de la igualdad, pero tras la abolición de la Encomienda y la prohibición de la esclavitud se acabó el discurso humanista y hubo que esperar a la Revolución.

LAS NUEVAS CIUDADES

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