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La Comunicacion


Enviado por   •  27 de Marzo de 2015  •  6.042 Palabras (25 Páginas)  •  213 Visitas

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UNIDAD DIDÁCTICA III: EL PENSAMIENTO LIBERTADOR

El liberalismo: fundamentos teóricos de la gesta independentista. 

El pensamiento universal de Francisco de Miranda. 

El Bolivarianismo: pensamiento político de Simón Bolívar. Manifiesto de Cartagena, Carta de Jamaica, Discurso de Angostura, Constitución de Bolivia. 

Doctrina de Integración Americana: La Gran Colombia, El Congreso de Panamá. 

Doctrina Monroe: antibolivarianismo. 

Ideas educativas: coloniales, emancipadoras. Andrés Bello, Simón Rodríguez. 

Fundamentos teóricos de la gesta independencia: 

Movimientos que propiciaron la lucha independentista en América: Causas internas y externas. 

En 1.770 se inician en Venezuela los movimientos pre independentista. Es a finales del siglo XVIII. 

La etapa independentista venezolana que comienza a principios del siglo XIX, constituye el punto de partida de todo lo que será el desarrollo de la vida republicana. Algunos autores la abordan desde la exaltación de la heroicidad de los patriotas, otros por el contrario se detienen en explorar una dimensión más amplia de los pensamientos que libertaron al siglo de su endosicracias. 

Dentro de la filosofía política de John Locke, el Estado propuesto es el Estado liberal, donde la intervención estatal tiene que ser mínima y donde el soberano del poder político es el pueblo, el cual incluso tiene derecho a la rebelión. Dentro de la doctrina de Locke se identifica la idea de que la condición humana dotó a los individuos de ciertos derechos inalienables (Que no se puede enajenar, es decir, ni transmitir, ni ceder ni vender legalmente) que no pueden ser violados por ninguna autoridad terrenal.

El liberalismo surgió de la lucha contra el absolutismo, inspirando en parte en la organización de un Estado de derecho con poderes limitados —que idealmente tendría que reducir las funciones del gobierno a seguridad, justicia y obras públicas— y sometido a una constitución, lo que permitió el surgimiento de la democracia liberal durante el siglo XVIII, todavía vigente hoy en muchas naciones actuales, especialmente en las de Occidente. Al promover la libertad económica, el liberalismo despojó de las regulaciones económicas del absolutismo a las sociedades donde pudo aplicarse, permitiendo el desarrollo natural de la economía de mercado y el ascenso progresivo del capitalismo. 

Características 

El individualismo, que considera al individuo primordial, como persona única y en ejercicio de su plena libertad, por encima de todo aspecto colectivo. 

La libertad como un derecho inviolable que se refiere a diversos aspectos: libertad de pensamiento, de expresión, de asociación, de prensa, etc., cuyo único límite consiste en no afectar la libertad y el derecho de los demás, y que debe constituir una garantía frente a la intromisión del gobierno en la vida de los individuos. 

El principio de igualdad entre las personas, entendida en lo que se refiere a diversos campos jurídico y político. Es decir, para el liberalismo todos los ciudadanos son iguales ante la ley y ante el Estado. 

El derecho a la propiedad privada como fuente de desarrollo e iniciativa individual, y como derecho inalterable que debe ser salvaguardado y protegido por la ley. 

El establecimiento de códigos civiles, constituciones e instituciones basadas en la división de poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), y en la discusión y solución de los problemas por medio de asambleas y parlamentos. 

La tolerancia religiosa en un Estado laico. (Libre religión, practica libre de religiones)

El pensamiento universal de Francisco de Miranda. 

Sebastián Francisco de Miranda Rodríguez (Caracas, 28 de marzo de 1750 – San Fernando, Cádiz, 14 de julio de 1816) conocido como Francisco de Miranda, fue político, militar, diplomático, escritor, humanista e ideólogo venezolano, considerado «El Precursor de la Emancipación Americana» contra el Imperio español. Conocido como «El Primer Venezolano Universal» y «El Americano más Universal» , fue partícipe de la Independencia de los Estados Unidos, de la Revolución Francesa y posteriormente de la Independencia de Venezuela, siendo líder del «Bando Patriota» y gobernante de la Primera República de Venezuela.

La historiografía venezolana bautizó a Francisco de Miranda con el título de PRECURSOR de la independencia hispanoamericana, dignidad bien merecida, pues, aunque existieron otros movimientos antecedentes que intentaron la ruptura del pacto colonial, nuestro Prócer fue el primero en concebir la independencia política de estos territorios en términos globales, continentales, mucho más allá de pretensiones localistas o autonomistas.

Sin embargo, consideramos que el título de Precursor ha sido manipulado por cierta tendencia historiográfica comprometida ideo políticamente con las oligarquía locales, con la intención de presentarnos un Miranda convertido en figura histórica objeto de museo, coqueteando con la traición y cuya contribución en el terreno de las ideologías político-sociales no trascendió el marco de nuestra gesta libertadora. En consecuencia, este Miranda con toda su grandeza, no se proyecta más allá del siglo XIX, y sólo lo recordamos cuando se cumplen las fechas patrias ligadas a nuestra Independencia. Para las nuevas generaciones de venezolanos este Miranda les dice muy poco y resulta una figura lejana en el tiempo y con ideas dieciochescas. Esta versión historiográfica del personaje en cuestión es la que tiene como ícono la pintura de Arturo Michelena “Miranda en la Carraca”, que aunque estéticamente incuestionable, nos trasmite la idea de una persona derrotada, castigada por poderes terrenales y supra terrenales. Ese no fue el Miranda que realmente existió. 

En la rica documentación que nuestro héroe legó a la posteridad, reposa no sólo un político de vara universal, sino también, un ideólogo de incuestionable actualidad, apuntalado de los procesos libertarios que el siglo XXI promete para la América Hispana, y que los revolucionarios de estos tiempos debemos extraer del museo de la Historia Patria y convertirlo en moneda ideo política de curso legal de la contemporaneidad venezolana. Este nuevo Miranda al que no debemos vacilar en denominar como el primer gran REVOLUCIONARIO de Hispanoamérica, se merece tal dignidad, pues fue capaz de proponer como terapia correctiva para la asimétrica sociedad colonial de su tiempo,

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