La Corte De Los Ilusos

La corte de los ilusos, novela histórica que relata el periodo del primer imperio mexicano (1822- 1823). Dicho imperio surgió después de la esperada y luchada independencia en donde documentos importantes fueron firmados para la consumación de dicha independencia: el Plan de Iguala (igualdad social de grupos étnicos, catolicismo como religión nacional) y el los Plan de Córdoba (América independiente con una monarquía constitucional moderada, unión, orden, fraternidad).

Consumada la independencia los criollos tuvieron al fin cargos que solían ser exclusivos para los españoles, cargos de orden político, eclesiástico etc.

Es justo en este periodo donde el nacionalismo posee un notable auge con simbolismos como: la virgen de Guadalupe y hasta la propia bandera; simbolizada con las tres garantías: religión, unión e independencia. Teniendo así los pininos de un estado-nación.

Dadas las circunstancias de múltiples movimientos armados, epidemias, pobreza, hambre, vulnerabilidad hacia el extranjero y por ende la banca rota de la economía el imperio fue una forma de gobierno que no se pudo sostener. Y se convirtió en una burda copia hacia los imperios europeos.

Cabe mencionar que durante el imperio se vivía en una polarización política entre los que apoyan la república y los que apoyan una monarquía. Aunado a esto, el país se encontraba fragmentado debido a los movimientos independistas de los estados como: Yucatán, Zacatecas y Jalisco (estados con una buena solvencia económica gracias a sus minas y comercio).

Diecinueve capítulos acompañados de múltiples y muy buenos refranes mexicanos, la lectura relata lo que se encuentra detrás de la cortina del imperialismo. Es decir, la importancia que tienen los personajes cercanos al emperador, la manera en que ellos se desenvuelven para formar el éxito y/o declive del imperio. La narrativa de Rosa Beltrán es sencilla y basta permitiendo así transportarnos a la época.

Iturbide, perteneciente a una familia noble creció en un ambiente propicio al de un emperador. Contrajo nupcias con Ana María Huarte Muñoz y Sánchez de Tagle con la que tuvo ocho hijos, su hermana mayor Nicolasa de sesenta años era soltera y sufría demencia. Estas dos últimas mujeres y Madame Henriette acompañan de la mano a Iturbide durante su breve estancia en el gobierno. Claro, sin dejar de lado a su amante la “Güera Rodríguez”.

Un imperio basto de excedentes y lujos que el pueblo mexicano no podía solventar, lo que llevó, entre otras cosas, al emperador al cobro precipitado de impuestos sobre el pulque, el tabaco, el agua ardiente y el tlachique.

El brazo derecho de Agustín: el obispo Antonio Joaquín Pérez Martínez tiene un papel de soporte hacia el protagonista de la novela.

Cuando el “Dragón de hierro” disolvió el congreso para deshacerse de sus enemigos y sus inseguridades fue el punto mayor de la negativa hacia el emperador; teniendo como antecedente la incapacidad para limpiar la hacienda pública y la creación de tribunales militares.

Así que se nombra una República encabezada por Santa Anna, dando lugar al exilio de la familia hacia Europa pero Iturbide regresa en busca de su imperio y de pauta a ser ejecutado.

El “Dragón de hierro” no se explica porqué lo tachan de traidor y mal gobernante siendo que había unificado a españoles, criollos e indios, estableció las tres garantías: religión, unión e independencia, fundó en congreso de soberanos, donde su gobierno fue la cuna de la independencia y finalmente el intento de pasar de monedas a papel la moneda mexicana.

A grandes rasgos estos son los pasajes más significativos de la novela, quizá llegue a omitir cuestiones como la manera en que se vivía, el transporte, los lujos, los sentimientos a flor de piel (como el de la emperatriz hacia la güera Rodríguez) pero me pareció mas significativo el contexto del imperialismo y la relevancia de los personajes para la toma de decisiones a lo largo de once meses de riqueza para unos, sufrimiento para otros y demencia para otros.

Los factores reales de poder son:

• La iglesia: Fray Servando Teresa de Mier, Antonio Joaquín Pérez Martínez,

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