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La Cultura Helenística En Grecia

furreaga13 de Noviembre de 2013

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La Cultura Helenística

El helenismo está signado por el individualismo. Sus manifestaciones abarcan múltiples aspectos. Los focos principales fueron las grandes ciudades como Alejandría, Pérgamo, Antioquía, Éfeso, Mileto, Siracusa, Rodas y Atenas. Ruiperez, Martin S. y Tovar, Antonio, en su obra, Historia de Grecia, además agregan que la cultura griega se extiende de forma paulatina, no sólo hacia Asia, si no a otros lugares del mundo. Donde la cultura helenística es algo muy complejo, por un lado reúne la herencia griega, la ordena y la cataloga, y por el otro lado avanza notablemente.

Los soberanos helenísticos se esforzaron en la creación y protección de instituciones culturales en las que se acrecentó el saber. Los dos primeros Ptolomeos crearon el museo y la biblioteca de Alejandría. El museo al parecer era, una asociación de hombres sabios presidida por el sacerdote dedicado al culto de las Musas. La biblioteca estaba anexada al Museo y el número de volúmenes crecía incesantemente.

Toda esta riqueza bibliográfica sufrió el destino que las obras del espíritu suelen padecer ante la violencia, la guerra y la intolerancia. En la época de César muchos volúmenes fueron destruidos.

Los Atálidas de Pérgamo levantaron una biblioteca. Cuando los Ptolomeos les impidieron la adquisición de rollos de papiro, reemplazaron este material por el cuero de carnero curtido. Así se generalizó el empleo del “pergamino” en el mundo antiguo y medieval.

Algunos destacados eruditos estuvieron al frente de estas bibliotecas, Zenodoto de Éfeso, Apolonio de Rodas, Eratóstenes, Aristarco de Samotracia, etc. Varios de ellos fueron filósofos pues, en esta época se produjo el nacimiento de la filosofía y fue la escuela de Alejandría la que estableció y difundió los textos de los autores del período clásico, también fueron los que estudiaron los poemas homéricos fijando los textos originales en la cual se destacó Aristarco.

La literatura La lírica y la épica

Las grandes transformaciones políticas y sociales que se produjeron desde fines del siglo IV a. C. explican la aparición de un nuevo tipo de literatura.

Surge un tipo humano desconocido hasta entonces: el hombre de letras. Para ganarse la vida necesita de la protección de los poderosos. Nace así el mecenazgo que será el modo con que los encumbrados darán lustre a su nombre a cambio de asegurar la tranquilidad material de los talentosos. Como consecuencia, la literatura se hará cortesana y más de una vez caerá en la adulación.

El público al que esta literatura está destinada es la burguesía, cada vez más culta e intelectualizada. Puesto que ya no había un demos al cual instruir, ciertos géneros literarios languidecen, como la tragedia y la elocuencia.

En cambio la lírica, renació con vigor lo mismo la épica. Hay una tendencia arcaizante en esta literatura.

La comedia y la historia, géneros propios del período clásico, sobrevivieron aunque con rasgos diferentes.

La poesía tuvo su centro en Alejandría, los Ptolomeos convocaron a los poetas más destacados, los cuales necesitaban protectores, función que los lágidas estaban gustosos de asumir.

Lo más característico de esta poesía alejandrina fue la lírica, expresión de una nueva sensibilidad delicada y profunda. Se manifestaban sentimientos familiares, afectuosos hacia cosas insignificantes, pero, sobre todo, era el amor el soberano absoluto. Las composiciones poéticas suelen ser cortas genuinamente alejandrina encontramos el idilio, composición breve con sentido completo. Ruiperez y Tovar, le añaden otra característica, y es la de buscar la novedad y al mismo tiempo diferenciarse de sus antecesores.

El maestro de idilio fue Calímaco de Cirene, bibliotecario y filólogo, su poesía resulta falta de humanidad y pocas veces es capaz de conmover; a pesar de que fue el árbitro literario de su época, hay otro poeta muy superior. A Calímaco Ruiperez y Tovar, les suma, junto a otros bibliotecarios, como lo fueron Aristófanes de Bizancio, Zenódoto de Efeso, entre otros, la invención de una primera manera de crítica de textos con la comparación de distintos manuscritos, remontándose a ellos los orígenes de la gramática. También añaden que, ante la inmensa creación literaria griega, se debía de afinar los instrumentos para comprender y resguardar su difusión, nace entonces la lexicografía.

Teócrito de Siracusa, formando parte del círculo del Museo, el cual prefiere los poemas cortos y es un verdadero maestro en la composición de idilios cuyo tema principal es la vida pastoril de Sicilia, los idilios pastoriles de Teócrito constituyen uno de lo más preciados tesoros de la poesía helenística e iniciaron un camino que tuvo múltiples seguidores, Virgilio fue uno de ellos.

No faltaron en el Museo las rivalidades y querellas, Calímaco había sido protector de Apolonio, por razones que no están muy claras disputó con él. Apolonio se trasladó a Rodas y allí escribió su extenso poema, Los Argonautas, mezcla de epopeya y novela de amor.

Muy de acuerdo con la época es la forma en que Apolonio se refiere a los dioses. Aunque el poema de Apolnio está muy lejos de la gran poesía épica, sirvió de inspiración a Virgilio para su Eneida.

La comedia nueva

La comedia continuó brillando en Atenas, su centro principal, la más antigua de ellas era una sátira política, aunque al final de su carrera Aristófanes muestra cierta evolución hacia la crítica social. Esa evolución se acentúa en la comedia media que busca representar la vida contemporánea a través de los personajes más característicos de la sociedad. Su tema principal era la intriga galante y abundaban en ella parodias, chismes, fanfarronerías y engaños. Mucho de esto sobrevive en la comedia nueva aunque hay en ella mayor fineza, penetración psicológica y un tartamiento adecuado y permanente del tema amoroso. El autor más representativo de la comdeia nueva es Menandro, que fue discípulo de Teofrsto y amigo de Demetrio de Falera y del filósofo Epicuro, ellos influyeron en su pensamiento. Menadro trasladó a la escena los caracteres más representativos de esa sociedad: el viejo burgués y avaro, en eterno conflicto con sus jóvenes y enamoradizos hijos; los esclavos intrigantes y enredadores; el mercenario fanfarrón y de enamorar inocentes doncellas; cortesanas coquetas y codiciosas. El tema por excelencia en las comedias de Menandro es el amor y los afectos familiares, propio de un período en el que el hombre suple la pérdida de sus actividades políticas refugiándose en los sentimientos.

El valor de estas comedias habría quedado muy reducido si Menandro no hubiera fijado su atención en otros problemas de la época: la religión, la superstición, la magia, la esclavitud, la relación entre pobres y ricos, los conflictos generacionales.

La historia

Sobrevivió como género procedente de la época clásica, pero se transformó radicalmente. Las conquistas de Alejandro abrieron una serie de nuevas perspectivas para la investigación del pasado; la curiosidad se dirigió no solamente a lo griego sino al Oriente y el Occidente.

Al mismo tiempo que se ensanchaba, el campo de la investigación se hacía más complejo. Por la fuerza de las circunstancias el historiador se convirtió cada vez más en un erudito de archivo, en lugar de participar, como Tucídides y Jenofonte, en los acontecimientos que afectaban la vida de las poleis.

Ese saber erudito formó parte, de la cultura como fuente de inspiración y como auxiliar indispensable de la filosofía, la política, el derecho, la filología. Asume así, un papel instrumental.

Pero otra parte, la convicción de su superioridad que imbuía a los griegos en relación con los bárbaros, les impidió interesarse en las manifestaciones culturales de éstos.

La producción historiográfica corresponde al siglo III y principios II antes de Cristo fue abundantísima pero se ha perdido por completo. Muchos de los protagonistas de los acontecimientos escribieron sus memorias, como Ptolomeo, Aristóbulo, Nearco, Pirro de Epiro. La mayoría de ellas se refiere a la gesta de Alejandro o a las luchas suscitadas entre los Diádocos. Se perciben sus rastros en autores posteriores que las utilizaron. Tal es el caso de Diodoro, Plutarco y otros. El mejor y más seguro de los historiadores de esa época fue Hierónimo de Cardia que estuvo radicado en el centro de acontecimientos muy importantes, pudo comprenderlos y valorarlos utilizando sus conocimientos políticos y militares.

El mejor historiador del siglo III fue Timeo, hijo del tirano de Tauromenión en Sicilia. Fue el primero en interesarse por el oeste bárbaro y en llamar la atención sobre el poderío creciente de Roma. Organizó su relato de acuerdo con una cronología sistemática.

Polibio

Es el más grande historiador del período helenístico y el único de quien se conserva una parte bastante considerable de su obra. Pertenecía a una familia noble, vinculada con la política, recibió una esmerada y tradicional educación. Polibio, elegido hiparca de la Liga en el año 170, trató de demostrar a Roma la lealtad de los suyos. El Senado quiso asegurase de manera efectiva esa dudosa lealtad y llevó a Roma mil aqueos, escogidos entre lo más nobles; Polibio era uno de ellos, a pesar de ello, este destierro no fue demasiado amargo pues disfrutó de la amistad y protección de algunas destacadas familias, en especial la de los Escipiones.

Polibio se dedicó a investigar la política y la historia romanas. El poderío de Roma, las causas que la condujeron al dominio del ámbito

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