La Gloriosa Revolucion Inglesa

“La gloriosa revolución inglesa”

Durante los siglos XVI y XVII Inglaterra logró sacar una ventaja política, social, tecnológica y cultural a los principales pueblos europeos que la posicionó en un lugar de privilegio.

En el siglo XVI cierto sector terrateniente y parte de la burguesía inglesa incrementaron sus riquezas a raíz de la expansión del comercio mundial. La capacidad de adaptación hizo que se transformaran en los principales protagonistas del comercio colonial a través del océano Atlántico. No obstante el crecimiento económico, la burguesía no tenía participación en las decisiones políticas; este fue el detonante del rechazo a las monarquías absolutistas de origen divino y la participación en el gobierno del estado.

Las Nuevas Ideas surgieron de John Locke, filósofo inglés que realizó el “Primer y segundo tratado sobre el gobierno civil”, tomado como base para la organización de los estados modernos.

Locke explicó que el “Estado” y el “gobierno” son consecuencias de un contrato entre los hombres, con el objetivo de proteger su libertad y sus propiedades individuales. La finalidad del Estado era el bien común, basado en el cumplimiento de las leyes; justificaba el derecho de los pueblos a rebelarse contra el gobierno en caso de que las leyes no sean respetadas por los gobernantes.

Alentados por el protagonismo económico que poseían y apoyados en los principios políticos y sociales de las Nuevas Ideas, los burgueses iniciaron una lucha contra el orden feudal instalado.

La guerra civil se inició el 1642. Se enfrentaron dos grupos: los parlamentarios y los realistas (burgueses y nobles). Al frente de los revolucionarios se encontraba Oliver Cromwell.

En 1649 los parlamentarios se impusieron y Carlos I fue decapitado. Se estableció una “República” cuya cabeza era Cromwell que, en realidad, ejerció una “dictadura”.

Los derechos instituidos por los revolucionarios ingleses en 1688 fueron recogidos por diferentes revoluciones occidentales, incluyendo la Revolución Francesa (1789).

1. El virreinato del Río de la Plata

América hispana podía aportar mayores ingresos a la metrópolis pero para ello debían reestructurar la organización cultural. En 1776, creó el Virreinato del Río de la Plata designando a Pedro Cevallos primer Virrey. Las autoridades virreinales debían restablecer el monopolio comercial de España sobre sus colonias.

Dividieron al virreinato en ocho intendencias: La Paz, Córdoba, Charcas, Potosí, Paraguay, Salta, Cochabamba y Buenos Aires. Además, cuatro gobiernos subordinados a la autoridad directa del virrey.

Inglaterra vivía el despegue de la Revolución Industrial. La producción inglesa aumentó considerablemente, por lo que se vio obligada a ampliar su mercado comercial. Los intereses económicos ingleses se convirtieron en el principal enemigo de España. Si bien esta mantenía el monopolio de las mercaderías, el contrabando beneficiaba a los ingleses.

La organización político-administrativa creada por los asesores de Carlos III: el rey, el Consejo de Indias y la Casa de Contratación. El rey era la máxima autoridad y dueño absoluto del territorio americano (América era propiedad privada del rey). El Consejo de Indias asesoraba al rey y tenía gran poder en lo ejecutivo, legislativo y judicial. La Casa de Contratación se encargaba de los asuntos comerciales entre España y sus colonias.

Las autoridades locales:

-Virrey: representante del rey en América, poseía todos los honores, poderes y trato que el soberano.

-La Audiencia: administraba justicia en nombre del rey y asesoraba a diferentes gobernantes. Se clasificaban en virreinales, provinciales y pretorales.

-El Consulado: tribunal comercial y sociedad de fomento económico.

-Capitanes Generales: gobernaban territorios militares, en zonas limítrofes a los aborígenes.

-Gobernadores: designados por el rey a propuesta del Consejo de Indias, gobernaban territorios pequeños.

-Cabildos: organismo democrático pues sus miembros eran elegidos por los vecinos. Se clasificaban en cerrados o abiertos (solo podía asistir la parte más selecta de la ciudad).

Los virreyes se sucedieron hasta las invasiones inglesas. Defendieron los intereses de la corona, combatiendo el contrabando inglés y el avance portugués sobre la Banda Oriental. Urbanizaron Buenos Aires, asfaltando e iluminando las calles.

1.1. La sociedad colonial

La sociedad durante las colonias es considerada un régimen de casta donde coexistían varias etnias:

-Blancos: conformaban los sectores de poder, eran los propietarios (terratenientes, comerciantes, empresarios del litoral y cuyo, altos funcionarios). Dentro de este grupo social se encontraban los españoles peninsulares y los españoles americanos (criollos).

-Los criollos: carecían de los derechos y privilegios políticos que poseían los primeros; sin embargo, la juventud criolla “acomodada” tuvo la posibilidad de tener una formación universitaria en el exterior.

-Los aborígenes: carentes de todo tipo de derechos. Entre los años 1777 y 1782 se produjeron numerosos malones, enfrentamientos armados y la desaparición de poblaciones por el avance de los indígenas.

-Los negros: en 1778, había más de siete mil doscientos esclavos. Estaban despojados de todo tipo de derecho.

Es en la campaña donde se darán las uniones de castas debido a la mayor libertad sexual que había en las áreas rurales. Resultados de estas uniones, el territorio del virreinato vio nacer mestizos, mulatos y zambos.

1.2. La economía virreinal

España controlaba las actividades económicas que se desarrollaban en América, instituyendo un monopolio comercial. Sin embargo, el comercio ilegal llevado a cabo por la burguesía porteña con los comerciantes ingleses siguió adelante sin poder ser erradicado.

La economía del virreinato fue planificada tomando como epicentro a Buenos Aires. La riqueza que obtuvo la ciudad se vio reflejada en el notable incremento de edificios públicos.

La explotación minera tuvo un saldo positivo solo en los yacimientos de plata del Potosí. La actividad ganadera constituía la base de la economía. Los estancieros coloniales lograban grandes ganancias con poca inversión. La explotación del ganado vacuno se limitaba a la extracción del cuero, el cebo y las astas, que eran exportados. La explotación del ganado caballar y mular rindió ganancias en algunas provincias.

Hacia 1785, comenzó la explotación de carne salada. Con el tiempo, los saladeros se transformaron en el centro de la actividad ganadera. La agricultura en Buenos Aires se limitó

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