La Grandeza de Diego Portales

La Grandeza de Diego Portales.

¿Por qué siempre se nos ha planteado a Diego Portales como un héroe?  Constantemente nos hablan de un hombre con firmes ideales de patriotismo; gracias a él, se reinstauro el orden en Chile. La buscada republica llegaba a nuestras manos pero, ¿bajo qué precio? Don Diego guiado siempre por sus ideales conservadores, además de su defensa a la oligarquía, se introduce en la política colaborando con el gobierno de José Joaquín Prieto. ¿Colaborando? Más bien, “gobernando por debajo”; es decir, Portales influencio de gran manera en el mandato de Prieto.  

Para Portales el fin justificaba los medios. Según sus palabras, lo que Chile necesitaba era un “Gobierno fuerte, centralizador, cuyos hombres sean verdaderos modelos de virtud y patriotismo, y así enderezar a los ciudadanos por el camino del orden y de las virtudes”, y para cumplir con esto estaba dispuesto a cualquier medida. Confiando en que El peso de la noche, haría el cambio que hacía falta; el reposo del orden llegaría a su fin.

A la hora de conseguir el tan anhelado orden social, Portales da a conocer su extremado autoritarismo, signos del dictador que fue.  Su errado concepto de orden apelaba a que la clase social poseedora de la riqueza, es decir, la clase dirigente, era la que debía gobernar el país, según esto, se establecía naturalmente quien mandaba y quien obedecía.

Para revertir la situación por la que pasaba el país, Portales tenía la facultad para destruir y construir. Aplico duras medidas contra los opositores al régimen, tales como; exilios, fusilamientos y malos tratos. Siempre manteniendo su rigidez y dureza. Todo esto, hacía que la gente actuara bajo el miedo, por lo tanto, se obedecía lo que Portales mandaba, quien a estas alturas, tenía más poder que el mismo presidente. Más poder qué cualquiera, ya que a la hora de tomar decisiones, su actitud era avasalladora.

Si bien, según su ideal, luego de todas estás medida, al estar el pueblo de Chile educado, domesticado, diría yo,  Chile estaría listo para la libertad prometida. Lo que aún me pregunto es, ¿Cuanto falta para eso? Si bien, no es igual que hace algunos siglos, el peso de la noche sigue presente.

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