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La Independencia


Enviado por   •  22 de Marzo de 2012  •  1.798 Palabras (8 Páginas)  •  388 Visitas

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VII. La independencia

El proceso por el que nueva España se convirtió en el México independiente forma parte de procesos históricos más amplios. Por un lado constituye el inicio de la formación del Estado nacional mexicano, que abarca buena parte del siglo XIX. Por el otro, es parte de lo que conocemos como la revolución hispánica, que al tiempo que llevo a España al convertirse en un Estado moderno, provocó la desintegración de su imperio, habida cuenta, de que no solo Nueva España se independizó de la metrópoli, sino que también lo hicieron casi todos los territorios españoles de América.

1. La ruptura del pacto colonial

La crisis política de 1808, originada en el centro mismo de la monarquía española y que repercutió en todos sus dominios, se daba un enfrentamiento entre el Rey Carlos IV y su hijo Fernando, heredero del trono, la península fue invadida por las tropas francesas con el pretexto de pasar a someter a Portugal por no haber aceptado participar en el bloqueo continental impuesto por Napoleón Bonaparte a Inglaterra. También se corría el rumor de que los reyes españoles vendrían a América como lo hizo Portugal.

Napoleón al haber tomado España, le sedo a su hermano José Bonaparte las tierras de España y la India.

En Nueva España ocurrió algo que no había ocurrido en otros dominios españoles: la ruptura del pacto colonial. La crisis parecía ofrecer una oportunidad tanto de revertir los cambios ocurridos con las reformas borbónicas, como de exigir igualdad con la metrópoli.

Hubo manifestaciones, entonces los intereses los podemos clasificar como metropolitanos, defendidos por los españoles europeos directamente vinculados con la metrópoli. Su porta voz fue la Audiencia de la Nueva España, que se ocupó de justificar la condición colonial de los dominios americanos y su total sometimiento a la península.

2. los caminos del descontento.

Este trabajo se ocupa de las diversas vías por las que los novohispanos descontentos con el régimen colonial manifestaron sus deseos de cambiar el orden de las cosas y se abocaron a lograrlos. Para ellos, recurrieron a diversas formas de acción fuera del sistema, desde el pasquín anónimo hasta la rebelión armada, pasando por la organización de conspiraciones y de sociedades secretas. También lucharon dentro del sistema, ya que aprovecharon las diversas posibilidades de acción política que se abrieron a partir de la crisis imperial de 1808, en particular el establecimiento del régimen constitucional en 1812. Fue sólo hasta que se convencieron de la imposibilidad de alcanzar lo que deseaban dentro del imperio que se plantearon romper con él y alcanzar la independencia

3. La insurgencia

En septiembre de 1810 una nueva conspiración urbana, que surgió en Querétaro y otros puntos del bajío y que estuvo vinculada con la de Valladolid, abrió la vía de la lucha armada. La insurrección encabezada por Miguel Hidalgo, al carecer en un principio de planes definidos, no convenció a todos los novohispanos, principalmente a los grupos que conformaban los niveles más altos de la sociedad, pero obtuvo una respuesta muy rápida de otros sectores de la población, en particular de los estratos socioeconómicos de menor nivel. Entonces se dieron contradicciones interesantes dentro de la misma insurgencia. Las propuestas de sus dirigentes de combatir al mal gobierno y defender al reino, al rey, y a la religión, así como de abrir espacios para la participación de los americanos en la toma de decisiones, fueron reivindicaciones autonomistas de tradición criolla. Una de ellas constante durante todo el proceso, fue el establecimiento de una junta de gobierno, esa institución tan deseada desde 1808 por los americanos descontentos. Pero al lado de estas reivindicaciones políticas encontramos las reivindicaciones sociales de los sectores que formaron el grueso de las filas insurgentes, campesinos y trabajadores, o los marginados de toda clase o condición, como la tenencia de la tierra o del agua y las condiciones de trabajo, y todo ello impuso al movimiento armado características muy propias, la de una insurrección netamente popular.

En contraste, las respuestas de las autoridades del virreinato a la insurgencia fue una sola. Rápidamente organizaron a las fuerzas armadas bajo su control, y para ello, contaron con un verdadero ejército, a diferencia de casi siempre desordenadas y mal armadas tropas insurgentes, que sólo en algunos casos, como el de Ignacio Allende, contaron con jefes entrenados y capacitados. Además las autoridades coloniales y sus defensores, en particular Félix María Calleja, el militar más destacado de las filas realistas, se percataron de la necesidad de crear cuerpos locales para enfrentar un movimiento que se daba al mismo tiempo en diversos puntos por lo que se recurrió al sistema preborbónico de las milicias locales. Con estas medidas lograron diversas victorias sobre los insurgentes, como las conseguidas en San Jerónimo Aculco, Guanajuato y Puente de Calderón, que obligaron a los insurgentes a huir hacia el norte, y finalmente tomaron prisioneros a sus principales dirigentes apenas seis meses después del iniciado movimiento. Pero el estado de guerra afectó seriamente la forma de vida de los novohispanos, en particular en las zonas donde se dio la lucha armada, esta fue sangrienta y destructiva. Otro problema al que se enfrentó el movimiento insurgente fue la dificultad para establecer relaciones con el exterior y conseguir auxilio de otros países. Salvo en el caso del norte del virreinato, donde el auxilio conseguido en Estados Unidos llevo no solo a la entrada al territorio novohispano de un ejército expedicionario compuesto en su mayoría de estadounidenses, si no al establecimiento de una junta de Gobierno

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