La Juventud Obrera Del Taller A La Fabrica
Enviado por gilher13 • 15 de Agosto de 2014 • 843 Palabras (4 Páginas) • 1.509 Visitas
La Juventud obrera del taller a la fábrica
La familia era en el siglo XIX, la instancia capital de regulación de regulación de una sociedad en principio atomizada, y hostil a toda forma de regulación intermedia.
El mundo obrero no se salía de ese orden. La familia estructura elemental, regulaba las uniones, la reproducción, los aprendizajes y los proyectos de futuro, imponiendo su designio global a los anhelos particulares de sus miembros, en especial de las mujeres y los jóvenes. Porque la familia obrera patriarcal obedecía a la ley del padre respaldada por el código civil.
Igual que el derecho consolido a la familia obrera, la evolución económica también la fortaleció, pese a una visión apocalíptica de la industrialización que la historiográfica ha puesto sobre todo de relieve el cometido capital de la protoindustrialización, esa movilización rural y lugareña de las energías en el contexto domestico que al mismo tiempo llevo la transformación de los campesinos en obreros. Y la familia fue el crisol de esa penetración en el trabajo industrial.
La industria artesana que fue a lo largo del siglo XIX el marco mayoritario del trabajo obrero, mantuvo firmemente la dimensión familiar, aferrándose al taller, al taller doméstico.
En era familia-talleres, donde la vivienda y el lugar de trabajo eran la misma cosa, la prelación en el nacimiento determinaba el porvenir de los hijos, ya que lo esencial era continuar el oficio.
La herencia de las familias obreras era el oficio o por lo menos el empleo. Al haber abolido la revolución los privilegios gremiales, lo intentaban por otros caminos. Así se perpetuaron en el contexto de un oficio ligado a un territorio. En esos casos, el control familiar era total, tanto en lo referente al empleo como en los usos sociales. Dentro de las fábricas los obreros trataron de hacerse por lo menos con la regulación del aprendizaje, en número y en calidad, reclutando de preferencia a sus hijos.
A los patrones les venían bien esas costumbres que les ahorraban la instauración de un oneroso aprendizaje.
Se multiplicaron los conflictos en cuanto a las pretensiones obreras. Bajo la restauración se formaron frecuentes agrupaciones de obreros que chocaron con los maestros papeleros deseoso de quebrar el monopolio de la contratación.
Para vencer la resistencia obrera y romper la vieja alianza de la familia con el oficio, los patrones introdujeron nuevas máquinas y, por consiguiente una nueva organización del trabajo, simplificada y más transparente.
A falta de un oficio las familias se esforzaban por procurar a sus hijos un empleo, un puesto, y para ello les hacían entrar en la fábrica donde trabajaban. La seguridad era mucha; el obrero se quedaba en el mismo establecimiento desde el nacimiento hasta la muerte. Y peor en las ciudades-fabricas monoindustriales, que organizaban ellas mismas su reclutamiento
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