La Mita Del Trajín Del Vino Y Aguardientes O Chacaneo
Enviado por efrain1 • 12 de Noviembre de 2012 • 529 Palabras (3 Páginas) • 528 Visitas
Efrain Choque Alanoca
La mita del trajín del vino y aguardientes o chacaneo se desarrolló a partir del periodo que va desde la consolidación de la economía virreinal - luego del descubrimiento de Potosí-, a las reformas toledanas de la década de 1570. Se trató en principio de un modelo híbrido que articuló las estructuras económicas modernas, de origen europeo, y las prácticas tradicionales andinas en función de un objetivo específico. Al respecto, Tulio Halperin plantea que el fin principal de este sistema era «obtener la mayor cantidad posible de metálico con el menor desembolso de recursos metropolitanos».
Fue articulado a la fiebre que desató la producción minera de la plata en Potosí, la producción agrícola de los valles de Locumba, Cinto, Moquegua y Arequipa. Esto generó ingentes ganancias en quienes colocaban productos y servicios, ya como hacendados, arrieros o trajineros, o comerciantes o mineros. Se dedicaron a estos negocios del tráfico de mercancías, ya corregidores, encomenderos, españoles pudientes, hasta curas, como se verá luego.
En Tarata, por 1636, una alianza entre tenientes de corregidores que trabajaban para el corregidor de Arica, y curas del lugar entre otros, fueron denunciados por un obispo de Arequipa de ese entonces.
Pedro Villagomez, obispo de Arequipa, en el año predicho, luego de una visita efectuada a los doctrineros eclesiásticos de su jurisdicción de Moquegua, Arica (que comprendía a Tarara y Tarucachi) y Tarapacá, describió con mucho detalle y ecuanimidad, los abusos de doctrineros y corregidores cometidos contra los indígenas indefensos de Tarata y Arica. Precisamente, en las “Cartas del obispo de Arequipa sobre indios del corregimiento de Arica. 1620-1638. Cuatro documentos inéditos”, publicadas por Jorge Hidalgo y Víctor Díaz (1985) se informa de este sistema por vez primera.
La crítica refiere que los corregidores empleaban a los indígenas comuneros en el trajín de vinos y otros productos, para lo cual, estos vendían la fuerza de trabajo a los comerciantes españoles particulares. El importe del salario obtenido iba para las cuentas del corregidor. A esta institución de sobreexplotación se llamó el “chacaneo” o “mandamientos”. La legislación colonial lo prohibía pero en la vida real se cumplía precisamente alentado por quienes debería hacer cumplir la ley: los corregidores. El corregidor recibía 10 pesos por cada comunero indígena alquilado, y a estos se les pagaba 2 reales diarios, y de este ingreso se descontaba por las pérdidas o averías del traslado. Es decir casi siempre los indígenas salían endeudados. Llegó a escribir el obispo que “esta especie de tributo parece que instituyen a los indios en cierta manera de esclavos del corregidor y sus tenientes”. Era costumbre del corregidor arrendar a los indígenas no solo de Tarata, con sus pueblos de
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