La Noche De Los Lapices
Enviado por aldanaveronica • 18 de Septiembre de 2012 • 9.161 Palabras (37 Páginas) • 808 Visitas
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La Noche De Los Lápices
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Categoría: Historia
Enviado por: Christopher 13 mayo 2011
Palabras: 9563 | Páginas: 39
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hos Humanos de la historia argentina.
Hoy, nosotros, Cintia, Germán, Elda y Natalia, cuatro estudiantes de la carrera de RR HH, desde el pequeño o gran lugar que ocupamos en Argentina queremos conocer y hacer conocer un poquito de la llamada “Noche de los lápices”.
Muchos sabemos y recordamos el 24 de Marzo de 1976 como la fecha de inicio del llamado “Proceso de Reorganización Nacional”, proceso que incluyó un hecho fundamental como es “La Noche de los lápices”, el cual marcó la historia de nuestro país.
La Noche de los Lápices no es sólo una película, es principalmente un documento que se encontraba en la Jefatura de Policía de la Provincia de Buenos Aires, un documento firmado por un comisario mayor Fernández, en ese momento asesor del Consejo del coronel Camps y Etchecolatz. El cual hablaba de que luego de desarticulados política e ideológicamente los sectores “subversivos” como universitarios barriales, trabajadores, la piedra angular eran los “potenciales subversivos”, que eran los estudiantes secundarios que eran líderes en sus escuelas.
Por este motivo, por militar en grupos políticos, con ideales, con sueños y deseos por cumplir, fueron desaparecidos y asesinados una gran cantidad de jóvenes estudiantiles secundarios en todo el país. Entre ellos Claudio De Acha, Francisco López Muntaner, Daniel Racero, María Claudia Falcone, María Clara Ciocchini, Pablo Díaz, Horacio Ungaro, Emilce Moler, Gustavo Calotti y Patricia Miranda. Todos ellos desaparecidos el 16 de Septiembre de 1976. Chicos que tenían entre 14 y 18 años.
Personas que tenían los mismos gustos y pasiones que cualquier adolescente, no eran maduros, pero tampoco niños, no habían tomado decisiones fundamentales de la vida pero empezaban a trazar sus caminos, les interesaba la política y militaban en centros estudiantiles, con la ilusión de una mejor vida para todos. Nada de otro mundo; de otro mundo fue lo que les tocó vivir. La prisión, el cautiverio, bien llamado Clandestino, la tortura y la muerte.
Estos chicos habían comenzado a reunirse en el invierno del 75, para pedir por la instauración del real boleto estudiantil, que existía por decreto provincial pero en La Plata no se lo respetaba. Además, desde el mismo momento en que se dispuso el descuento para estudiantes, hubo un aumento en la tarifa general, por lo que la rebaja quedaba bastante desdibujada.
Fue eso y no otra cosa, el punto central del petitorio entregado a las autoridades de La Plata luego de una marcha en la que participaron alrededor de tres mil alumnos.
La pregunta es: ¿Por qué tanta brutalidad, tanta impunidad? ¿Cuáles fueron los maestros y profesores de nuestros militares y policías? Hoy salvo los que se jubilaron, siguen siendo los mismos docentes en los mismos colegios militares y policiales.
¿Dónde asimiló Camps el instinto de hacer desaparecer? ¿Dónde aprendió Etchecolatz tanta impunidad y crueldad? ¿Y la cobardía de negar lo que hicieron? ¿La aprendieron o les viene de familia?¿Buscaron esa profesión porque les calmaba los instintos?
Si hay algo que aún debemos saber, es que los asesinos están entre nosotros. Son los autores de la acción más alevosa imaginable. Etchecolatz, Camps, Videla figuras de exposición en nuestra Argentina que comienza con Roca. Es toda una línea.
Pero los asesinos, los militares argentinos se quedaron en la sombra, no admitieron nunca el crimen. Hasta hoy, Etzchecolatz nunca lo reconoció: “No sé, desaparecieron. Se habrán ido a Suecia. No, no me enteré.” Estas fueron sus frías palabras, tan frías como las que expresó Jorge Rafael Videla a los periodistas extranjeros “No están ni vivos ni muertos, están desaparecidos”. Un total silencio para los familiares y amigos de los desaparecidos.
Creemos que es nuestro deber, como argentinos, ser un poco más humanos, más patrióticos y lograr que nuestros jóvenes conozcan el pasado para mejorar el presente y el futuro. Sabiendo que tienen derechos y éstos deben ser cumplidos y respetados.
Sería difícil enumerar la cantidad de leyes, garantías y derechos (los llamados humanos y de los otros) que se han violado durante 7 años.
“La Noche de los Lápices” sólo fue un ejemplo entre miles. Se recuerda más que otros porque conmueve la edad y la inocencia de sus protagonistas. Porque es un ejemplo de la bestialidad de un régimen que no tuvo límites.
Ante el riesgo que suponen la impunidad y el olvido los invitamos a recordar (a volver a pasar por el corazón) y que desde los lugares que ocupamos hoy, ayudemos a los lápices a seguir escribiendo.
El boleto de la discordia
El Decreto 4594 establecía una reducción del 20 % sobre el boleto general, este descuento alcanzaba a los estudiantes secundarios, personal docente y estudiantes universitarios. Pero a pesar de la disposición provincial, en la Plata y sus alrededores el boleto escolar no se hizo extensivo a los estudiantes universitarios, este fue el motivo por el cual los estudiantes secundarios iniciaron en Agosto de 1975 su lucha por el BES (Boleto Estudiantil Secundario)
—Hacía calorcito —recuerda Marcelo Demarchi, actual presidente del Centro de Estudiantes de la Escuela de Teatro de La Plata—, y la Coordinadora de Estudiantes Secundarios nos había convocado para que lucháramos por el boleto secundario. En ese momento yo estaba en el colegio Virgen del Pilar y un día vino Ricardo Rave, que era compa¬ñero mío de año, para pedirnos que participáramos en las reuniones previas a las manifestaciones. La primera reunión a la que fui era en la UES. Allí conocí a Horacio Úngaro, María Claudia Falcone, Pablo Díaz y Claudio de Acha. Recuerdo que por los colegios católicos privados estaba el nuestro, y el Carmen de Tolosa y que no aceptaron la invi¬tación los colegios San Luis, Misericordia y Eucarístico. Nosotros queríamos hacer algo porque en nuestra escuela estábamos luchando para que se reemplazara el uniforme por un delantal para todos. Pero los que llevaban la delantera en la lucha eran el Bellas Artes, el Colegio Nacional, los normales N° 1 y 3 y La Legión, como le decíamos al Colegio España. Allí estaban los chicos que después secues¬traron. También estaban
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