La Odisea De La Especie

En el primer capítulo, vimos la evolución de las especies de homínidos desde los más primitivos, que quedaron aislados por la conmoción telúrica que formó la falla del Rift, y tuvieron que adaptarse a la sabana africana, aprendiendo a caminar erguidos para, así, poder orientarse con la vista mientras se desplazaban. En este capítulo conocimos a la australopiteco aferensis Lucy en el momento de encontrarse con un grupo de anamnesis, vimos cómo el homo hábilis fue el primero en usar herramientas y construir cabañas, conocimos al gran explorador (homo erg áster) y a los primeros educadores (homo erectus), que domesticaron el fuego; por fin, llegamos al hombre de Neanderthal, que no se limitaba a consumir carroña o a alimentarse de pequeños animales, además de las bayas y frutos que pudiera recolectar; sino que se dedicaba ya a la caza mayor, se viste, y conoce los primeros ritos funerarios. Por fin, conocemos al homo sapiens, con su compleja vida cultural.

Hace 400.000 años, aparece el homo sapiens. La nueva especie se adapta a cualquier tipo de clima. Otra especie de homínido, el homo erectus, puede ser el origen de sapiens. Hace 100.000 años aparecen los primeros enterramientos. El homo sapiens tiene un lenguaje abstracto, una cultura perfeccionada, un arte elaborado, practica el chamanismo y mantiene un culto a lo sobrenatural: posee imaginación, el mundo de los sueños (lo onírico) influye en su vida, y despliega un universo simbólico. Entre hace 100.000 y 50.000 años detectamos grandes migraciones, en el seno de una cultura matriarcal. Sapiens comparte Europa con Neanderthal; pero también se expande por Asia, cruza a Australia y coloniza el Pacífico. Desde el norte de Asia, por el Estrecho de Bering, cruza a América y se establece allí.

Hace 40.000 años, las especies humanas, que trabajan en equipo y practican la cooperación social, comienzan a dejarnos muestras de su arte. Se registra, entre -30.000 y -20.000, la explosión cultural de sapiens, con su arte parietal y su arte rupestre.

EL NEOLÍTICO

Hace 15.000 años, el último calentamiento climático importante provoca un deshielo que hace subir 120 metros el nivel de los océanos. Grandes porciones del Planeta quedan sumergidas y los continentes toman la forma que hoy tienen. Hace 12.000 años, la población humana tiene entre 3 y 4 millones de individuos. En el Creciente Fértil (Este del Antiguo Egipto, Levante Mediterráneo, Mesopotamia y Persia) aún existen nómadas, con una economía propia de cazadores- recolectores; pero ya comienzan a registrarse asentamientos permanentes en viviendas circulares (sedentarismo). En China y Europa del Este, se ha domesticado al lobo, convirtiéndolo en perro. Ha terminado el Paleolítico (Antigua Edad de Piedra) y comienza el Neolítico (Nueva Edad de Piedra). El sedentarismo podría tener su origen en la necesidad de asentarse cerca de donde se puedan hallar pesadas piedras con las que moler grano. Por lo tanto, es un cambio en la dieta (la introducción de los cereales) lo que hace sedentarios a los humanos. Pronto se pueden apreciar ventajas e inconvenientes del nuevo modo de vida: asentarse definitivamente en un lugar, permite acumular un mínimo de excedentes y bienes que permitan tanto aprovechar esos recursos en épocas de escasez como convertir en costumbre los ocasionales trueques que hasta entonces se practicaban. Esto otorga seguridad frente a los imprevistos que puedan golpear a la comunidad. Sin embargo, este almacenamiento de víveres atrae a los roedores. Por otro lado, se pierde libertad, cualidad intrínseca de la vida nómada. Sin embargo, el nómada está más expuesto a las inclemencias de la naturaleza.

Con el sedentarismo comenzará la propiedad privada y esto puede generar conflictos y ser el origen del poder y de la guerra. También aparece la familia, que sustituye al grupo nómada, aunque la familia de entonces tenía características distintas de la que conocemos hoy. El sedentario adaptará el entorno a sus necesidades, lo que a la larga puede causar problemas ecológicos; el nómada, se adapta al entorno, aunque esto le haga sufrir penuria.

Hacia 7500 a.C., en Oriente Próximo la población, ya sedentaria, ha aumentado, gracias a que se ha incrementado la natalidad y la mortalidad se ha reducido

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