La Propaganda Nazi
Enviado por babasonicoe • 1 de Abril de 2013 • 1.499 Palabras (6 Páginas) • 861 Visitas
La Propaganda Nazi
Durante la historia de la humanidad ha existido una infinidad de capítulos negros. Episodios que ni participantes o naciones que vivieron dichos capítulos quieren recordar. El peor de ellos, en cuanto a número de muertes, fue la Segunda Guerra Mundial.
Este acontecimiento tuvo lugar principalmente en Europa desde 1939 hasta 1945. Alemania fue quien comenzó con las acciones bélicas tras invadir Polonia. Después de expandir su dominio por gran parte del continente europeo se sumaron Italia y Japón, quienes entre los tres formaron un eje. Posteriormente se sumaron Estados Unidos, Gran Bretaña y la antigua URSS, además de muchas otras participaciones a menor escala. Las acciones bélicas causaron la muerte de más de 45 millones de personas.
El movimiento que originó el conflicto fue el nazismo, liderado por Adolf Hitler, el cual surgió a partir de su elección como Tercer Reich. Y, aunque el principal orador de este movimiento era el mismo Hitler, sus mensajes y propaganda dirigida principalmente a jóvenes alemanes estaba a cargo de Joseph Goebbels. A este último se le atribuye el éxito de la propaganda nazista y el poder de convocatoria que tuvo Hitler para su ejército.
Desde que formaban parte del Partido Nacionalsocialista se clasificaron como un partido que ejercería el autoritarismo.
La forma de hacer propaganda de Goebbels era por medio de la censura y el “chantaje”. Tomaron el control total de los medios de comunicación. Controlaba la radio, el cine, la prensa, el teatro y hasta los libros. Todo aquello que fuera en contra de las ideas del nazismo era censurado. Miles de libros fueron quemados. Películas que no pudieron estrenarse debido a la censura por tener contenido que no compartía la Alemania Nazi y lo cambió por mensajes que favorecieran los intereses del Reich. Esto se veía en el cine, se escuchaba en las cafeterías y en la radio y se podía leer en carteles o en periódicos.
En lo particular del cine, la película El Judío Eterno (1940), dirigida por Fritz Hippler, describía a los judíos como criaturas incultas cegadas por el dinero y el sexo. Mientras que El triunfo de la voluntad, de Leni Riefenstahi (1935) glorificaba a Hitler y al movimiento nacionalsocialista.
Inclusive en una ocasión permitieron la entrada de un equipo de la Cruz Roja a un centro de transferencia de judíos (para luego ser llevados a los diferentes campos de concentración). Claramente a este centro de transferencia le pusieron carpas, cafeterías y todo acondicionado para hacer creer que los prisioneros vivían en condiciones “dignas”. Fue tan creíble que después hicieron un filme, con los mismos prisioneros como protagonistas, que a la postre serviría como propaganda a favor de la dictadura.
Los carteles fueron otra de las características de la propaganda nazi. Principalmente el llamado a los jóvenes de luchar por un imperio y de la raza aria como superior a todas las demás, así como hacer creer que el ejército nazi era indestructible.
“Chantaje” porque si bien la nación estaba hundida en la peor crisis de su historia, aprovechó para hacer un llamado a las masas para donar valiosas pertenencias para que de esta manera poder solventar los gastos de propaganda y, posteriormente, de la invasión hacia los países que ya sabemos.
Goebbels fue quien dijo la famosa frase “si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad…” además se le atribuye mucha de la propaganda moderna, entre ellos sus 11 principios:
1. Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único símbolo. Individualizar al adversario en un único enemigo.
2. Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo. Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.
3. Principio de la transposición. Cargar sobre los adversarios los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.
4. Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
5. Principio de la vulgarización. Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar.
6. Principio de orquestación. La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas. De aquí
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