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La Reforma Meiji


Enviado por   •  15 de Mayo de 2015  •  19.155 Palabras (77 Páginas)  •  404 Visitas

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INTRODUCCIÓN

Antecedentes: La era Tokugawa

A la muerte de Hideyoshi se desató una lucha por el poder entre los líderes daimyos. Tokugawa Ieyasu (1542-1616), que había conservado un extenso territorio en la región de Kanto y se había asentado en Edo, consiguió derrotar a sus rivales y someter a los partidarios de las fuerzas de Toyotomi, imponiendo así la hegemonía Tokugawa (1600-1867). Se dice que Ieyasu como cualquier otro Daimyo seguía sus propios planes, obedeció a Oda Nobunaga cuando este le ordenó ejecutar a su esposa y obligar a su hijo a hacerse el harakiri. Se jactaba de ser descendiente del clan Minamoto y, tras ser nombrado Shogun en 1603, decidió permanecer en Edo, que pasó a ser la sede del gobierno. Tal como hicieran otros shogunes anteriores, permitió que la corte imperial se quedara en Kyoto, si bien el emperador, aun siendo el jefe del culto imperial sintoísta, carecía de poder político.

Los dos siglos y medio del gobierno Tokugawa condicionaron el modo de pensamiento japonés, su escala de valores, su conducta social y las instituciones de forma más acusada que los gobiernos anteriores. Así pues, resulta necesario conocer la sociedad Tokugawa para poder comprender el Japón actual.

El sistema económico

Para poder asegurar la continuidad de su régimen, Ieyasu adoptó ciertas medidas. Así, asignó a los daimyos grandes extensiones de terreno a modo de feudos, si bien la familia Tokugawa conservó por herencia las posesiones más extensas. La producción de todo el país por entonces se calculaba en treinta millones de kokus (era la medida usada para determinar el valor de la tierra a partir de la cantidad de arroz producida, 1 koku eran 284 centímetros cúbicos de arroz), de los cuales sitio millones correspondían a la familia Tokugawa. Los dominios del Bakufu estaban situados en la región de Kanto y en otras zonas estratégicas. Ieyasu otorgó feudos de su propia herencia a sus vasallos y colaboradores más directos. Los restantes veintidós o veintitrés millones de kokus quedaron en manos de los daimyos, cuyo número fue variando a lo largo de la era Tokugawa, pero que por término medio ascendía a 270 aproximadamente. La posesión mínima de un daimyo era de diez mil kokus, la inmensa mayoría contaba con menos de 100.000 kokus, aunque unos pocos llegaron a poseer hasta 300.000 mil kokus o más. El daimyo más rico llegó a tener 1'02 millones de Kokus. La corte imperial recibió, en un primer momento, veinte mil.

Los daimyos se dividían en tres clases: los parientes de la familia Tokugawa, incluidas tres dinastías colaterales fundadas por los hijos de Ieyasu; los daimyos vinculados por linaje a la familia Tokugawa; y los llamados señores “de fuera”, que habían pasado a depender de la familia Tokugawa tras la victoria de ésta. Los señores herederos fueron destinados a zonas estratégicas, mientras que a los de “fuera” se les asignaban las regiones más lejanas o bien zonas situadas entre las posesiones de los señores herederos. Los daimyos tenían prohibido establecer vínculos matrimoniales o reparar castillos sin la autorización previa del Bakufu, al mismo tiempo que estaban obligados a pasar uno de cada dos años en Edo, ciudad en la que, por la ley, tenían que residir los miembros de su familia, algo que generaba enormes gastos.

Los Daimyos podían gobernar sus dominios libremente, pero el Bakufu gozaba del control absoluto de las relaciones exteriores. La acuñación de moneda y el transporte interfeudal. Cada daimyo tenía su propio centro de poder en su ciudad-castillo, desde donde controlaba a sus vasallos y a la gente que vivía en sus dominios, en su mayoría campesinos. Esta división del país en diversos territorios daimyos modeló la identidad regional japonesa, provocando cierto distanciamiento entre regiones.

Con el fin de asegurar la estabilidad social y política, el Bakufu Tokugawa decidió establecer un rígido sistema de clases. Antes de la época de los señores guerreros no existía una separación estricta entre samuráis y campesinos. En tiempos de paz, el samurái se dedicaba a cultivar la tierra, actividad que abandonaban cuanto se incorporaba a filas, al mismo tiempo que los campesinos tenían derecho a ser incluidos en los grupos de los guerreros. Durante el periodo de los “estados guerreros”, conocido como el Sengoku Jidai, los samuráis empezaron a dedicar más tiempo a la guerra y se asentaban allá donde su señor hubiera fijado el cuartel general. Más adelante, Hideyoshi empezó a restringir la posibilidad de que los campesinos abandonaran las labores del campo. El Bakufu Tokugawa formalizó las divisiones de clase y el status de samuráis y campesinos pasó a definirse por nacimiento. Los gobernantes Tokugawa adoptaron la división de clases del confucianismo chino, eruditos, campesinos, artesanos y comerciantes, pero sustituyendo a los eruditos por los samuráis. Los artesanos y comerciantes formaban prácticamente una única clase: “la de los habitantes de la ciudad”.

Los samuráis (o bushi) eran la clase dominante, los privilegiados. En vez de asignárseles una propiedad, se les pagaba en estipendios fijos de arroz. En realidad, no eran más que siervos políticos o que vivían en las ciudades-castillo donde estaba asentado su señor. Había grandes diferencias entre los estipendios de arroz que vivían los samuráis de clase alta y los percibidos como la clase baja, además de estar prohibido el matrimonio entre miembros de ambas clases. Se suponía que el samurái debía conocer las enseñanzas de Confucio y comportarse según el código de los guerreros, que destacaba, ante todo, la dedicación exclusiva al señor. La clase samurái era superior al pueblo llano, por lo que estaba autorizada a matar con total impunidad a un campesino o habitante de la ciudad que se comportara de forma insolente con ellos. A finales de la era Tokugawa el número de samuráis ascendía aproximadamente a 1.800.000, de los cuales el treinta por ciento pertenecía a la clase más baja. Sin embargo, era inevitable un avance en el comercio interior, especialmente en las últimas décadas de la era Tokugawa y la llegada del “Rangaku” (que significa literalmente estudios holandeses, Ran es una abreviación de Oranda, Holanda), en que se vieron cambios bruscos en la situación jerárquica y económica de la nación

El sistema político

El orden político establecido por Ieyasu y sus sucesores perduró hasta mediados del siglo XIX, cuando su poder se vio amenazado por la llegada de las potencias occidentales. Los gobiernos shogunes se sucedían metódicamente, algunos con más eficacia que otros, pero en conjunto los asuntos administrativos corrían a cargo de los consejeros, en especial del consejero general. El shogun era la cabeza visible del estado, y su administración

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