La Reina Isabel Cantaba rancheras
Enviado por camipguevara • 1 de Mayo de 2013 • 398 Palabras (2 Páginas) • 776 Visitas
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HERNAN RIVERA LETELIER
La Reina Isabel Cantaba rancheras
PREMIO DE NOVELACONSEJO NACIONAL DEL LIBRO Y LA LECTURA 1994
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TERMINAN DE APAGARSE los sones de la canción mexicana que antecede ala que él quiere escuchar, y en tanto la aguja del tocadiscos comienza aarrastrarse neurálgica por esa tierra de nadie, por esos arenosos surcos estérilesque separan un tema de otro, el ilustre y muy pendejísimo Viejo Fioca, paletó acuadritos verdes y marengo pantalón sostenido a un jeme por debajo del ombligo —pasmoso prodigio de malabarismo pélvico—, trémulo aún de la curda del díaanterior y pálido hasta la transparencia, llena su tercer vaso de vino tintoarrimado espectralmente al mesón del único rancho abierto a esas horas dedomingo —día del Señor, como le enrostran allá afuera, revestidos de su graciaya voz en cuello, los matinales evangélicos de la Oficina—, día en que, sin tener que subir al cerro, levantose a la misma cabrona hora de siempre, todavía connoche, sintiendo en la garganta la erosión creciente de una resaca que ni losmismísimos salares de Atacama, paisita, por las recrestas, y que lo hizo salir delos buques (no sin antes haber llamado en vano a varios de los camarotes de suscompañeros de parranda) a una fantasmal ronda por las calles del campamento — a esas horas todavía solitarias y cubiertas de la apestosa neblina de polvo—, endonde recién a media mañana, ya con el sol carajo de la pampa picando comosólo pica el carajo sol de la pampa, el boliviano del Copacabana se dignó a destrancar las puertas y a confiarle hasta el jueves, sin falta, paisa, usted sabe, eseurgentísimo litro del Sonrisa de León que, ahora, escanciada ya la mitad de la botella, viene en dejar sobre la untuosa plancha de zinc del mesón, acodándose yacomodándose no para oír mejor, sino para sentir mejor —lo sentimental no se loquita nadie— esa canción ranchera que tanto le gusta y que sabe es la penúltimade la cara «A» de ese long play que le costó un triunfo hacer que el altiplánicoranfañoso de mierda lo tocara, long play cuya carátula magnífica, a todo color,una noche de borrachera le pelara sin asco al mismo boliviano macuco, que tiene pegada en una de las paredes de su camarote de viejo solo (de viejo botado y puñetero, como lo joden en los bochinches de borrachos, tratando de hacerlaenojar, los borrachos casados y con más cachos que un camal, como
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