La Revolución Mexicana

Logros de la Revolución Mexicana

Por supuesto la referencia es a un acontecimiento de particular relevancia, ya que se trata de un movimiento armado que deviene en la formación del Estado moderno mexicano. Al hablar entonces de un movimiento armado por supuesto que se significa un rompimiento violento con la institucionalidad existente, el diseño de estrategias tácticas y militares, así como de planteamientos políticos e ideológicos propios e influenciados por pensamientos de actores sociales y políticos de otras latitudes, sustentados por quienes fueron protagonistas de tal suceso.

Se trata de un movimiento popular diverso en el que convergen múltiples intereses, desde los propios de los campesinos desposeídos y explotados, hasta los de terratenientes del norte del país, pasando por los de los demócratas preocupados por la usurpación del poder político.

Retrospectivamente, no podríamos sino coincidir que la única forma de acabar con la opresión, con el régimen autoritario y despótico y con la desigualdad social, era a través de un levantamiento armado que congregara los intereses de sectores de la población que consideraban que el régimen Porfirista imposibilitaba la democracia (sufragio efectivo y no reelección), el desarrollo y el bienestar de la población.

No es posible olvidar que si bien es cierto hablamos de un país en donde su económica dependía del campo, por lo menos existieron dos manifestaciones obreras históricas (Cananea y Rio Blanco).

Dicho de otra forma, el régimen Porfirista, para mantener el control de la economía nacional y con ello los privilegios de la oligarquía criolla, requería de mantener altos niveles de opresión para la explotación de los recursos naturales existentes, a través de la mano de obra barata de campesinos y de la naciente clase obrera.

Resulta improbable pensar que el régimen cedería sus intereses a grupos políticos que buscaran definir sus destinos, ya que resultaría contraproducente pues atentaría contra sus propósitos de control y explotación.

En función de lo anterior, los grupos revolucionarios, tenían claro que para lograr sus objetivos, como se señaló anteriormente, terminar con la explotación, acabar con un régimen autoritario y despótico, obtener igualdad social y con capacidad de autodeterminación, solo era posible a través de un levantamiento armado. Es decir irrumpir violentamente con la institucionalidad establecida mediante el sojuzgamiento de la población.

Ello requería derrotar al adversario en muchos terrenos, entre los cuales destacan: El convencimiento de la población (consenso o simpatías), que significaría construir una correlación de fuerzas favorable, ya sea para el apoyo logístico, o bien la incorporación directa a las fuerzas revolucionarias. Pero así también disputar en lo militar a los ejércitos regulares; o sea desarrollar conocimientos y destrezas de orden táctico y estrategias militares; ya que es sabido que si bien algunos de los que comandaron los ejércitos revolucionarios tenían formación político – militar, el pueblo no la tenía, aspecto desfavorable para ellos, por lo que es doblemente reconocible la necesidad de haber desarrollado estrategias militares con milicias populares.

Lo anterior obliga a una reflexión necesaria, sobre la cual se ha estudiado y escrito por múltiples historiadores

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