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La Violencia En Colombia


Enviado por   •  20 de Noviembre de 2013  •  2.182 Palabras (9 Páginas)  •  300 Visitas

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LA VIOLENCIA EN COLOMBIA, EL CONFLICTO ARMADO Y EL FRENTE NACIONAL

Cuando se habla de "la violencia en Colombia" se corre el riesgo de emplear una fórmula que muchas personas entienden de muy diferentes modos. Unos piensan en los horribles crímenes del narcotráfico, con sus asesinos a sueldo o "sicarios", sus bombas y sus implacables atentados contra jueces, periodistas y políticos honrados. Otros piensan en los grupos paramilitares con las espeluznantes masacres, mutilaciones y torturas de sus víctimas que son casi siempre gente humilde del pueblo, trabajadores, campesinos, estudiantes, sindicalistas. Otros evocan las emboscadas guerrilleras, los atentados contra oleoductos y empresas extranjeras, los ajusticiamientos de "sapos" presuntos o reales y, últimamente, las ejecuciones en masa de personas desarmadas de diversa edad y condición. Otros, en fin, traen a la mente los secuestros, los robos, la delincuencia brutal de las ciudades y los campos, en un país que ostenta las más altas cifras de muertos por causas de violencia en todo el continente americano, con 40.000 víctimas cada año.

Pero sea cual sea la imagen que uno tenga en la mente cuando pronuncia la expresión "violencia en Colombia", quedan siempre en pie estos hechos terribles: en las ciudades y regiones más densamente pobladas del país, la primera causa de muerte es el asesinato o el homicidio y la segunda, el infarto cardíaco. Colombia tiene el récord mundial de secuestros, con un índice de un secuestro cada seis horas. Tiene también el récord mundial, en cifras absolutas, de refugiados internos (desplazados): más que Ruanda o Zaire, Bosnia, Afganistán, Kurdistán y Chechenia. Más del diez por ciento del total de periodistas asesinados en el mundo entero en los últimos cinco años, son colombianos. Colombia tiene el récord continental de asesinatos de maestros y solamente es superada en este flagelo, a nivel mundial, por Argelia. Colombia es el único país en el mundo que ha sufrido en un solo año (1989-1990) el asesinato de tres candidatos a la Presidencia de la República (Luis Carlos Galán, Bernardo Jaramillo y Carlos Pizarro). Por si esto fuera poco, todos los expertos coinciden en pronosticar que el período pre-electoral 1997-98 será el más violento en toda la historia de Colombia.

Estos datos son, por sí solos, terroríficos. Pero toda su horrenda significación se pone al descubierto cuando se establece que cerca del 70 por ciento de todas las violaciones de los Derechos Humanos que se cometen en el país, son de responsabilidad de agentes del Estado colombiano, militares, policial y paramilitar.

Ahora bien, la violencia que se ejerce en Colombia es principalmente una violencia sistemática y generalizada contra la población civil. Se mata individualmente o en masa a estudiantes, trabajadores, campesinos, colonos, indígenas, amas de casa, ancianos y niños. Es una violencia que se aplica con sadismo y con rituales de bestialidad horripilantes. Los niños son degollados en presencia de sus padres. Se arrancan los ojos y los órganos internos a campesinos y obreros. Se despedaza a machete el feto en el vientre de su madre. Se hace todo esto para "castigar" los delitos reales o supuestos del marido, del hermano, del padre o del tío, o para "hacer justicia", porque a uno le han hecho lo mismo en su hermana, su hijo o su madre. Detrás de todos estos horrores no hay una guerra sino muchas guerras superpuestas, muchos odios transmitidos y ejercidos de generación en generación. Los individuos armados y organizados, sea en las fuerzas militares del estado, sea en las guerrillas, sea en los grupos paramilitares o en las organizaciones criminales, ciertamente combaten y tienen sus muertos y sus heridos. Pero esas bajas son una pequeña parte del total de muertos y heridos en el proceso de la violencia colombiana. Como en Ruanda, la enorme mayoría de las víctimas de la violencia en Colombia son gente desarmada y pacífica, son población civil.

Los caudillos

La fragmentación regional, los intereses locales y las luchas por el reparto del poder dieron lugar al surgimiento de los grandes caudillos militares, que en Colombia se llamaban a sí mismos "Los Supremos". Eran jefes endurecidos en las guerras de la independencia, propietarios de inmensos latifundios, dueños y líderes de sus propios ejércitos particulares, que se organizaban con los peones de sus haciendas y con los peones que aportaban los grandes compadres del caudillo, sus favorecidos y socios en el manejo de la red regional de poder. Las definiciones ideológicas, en nombre de las cuales se organizaban guerras civiles que degeneraban en sangrientas carnicerías, no eran tan importantes como parecían a primera vista. Un caudillo podía matar miles de hombres en nombre del ideal liberal, pero en la siguiente guerra civil estaba masacrando con igual frenesí, en nombre de la causa conservadora y de la Santa Madre Iglesia Católica Apostólica y Romana.

La Guerra de los Mil Días

La Guerra de los Mil Días abrió en el país una herida que no se ha cerrado. En ella se aplicaron sistemáticamente los métodos de exterminio de pueblos enteros. Durante tres años fue saqueado el campo colombiano, dejando agotados los recursos naturales y humanos de la nación. La ocasión fue aprovechada por nuestros amigos del Norte para darnos prueba de su amistad en el istmo de Panamá. Las cañoneras norteamericanas impidieron a la flota colombiana desembarcar en tierra panameña y la independencia de Panamá se consumó por obra y gracia de la estúpida política de la oligarquía colombiana, unida a la felonía estadounidense.

Al comenzar el siglo, la hegemonía conservadora impuso un régimen muy represivo, tanto en lo material como en lo espiritual. Se intentó imponer un modelo de desarrollo que en muchos aspectos evoca la dictadura de Porfirio Díaz en México, pero que en Colombia estuvo marcado por el servilismo más absoluto a los caprichos más retrógrados del Vaticano y la Iglesia Católica. El naciente movimiento obrero fue reprimido con ferocidad. Fueron frecuentes las huelgas heroicas, con balaceras y muertos. Durante la década de los años 20 se crearon sindicatos textiles, ferroviarios, de la alimentación, de los petroleros, de las bananeras. Muchos de ellos fueron organizados por mujeres. Los pioneros de la organización proletaria fueron anarquistas, socialistas, comunistas. En 1928 se produjo la horrible matanza de las bananeras, con casi dos mil víctimas, y esto causó el inicio del derrumbe de la hegemonía conservadora, pero también el punto de partida del moderno populismo colombiano. En efecto, el joven parlamentario liberal Jorge Eliécer Gaitán tomó la bandera de la lucha contra la United Fruit y del castigo a los asesinos de las

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