La caza de brujas y su relación con el surgimiento del capitalismo

La caza de brujas y su relación con el desarrollo del sistema capitalista

Introducción

En el presente ensayo desarrollare la relación que existe entre la cacería de brujas en Europa y el desarrollo del sistema capitalista. Para ello me basare en concepciones filosóficas marxistas, revisando cuestiones historiográficas con el fin de poder establecer una correcta relación entre ambas cuestiones.

Desarrollo

La caza de brujas es un acontecimiento histórico que, desde los comienzos de su estudio historiográfico, es visto y analizado con recelo e indiferencia por parte de los historiadores, contribuyendo a tomar al mismo, como un fenómeno menor y casi sin importancia. Si bien la afirmación anterior es parcialmente cierta, nos encontramos con un pequeño y selecto grupo de historiadores tales como Alan Macfarlane o E.W. Monter, que no recaen en la tendencia de analizar al acontecimiento como algo sin importancia y que, además, no se encuentran en la postura de acusar a las víctimas que padecieron este terrible genocidio. Gracias a este minoritario grupo de historiadores, y particularmente al movimiento feminista (y su identificación con las brujas), el estudio de este acontecimiento comenzó a ganar importancia, y se comenzó a reconocer que la masacre y la tortura a la que se las sometía a estas mujeres no era sino causado por que planteaba un desafío a la estructura de poder de la época, y posteriormente al desarrollo del sistema capitalista.

La caza de brujas constituye uno de los acontecimientos mas importantes en la formación y desarrollo del sistema capitalista, desencadenando un genocidio por parte del Estado y la aristocracia terrateniente contra las mujeres, que tenia como objetivo debilitar a la clase campesina. La estrategia estaba direccionada a ganar más tierra, a acumular más trabajo, y a extender el dominio de esta clase de dominación, esto es a lo que Marx denominó como acumulación originaria^[1]. “La caza de brujas ahondo las divisiones entre mujeres y hombres, indico a los hombres el miedo al poder de las mujeres y destruyo un universo de prácticas, creencias y sujetos sociales cuya existencia era incompatible con la disciplina del trabajo capitalista” (Federici, 2010, p.264). La cita anteriormente mencionada, da muestra de las estrategias que utilizaba esta nueva clase que comenzaba a surgir, que tenía como fin tomar el control y las riendas económicas y sociales, se quería lograr una enajenación del trabajo^[2]. Continuando con este contexto, es clave mencionar el control que establecía la clase capitalista sobre la capacidad productiva y procreativa de las mujeres. Siguiendo esta línea, comienza un cambio en cuanto a la posición de la mujer con respecto al trabajo, a su rol en la sociedad y fundamentalmente a la política estatal con respecto al cuerpo de la mujer. Los cuerpos de las mujeres, su trabajo, sus poderes sexuales y reproductivos comenzaron a ser controlados por el estado y a ser utilizados como recursos económicos.

Con frecuencia los mismos empleadores o terratenientes (miembros acaudalados que formaban parte de las estructuras de poder) eran quienes acusaban a las mujeres de brujería, esto formaba parte de la estrategia de difusión del capitalismo rural (expropiación de la tierra, descomposición de las relaciones colectivas). Siguiendo esta línea, resulta significativo mencionar que los fenómenos anteriormente descriptos, sumados a la abolición de los derechos consuetudinarios y a la primera inflación de la Europa moderna, condujeron a la pobreza y al hambre, desplazando las formas de producción comunales, y transfiriendo el poder a una nueva clase (la aristocracia capitalista), y que serian los impulsores de que la cacería de brujas tome el vuelo necesario para ser el motor que conduciría al control y desplazamiento de la sociedad rural.

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