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La creacion tambalea


Enviado por   •  27 de Noviembre de 2013  •  686 Palabras (3 Páginas)  •  392 Visitas

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La creacion tambalea al borde del caos y las mujeres se incorporan, babeando, con la flor de la almohada bordada en la mejilla, sofocados por la temperatura y el rencor, y piensas: Todavia es miercoles en Macondo. Si el tiempo de adentro tuviera el mismo ritmo del de afuera, ahora estariamos a pleno sol, con el ataud en la mitad de la calle. Afuera seria mas tarde, Seria de noche. Seria una pesada noche de septiembre con luna y mujeres sentadas en los patios, a pleno sol de este septiembre sediento, Pero ahora es diferente, mi padre a sido otra vez lo suficientemente persuasivo para imponer su punto de vista por encima de lo que yo creial principio una irrevocable determinacion del alcalde. En el cuerto del niño sentado, tieso, mirandose los zapatos; tiene un hojo para la lampara y otros para los periodicos, otro para los zapatos, y finalmente 2 para el ahorcado, para su lengua mordida, para sus vidriosos ojos de perros ahora sin codicia; de perros sin apetitos, muerto. La mano se vuelve pecosa y grande, deja de ser la mano de mi hijo, se transforma en una mano grande y diestra que friamente, con calculadora parsimonia empieza a amolar la navaja mientras el oido oye el zumbido metalico de la hoja templada, entonces, llegan, se recuestan en los asientos a la sombra y contra la frescura del quicio, torvos, estrabicos5, cruzadas las piernas, las manos entrelazadas sobre las rodillas, mordiendo los cabos de tabaco; mirando, hablando de lo mismo, viendo, frente a ellos, la ventana cerrada, la casa silenciosa con la señora Rebeca por dentro. Ella tambien olvido algo: Olvido desconectar el ventilador y transita por los cuartos de ventanas alambradas, nerviosa, exaltada, revolviendo los cachivaches de su esteril y atormentada viudez. Ella esta abriendo y cerrando las puertas de sus cuartos, aguardando a que el reloj patriarcal se incorpore de la siesta y le agasaje los sentidos con la campanada de las tres. Antes de que el niño vuelva a quedarse recto, pensativo, la mujer ha rodado la maquina hasta el angulo del corredor y los hombres han mordido 2 veces los tabacos, mientras observan una ida y vuelta completa de la navaja en la penca. Otra vez l reloj muerto a la orilla del minuto siguiente, otra vez la navaja detenida en el espacio de su propio acero; y Agueda esperando ahun el nuevo movimiento de la mano para estirar las piernas e interrumpir en la sacristia, con los brazos abiertos, otra vez las rodillas dinamicas. Y el padre Angel postrado en la quietud del niño, pasando la lengua por los labios para sentir el viscoso sabor de la pesadilla de albondiga viendo a Agueda. Mi padre entra a la habitacion y los 2 tiempos se reconcilian; las 2 mitades ajustan, se consolidan, y el reloj de la señora Rebeca cae en la cuenta de que ha estado confundido entre la parsimonia del niño y la impaciencia de la viuda, y entonces bosteza, ofuscado, se zambulle en la prodigiosa quietud del momento, y sale despues chorreante de tiempo liquido, de tiempo exacto

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