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La cultura del renacimiento en Italia: Jacob Buckhardt


Enviado por   •  7 de Enero de 2016  •  Resumen  •  1.253 Palabras (6 Páginas)  •  244 Visitas

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La cultura del renacimiento en Italia: Jacob Buckhardt

El espíritu del renacimiento

La palabra renacimiento ha adquirido un significado más amplio que el término “renacer de la cultura”. La empleamos para designar todo el periodo de transición que va de la edad media al mundo moderno, renacimiento indica en rigor un movimiento natural que no puede explicarse por tal o cual característica, sino que tenemos que aceptar como un esfuerzo de la humanidad cuya hora había sonado al cabo de un largo proceso y de cuyos progresos y avances participamos todavía nosotros. Es la historia de la conquista por el espíritu humano, manifestado en las razas europeas de la libertad consiente de sí misma. Fue la energía intelectual, la eclosión espontanea de la inteligencia lo que permitió a la humanidad sacar el fruto de aquellos elementos precisamente en este instante. El renacimiento es la esencia intelectual para el mundo moderno, la emancipación de la razón.

Entre tanto, la edad media iba cumpliendo su propia obra. Lenta y oscuramente debatiéndose entre la estupidez y la ignorancia, forjábanse las naciones y los idiomas.

Después vino otra fase, el feudalismo fue adoptando las formas variadas de una autocracia más o menos definida. Al propio tiempo la iglesia romana viva un proceso de semejante trasformación. El pontificado hacíase mas autocrático, también el papa como el rey podía decir “la iglesia soy yo”. Esta fusión del estado medieval y de la iglesia medieval en la supremacía personal del rey y el papa puede ser considerada como el rasgo característico de la etapa final del feudalismo que precede inmediatamente al renacimiento.

De esta manera fueron preparándose las condiciones necesarias para el advenimiento renacentista. La organización de las cinco grandes nacionales y la nivelación de los intereses políticos y espirituales bajo el poder de déspotas políticos y espirituales forman el preludio de este drama de la libertad cuyo primer acto es el renacimiento, el segundo la reforma y el tercero la revolución.

Con Michelet podemos decir que la Sibila del renaciendo se obstinaba en vano por ofrecer sus libros a la Europa feudal. En vano pues no había llegado la hora. Las ideas prematuramente proyectadas sobre la faz del fundo moderno eran ideas no maduras y abortivas.

Con Dante, Petrarca y Boccaccio Italia recobra la conciencia de la libertad intelectual.

Para la edad media la belleza era una celada, el placer un pecado, el mundo un teatro efímero el hombre un ser caído y condenado, la muerte lo único cierto, el juicio inexorable, las penas del infierno eternas y el cielo muy difícil de ganar. La ignorancia era grata a Dios, como una prueba de fe y humildad; la abstinencia y la mortificación las únicas reglas seguras de vida: he ahí las ideas fijas, permanentes de la ascética Iglesia medieval. El renacimiento las echo por tierra y las destruyó, las enseñanzas místicas de la iglesia fueron sustituidas por el cultivo de las humanidades clásicas. Surgió un nuevo ideal: el del hombre pugnando por convertirse en el monarca del universo en que tiene privilegio y destino de vivir.

Las dos grandes hazañas del renacimiento fueron el descubrimiento del mundo y el descubrimiento del hombre.

El descubrimiento del mundo se divide en dos ramas: la exploración del globo terrestre y la exploración sistémica del universo que es lo que llámanos ciencia. Había nacido la ciencia y se había desatado la guerra entre el positivismo científico y la metafísica religiosa.

Cuando hablamos del descubrimiento del mundo nos referimos por una parte, a la conquista por la humanidad civilizada de todos los rincones del globo habitable y por otra, a la anexión por la ciencia de todo lo que conocemos hoy a cerca de la naturaleza del universo.

También lo que toca al descubrimiento del hombre podemos señalar un doble proceso. El hombre en sus relaciones temporales, ilustrado por la antigüedad pagana y el hombre en sus relaciones espirituales ilustrado por la antigüedad bíblica.

Tres fases podemos distinguir en la historia de las humanidades durante el renacimiento. La primera fase es la del deseo apasionado de ver directamente de los manantiales de inspiración. Viene en seguida la segunda fase de adquisiciones y las bibliotecas (fase de acumulación). Lo más notable de esta fase es el entusiasmo por la cultura antigua que se apodero de todas las clases de Italia. La tercera fase, la de críticos, los filólogos y los impresores.

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