La etapa de las grandes migraciones europeas rebasa la centuria
Enviado por asdessdd • 4 de Febrero de 2013 • Trabajo • 1.597 Palabras (7 Páginas) • 579 Visitas
La etapa de las grandes migraciones europeas rebasa la centuria, al situarse entre 1820 y 1930, período durante el cual alrededor de 60 millones de personas emigraron del continente, aunque la mayor actividad en estos movimientos se produjo entre 1870 y 1913. Fue la época de la Europa emisora, que involucró prácticamente a todos los países de la región.
Hoy se cuenta con solo con datos estimados, dado lo complejo que resulta el obtener estadísticas totalmente fidedignas en procesos tan dinámicos y contradictorios como los migratorios. Sin embargo, a pesar de ciertas diferencias en lo que respecta a determinadas cifras, existe mucha coincidencia en reconocer la magnitud que alcanzó el problema tanto a nivel continental como en determinados países. Así, se reconocen como paradigmáticos los casos de Noruega, Irlanda y Reino Unido. El primero, un país escasamente poblado que vio emigrar a prácticamente dos tercios de sus habitantes, en tasas que se mantuvieron altas hasta la Primera Guerra Mundial y no se detuvieron hasta la crisis económica de la década de los 30 del siglo XX.
De Irlanda se dice que la mitad de la nación emigró hacia EEEUU, y que entre 1850 y 1855 los emigrantes enviaron a su país de origen alrededor de dos millones de libras en calidad de remesas, con lo que financiaron el movimiento de otro grupo de personas. En cuanto al Reino Unido, los datos más conservadores apuntan a más de 10 millones de desplazados, incluso un autor menciona la astronómica cifra de 17 millones.
Ya para los finales del siglo XIX a estos grandes emisores se les unieron, más al norte, Suecia, Dinamarca, Alemania y Austria, también con altos flujos aunque en menor proporción que los anteriores. Conjuntamente, 3 países de la zona mediterránea, Italia, España y Portugal se incorporaron activamente al proceso. Así, la misma fuente afirma que durante los años que éste duró, 10 millones de alemanes(as); 9,5 de italianos(as) y 4,5 de españoles(as) salieron de sus respectivos países en calidad de emigrantes.
Los lugares de destino fueron varios. En primer lugar, el llamado Nuevo Mundo, destacándose en éste EEUU, al que se dice llegaron alrededor de 32 millones de inmigrantes procedentes de Europa, así como 4,5 millones de otras regiones del mundo. A su vez, Argentina recibió entre 6 y 7 millones, mientras que Canadá y Brasil acogieron alrededor de 4 millones y medio cada uno. En el caso de Argentina debe tomarse en consideración que se trataba de un país menos poblado, de ahí que el impacto fuera mayor.
Las causas fueron diversas, mayoritariamente centradas en el impacto de la revolución industrial, la que al estimular la expansión del modo de producción capitalista, provocó un importante excedente de fuerza de trabajo, ejércitos de desempleados cuya única salida fue la decisión migratoria, en este caso más forzada que voluntaria.
Con ello, el capitalismo, ya para esa época imperialismo europeo, salió fortalecido, pues pudo soslayar en alguna medida los grandes conflictos que generan la desigualdad e injusticia social endémicas al sistema, aunque no se libró totalmente de ellos. No hay que olvidar que fue precisamente en las tres décadas iniciales del siglo XIX cuando comenzaron a organizarse las primeras organizaciones obreras, en respuesta a la evidente explotación que éste establecía y perpetuaba. En los 40 aparecería el Manifiesto Comunista, y con él, las figuras de Carlos Marx y Federico Engels, posteriormente las “Internacionales”, los partidos socialdemócratas; más tarde acontecimientos de tanta trascendencia como la Revolución de 1848 en Alemania; la guerra civil en Francia; la comuna de París, etcétera.
Mirada retrospectiva que lleva a preguntarse, ¿habría alcanzado el mismo éxito este capitalismo en expansión de no haber podido expulsar 60 millones de personas hacia otros confines? Sin dudas, la respuesta puede ser interesante… Pero además de la solución al creciente desempleo y precariedad que generaba el sistema en los países continentales, la migración masiva de esta época resolvió al naciente imperialismo europeo otra importante cuestión: el problema demográfico en las colonias, o sea la fuerza de trabajo necesaria para la expoliación de éstas. En consecuencia, las metrópolis estimularon los movimientos migratorios hacia las “nuevas” tierras conquistadas.
Visto desde la perspectiva de los países receptores, el balance también resulta positivo. Y es que se trataba de economías y sociedades igualmente en pleno desarrollo con grandes oportunidades de empleo y escasa fuerza laboral. Naciones ricas en recursos naturales, con capacidad para la atracción de capitales, y un ingente esfuerzo por lograr una rápida inserción en la economía mundial, todo lo que explica el vertiginoso crecimiento económico que lograron países como EEUU, Argentina y Canadá en un tiempo relativamente corto, y el hecho de que en general, no sólo no se opusieran a la entrada masiva de trabajadoras y trabajadores extranjeros(as), sino que en su mayoría instrumentaran planes para la atracción de éstos, como fue el caso paradigmático de San Paolo en Brasil.
Ya en el período
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