La famosa biblioteca de Alejandría

Siglo IV, Alejandría, ciudad fundada por Alejandro Magno, perteneciente a una provincia de Egipto, bajo dominio del Imperio Romano. En este lugar se encuentra la famosa biblioteca de Alejandría y entre sus muros una mujer llamada Hipatia, filósofa, astrónoma y matemática, que enseña a sus discípulos su pasión por la teoría de los cuerpos celestes. Hija de Teón, último director de la biblioteca.

En esa época, Alejandría era centro de disputas teológicas-filosóficas entre los cristianos y los paganos, que mantenían intensas discusiones en el ágora.

En uno de tantos encuentros violentos que protagonizaron estos dos grupos religiosos, la biblioteca es tomada y destruida por los cristianos, quienes tomaron la cuidad respaldados por el Emperador Flavio Teodosio, quien declara ilegal el paganismo y convierte el cristianismo en la religión oficial del Imperio. Todos los paganos debían convertirse al cristianismo o serían apedreados por los parabolanos, grupo cristiano que se dedicaba a la vigilancia de la fe en las calles.

Tras este suceso, muchos de los discípulos de Hipatia toman un camino distinto. El más significativo es el de Orestes, quién procedía de una familia acomodada y que antes del Edicto de Milán, fue uno de los más críticos con los cristianos. Ahora era el Prefecto romano en Alejandría.

Este, para tomar decisiones importantes en la política, tenía muy en cuenta los consejos de Hipatia y tomaba sus decisiones muy influenciado por sus pensamientos.

Sin embargo, Cirilo, obispo de Alejandría, interpretando a su manera las Sagradas Escrituras, dice que Jesús nuca confió en la palabra de una mujer, acusándola de brujería.

Cirilo, se ve presionado a prescindir de la ayuda de Hipatia, y le aconseja que se marche de la ciudad, ya que él no podrá protegerla durante mucho tiempo más.

Hipatia, que no se había convertido aún al cristianismo, desoye las palabras de su amigo y es encontrada por los parabolanos, quiénes la llevan a la antigua biblioteca para apedrearla. Mientras estos cogían piedras, Dabo, antiguo esclavo de Hipatia y de la cual estuvo enamorado, la asfixia para evitar el sufrimiento de la lapidación.

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