La fundación de Roma

La fundación de Roma se dio en el año 753 a.C. y el fundador de la ciudad según la tradición es Rómulo que gobernó por 37 años, cuando Roma se fundó fue debido a diversas circunstancias geográficas y gracias a los habitantes de la Península Itálica, Roma logró ser el centro del mundo y también maestra del derecho, gracias a que en gran medida el carácter de su pueblo poseía las mejores cualidades tales como el orden, sentido común, carácter práctico, cohesión familiar, respeto por la autoridad, disciplina, aptitud de organización, sentimiento del deber y valor, Roma también es apodada la Ciudad Eterna.

La fundación de Roma, en la forma que le concede la tradición, representa una verdad simplificada y esquematizada; a la luz de la historia, tal fundación se revela más compleja. Se efectúa en tres etapas: las primeras aldeas romanas, la liga septimontial y la Roma etrusca unificada.

Desde el siglo X a.C., el suelo romano vio constituirse una serie de aldeas, colonias latinas que pretenden hacer frente a la expansión etrusca.

Desde fines del siglo VIII se opera una transformación capital en la vida de las aldeas romanas: el paso del aislamiento a la vida federativa. Siete de las aldeas situadas en el suelo romano se agrupan en la federación del Septimontium, que se mantendrá hasta la conquista etrusca, a mediados del siglo VII a.C. Esta federación crea una organización centralizada: un rey elegido vitaliciamente, una Asamblea, un Senado y un ejército.

A mediados del siglo VII a.C. los etruscos llegan al Lacio. La conquista etrusca representa para el Lacio una inmensa y súbita aportación de civilización: el paso de la vida de tribu a la vida urbana, la sustitución gradual de la vida pastoral por la agricultura, la construcción en piedra, etc. De las humildes aldeas diseminadas sobre las colinas romanas, los reyes etruscos hicieron una ciudad en el sentido material de la palabra y crearon un Estado centralizado.

Entonces surge la ciudad-estado de Roma principalmente formada por mercaderes, comerciantes, granjeros, agricultores, que ocupaban una extensión territorial de aproximadamente 250 km2 con una economía fundamentalmente agrícola. Su población se dividió políticamente en 30 curias, 10 curias por cada tribu, y cada una con diverso número de individuos. Una curia era una subdivisión del pueblo, más o menos identificada con una tribu. Las tres tribus originales de Roma fueron: Ramnes, cuyo nombre deriva de Rómulo, Ticienses, que traen el suyo de Tito Tacio, y Luceres, de los cuales se ignora el origen y el porqué de su denominación. La primera tribu estaba forma por los latinos, la segunda por los sabinos y la última por los etruscos, pueblo de procedencia desconocida y que en principio dominó a los otros.

De esta manera, aportaban al ejército 100 infantes y 10 jinetes por cada curia. A su vez, las 30 curias juntas formaban los Comicios curiados1. Los integrantes de las curias se reunían para atender criterios específicos como la asociación aristocrática que surge con el nombre de gens y sus miembros tenían un antepasado familiar especial que se transmitía de generación en generación y cada familia tenía un paterfamilias. Estos individuos son los que dirigían la vida

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