La región andina es un conglomerado fragmentado de relieves montañosos

Resumen

        La región andina es un conglomerado fragmentado de relieves montañosos, este determinismo geográfico mantuvo un casi aislamiento de la región hacia el resto del país en los periodos anteriores al siglo XX; lo que genero pautas de comportamiento en las habitantes de la región, así como también determinados aspectos culturales y creencias. No obstante, el Táchira al ser una región altamente productora y fronteriza conformo lazos en la frontera que marcarían posteriormente el actuar de los individuos, y, facilitarían el comercio de la producción andina a través de la misma. Era de tal forma, que los tachirenses tenían más lazos con el vecino colombiano y los distintos extranjeros que se apostaban en la frontera para comerciar sus finos productos, que con el resto del país; y está interacción contribuiría en primera medida a lo que se pretende analizar como indicios de modernidad.

        Tales cosas como el perfume, vestimenta, joyas de todo tipo y la actitud o porte que poseía el extranjero europeo era novedoso para el tachirense y de por sí, atrayente. En este sentido, son estos cambios que sin ser tan transcendentales, son los que se abordan como eje de una modernidad creciente en la región; esto aunado con la alta producción, la creación del Gran Ferrocarril y distintas carreteras principales, que favorecería el acercamiento de la región andina con el resto del país son la línea de estudio para intentar comprender como llega la modernidad al Táchira y valdría preguntarse ¿Qué es está modernidad?

Eran muy escasas las regiones o lugares en donde el hombre era moldeado netamente por una tradición regionalista, y es en Venezuela donde en regiones como el Táchira debido a su aislamiento geográfico, los habitantes de tan inhóspitos lugares se veían marcados por una influencia tradicionalista, en la que su cultura y educación provenía casi en su totalidad del hogar, así como de lo que cada individuo en su desarrollo empírico asimile. Es tal que para finales del siglo XIX la situación en esta región, casi desconocida para el país, mantenía su situación respecto a  la época colonia; está estabilidad económica y social marcada fuertemente por la tenencia de tierra y un sistema de producción agrario no sufrió para ese momento, cambios adversos con respecto al resto del país.

Del mismo modo, este aislamiento característico que separaba a la región tachirense del resto del país más su cercanía con el país vecino Colombia, significo un fuerte punto importante que marcase las costumbres de estos habitantes fronterizos; no es de sorprender que los bien llamados gochos tengan mayor parentesco con sus tan cercanos hermanos colombianos. Y no es sino esta cercanía con la frontera lo que permitiría, aunque escasamente, una modernización en el Táchira y porque no, sus habitantes en general; no obstante, para aquella época de finales del siglo XIX, refiere que los pobladores tachirenses reflejaban una actitud colectiva de respeto para con las autoridades locales y el orden sacerdotal, pues si habría que definir una característica del tachirense que aun en la actualidad se conserva, es el respeto y obediencia religiosa, pues para ese tiempo en el sistema tradicional al cual estaba sometido el tachirense no es más que la influencia que ejercía la Iglesia sobre la vida de los individuos; es así que, el respeto al domingo y con ello las grandes congregaciones reunidas ese día para asistir a  la misa ceremonial, es de las pocas ocasiones en donde la población lugareña se encontraba casi en su totalidad Ramón J. Velásquez (1999).  Esto causa del marcado aislamiento al que se acostumbraba, y, del mismo modo, esta congregaciones funcionaban de lecho para el intercambio de saludos entre las familias amigas.

En consecuencia, la conducta del ciudadano tachirense siempre ha sido de índole religioso; muy devotos, habitantes de una región aislada donde los pocos estudiados pertenecían a una iglesia dominante y prepotente. Esta dominación preponderante por parte de la religión generó en la población regional, costumbres y conductas repetitivas y controladas, era muy común el asistir cada domingo sin falta a la iglesia mayor (generalmente ubicada frente a la plaza principal), con la mejor vestimenta o conocida como “la vestimenta de misa”; ir en contra de la iglesia, reprochar sus actos, el mayor de los pecados. En este sentido, la conducta y hábitos religiosos del ciudadano tachirense tiene una marcada consecuencia en sus inicios religiosos, aunado a esto el aislamiento geográfico junto con el clima típico de la zona, ejerce influencia sobre el modo de comportamiento, siendo este tranquilo y taciturno.  

         Ahora bien, fuera de los suscitados hechos bien sabidos de una iglesia dominante; es por parte de esta, que se tiene en primera medida la influencia externa de una sociedad que para los momentos finales del siglo XIX, era moderna y sapiente. Sin embargo, es necesario destacar al Táchira como región productora, y, porque no exportadora; característica principal para la época en la cual sobresalían los cultivos de café y ganado bovino, entre otros, el tachirense era netamente campesino y comerciante. Un comercio que se realizaba generalmente en la frontera debido a la escaza comunicación con el resto del país, lugar que sirvió como entrada o puente a la influencia moderna por parte de comerciantes del viejo continente, estos en su mayoría alemanes y portugueses, quienes llegados a Cúcuta y San Antonio ofrecían prendas valiosas y vestimentas europeas, así como colonias y perfumes de todo tipo Ramón J. Velásquez (1999).

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