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Las Primeras Bibliotecas de Roma


Enviado por   •  28 de Julio de 2017  •  Ensayo  •  1.520 Palabras (7 Páginas)  •  197 Visitas

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Las Primeras Bibliotecas de Roma

En tiempos de la República, llegan a Roma colecciones enteras de libros griegos producto de un botín de guerra, este hecho, provocó que se quisiera crear en Roma las bibliotecas.

Desde el siglo II a.C. los gobernadores y los generales romanos, traían del Oriente, no solo arte y oro, sino también esclavos cualificados y rollos de papiro, que conservaban  la herencia Faraónica, y que contenían gran importancia histórica.  Es adecuado recordar, que estos eran tiempos donde la escritura se clasificaba en volúmenes, donde la lectura se hacía en voz alta y  se gustaba de la lectura recreativa. Más tarde, hasta la creación del Codex, se vuelve algo más humilde ya que se utiliza en la vida diaria en forma de cuaderno, libreta de apuntes  y prontuario de uso técnico y profesional.

En el transcurso del tercero al segundo siglo antes de Cristo, algunos hombres de la época, empezaron a familiarizarse con la cultura griega que ya tenía conocimiento en los libros, en las prácticas de lectura, y en las verdaderas bibliotecas.  En el llamado siglo de los Escipiones, Roma, tuvo que hacer sitio para las influencias que venían del Oriente, a los escribanos y los grafómanos (personas apasionadas por la escritura o composición de libros y artículos, según la Real Academia Española), el papiro, el cálamo, la tinta, el juego de capitales y cursivas, el amén griego y la lengua franca y pura.

Dice Troncoso, que del gobierno de Catón el Viejo al gobierno de Marco Tulio Cicerón Roma iba a experimentar grandes transformaciones, hasta el punto de incorporarse de lleno a los circuitos económicos y literarios del helenismo, incluido el fenómeno socio-cultural de la aparición de un público lector, pese a que algunos ponían resistencia a este cambio.

El mundo grecorromano, podemos encontrar un cambio de actitudes respecto a la palabra hablada y la palabra escrita desde el comienzo de la cuarta centuria hasta el siglo I a.C. Para ejemplificar el contraste entre la primera y la segunda, usaremos a Sócrates para referirnos al pensamiento, que en su época, era más importante el pensamiento y este se enseñaba compartiéndolo por medio de la palabra dicha, mientras que un aristócrata romano, llamado Catón de Utica, devoraba su colección privada de  libros en el silencio de la escritura y obsesionado con la lectura, los llevaba consigo hasta al mismo senado, y aun en el momento del suicidio, se sumió en la lectura silenciosa mientras se despedía de la muerte.:

“de esta última generación de la República, nos llega otra noticia relacionada con los cambios cuantitativos del público lector, a saber, la ampliación del número de personas capaces de acceder a ciertos géneros y títulos.” (Troncoso, 2003)

En esa época, surge un cambio en la cantidad de lectores que pueden acceder a ciertos títulos y géneros; Cicerón enfatiza que el interés de algunos individuos de condición social modesta,  como los artesanos que se apasionaban por la historia, leían por el mero placer de la lectura, no por la utilidad que podían extraer de dicho género;  como se leía por placer, se iba perdiendo la meta inicial que, según Cicerón, era la de avanzar en la carrera política a partir de la utilidad que se podía extraer  de los libros.

Al salirse autores como César o Cornelio Nepote de los círculos de lectura de los escritores de alta élite para explorar, para introducirse a círculos de lectura más amplios.

Dice Troncoso:

“No sería de extrañar, por consiguiente, que autores como César o Cornelio Nepote llegasen a grupos de lectores mucho más amplios que los representados por la élite de escritores y hombres cultos a la que ellos mismos pertenecían: los círculos rectores tradicionales de la sociedad romana, el ordo senatorius y el ordo equester” (Troncoso, 2003)

Cuando Roma vence en Pidna, al Rey Perseo de Macedonia, cada uno de los participantes, en mayor o menor medida, toma volumina, con la que forman sus colecciones particulares. El traslado de la Biblioteca del Rey a Roma, debió de constituir un hecho importante en la historia de la biblioteconomía latina, ya que con estos textos y formas librarías, se podían adquirir nuevas técnicas y nuevos conocimientos en cuanto al comercio de los libros, la práctica editorial y la organización que debía tener una biblioteca.  Estos aportes, fueron puestos en práctica de inmediato por los bibliófilos a la hora de seleccionar, copiar, catalogar y conservar sus fondos en lengua latina.

Un ejemplo de la evolución que tuvieron estas colecciones particulares y basándonos en restos arquitectónicos, es la Villa de Papiros, aunque no se conoce con certeza quién era el dueño, es posible asegurar que en un ala de la casa, probablemente la recepción, tenía armarios de pared repletos de libros filosóficos donde la gente podía entregarse al placer de la lectura.

Otro dato importante,  que nos menciona Troncoso, es que los Pisones habían ido adquiriendo restos carbonizados de papiros, algunos con lengua latina, y los habían mandado a copiar haciendo así gala de su bilingüismo cultural pero también de su concepción biblioteconómica.

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