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Las perspectivas de la revolución en Мéxico


Enviado por   •  24 de Septiembre de 2013  •  Trabajo  •  1.660 Palabras (7 Páginas)  •  202 Visitas

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El documento que a continuación se presenta es una interpretación marxista de la historia de México, puede tomarse, si así se desea, como una introducción al estudio de la historia de México para activistas y trabajadores en general, así mismo, es una toma de posición al respecto de los acontecimientos fundamentales que han dado origen al estado actual de la lucha de clases en nuestro país hasta el periodo el inicio del periodo presidencial de Carlos Salinas de Gortari.

Es muy común hablar del desdén que las organizaciones de izquierda, específicamente las marxistas, tienen hacia las luchas que estallaron en nuestra nación, se dice que sabemos más de la revolución rusa que de la mexicana. Por supuesto, el presente documento trata de romper con ese argumento, que en el fondo no es más que una vieja mentira que la burguesía suele propagar para menospreciar los aportes o las ideas que pueden surgir desde las organizaciones revolucionarias. Más importante aún, es situar en su justa dimensión el proceso de gestación de las clases antagónicas y determinantes en nuestro México actual: la burguesía y el proletariado, dentro de este último a la clase obrera industrial como elemento clave para determinar las perspectivas de una transformación revolucionaria auténticamente benéfica para el conjunto de los trabajadores en México.

El documento básicamente se enfoca al proceso revolucionario de 1910-1940, así como del auge y decadencia del régimen que le sucedió.

Importante es aclarar que el proceso histórico incluye tanto a lo que los seres humanos piensan sobre sí mismos y sobre los demás, como lo que en función de la combinación de factores en realidad pueden hacer. Es según Marx, una síntesis de múltiples determinaciones cuyo único elemento superviviente es el hecho como tal y lo escrito sobre él. La relación entre los programas de grupos, clases y lo que realmente sucede puede ser una buena fuente para valorar el papel de los individuos y clases en México y en cualquier otro lugar en donde intentemos valorar un proceso histórico.

Nuestro afán no es calificar ni descalificar personajes ni grupos, especialmente aquellos que representan el germen de la lucha de los trabajadores por la transformación social, sino aprender de ellos, de sus derrotas y de sus victorias. Pero para ello es preciso situarlos históricamente y esto sólo es posible con un trabajo de interpretación histórica desde el punto de vista de los explotados.

México vive hoy en día una época revolucionaria, después de la decadencia del régimen posrevolucionario y de su paulatino desmantelamiento, la burguesía vive una crisis política caracterizada por no tener idea clara de lo que pretende construir para sustituir el régimen político posrevolucionario. En este marco se abren muchos desafíos y oportunidades para los trabajadores, muchos más de los que pudimos tener desde la consolidación del régimen posrevolucionario en 1940,. Estas afirmaciones no se derivan de una suposición al azar sino de una construcción teórica del desarrollo histórico de conformación de la nación y el Estado mexicano. La presentación de las siguientes páginas es, si se quiere, una síntesis de dichas conclusiones.

Concordamos que el territorio que actualmente ocupa México ha vivido distintas fases de desarrollo de las fuerzas productivas, las cuales aún inciden como elementos matriciales de la actual problemática:

La época prehispánica, particularmente basada en una forma muy peculiar de modo de producción asiático, en donde la propiedad privada como tal, estaba en fase de constitución y las jerarquías del Estado teocrático constituían posiciones de privilegio desde las cuales los grupos dominantes ejercían su poder sobre pobladores propios y extraños.

La época colonial, donde los principales elementos del anterior modo de producción se acoplaron, de manera forzada claro está, a las necesidades del régimen semifeudal establecido por el imperio español. El mismo régimen imperial español, aún teniendo las bases para un potencial despegue capitalista pagó el sostenimiento de su hegemonía sobre América Latina con un estancamiento que lo postró definitivamente. A finales de la época colonial, sólo una ruptura revolucionaria podía impedir que la inercia de inmovilidad, representaba por el poder de la oligarquía terrateniente y el clero pusiera en peligro la formación del Estado mexicano.

La siguiente época es la del México independiente, en la cual las fuerzas progresistas representadas por los estratos medios ilustrados se enfrentaron una y otra vez contra las fuerzas conservadoras, herederas de los privilegios coloniales, en la búsqueda de consolidar un Estado capitalista con democracia a la norteamericana. Los liberales no contaban con una clase burguesa que le diera sustento a su Estado burgués ideal, por lo que optaron por imponer de manera autoritaria su modelo (Juárez y Díaz). Al final la oligarquía tradicional logró adaptarse a ese nuevo tipo de Estado para convertirse en esa burguesía que los liberales habían buscado afanosamente. La paradoja es que cuando surgió la nueva burguesía, principalmente producto del matrimonio entre la oligarquía tradicional y el capital extranjero, no fue impulsora de la modernización progresista del país, sino del sometimiento más cruel que hayan conocido los trabajadores del campo y la ciudad mexicanos.

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