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Literatura


Enviado por   •  20 de Julio de 2014  •  200 Palabras (1 Páginas)  •  187 Visitas

Porque Antonio, además, era chispeante e imprevisible por bulerías, y trágico y profundo bailando por martinetes al monocorde son de los repiqueteos del martillo sobre el yunque. Antonio Ruiz, era, para mi, el dios supremo de la danza y del baile español.

Pero había que ser justos. Mientras la compañía de Antonio y Rosario cuidaban la escenografía y la iluminación con precisión y pericia casi cinematográfica, Vicente Escudero, ya en la senectud, se estaba enfrentando con un escenario inadecuado y casi hostil. El más ingrato que hubiera sido posible elegir. Una sala del Ateneo de Sevilla. Una estancia diseñada para albergar libros y para el recogimiento, pero jamás para bailar. Con una aburrida iluminación de bombillas incandescentes que ni siquiera marcaban luces y penumbras. Que hacían a todos los objetos uniformes y chatos con aquel color anaranjado que despedían.

Vicente Escudero seguía bailando. Desgranaba posturas, y pausados movimientos. Recordé que había leído una entrevista suya, donde explicaba que había aprendido a bailar copiando el movimiento de los gatos. Imitando su felinidad, y aprendiendo a componer imposibles e inéditas piruetas. Aquel viejo, ya retirado de los escenarios, no se resistía a eclipsarse del mundo del arte, sin antes someterse a aquella dura prueb

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