Lucien Febvre - Combates por la historia.- VIVIR LA HISTORIA

I

Comienza haciendo referencia a sus inicios en el oficio de historiador, lo destacable de ello, es la existente concepción de una historia de lujo de detalles, y aquel que dominara tales detalles podía ser historiador.
No existe diferenciación alguna a lo que respecta historia económica y social, ya que la historia es una y ‘‘sin más’’, esto en relación a su revista de los annales con la portada de: Económico y social. Esto por la degradación de la palabra social, pasando a tomar un valor distinto respecto a la época que en esta se utiliza, para así volverla en una palabra casi sin sentido, según Febvre. Él también define la historia como absolutamente social, y Febvre (1982) la define como: ‘‘el estudio científicamente elaborado de las diversas actividades y de las diversas creaciones de los hombres de otros tiempos, captadas en su fecha, en el marco de sociedades extremadamente variadas y, sin embargo, comparables unas a otras’’ (p. 40).
No define la historia como una ciencia, esto es por una concepción de ciencia como la búsqueda de la suma de algo, en cambio, la estudia para interpretar, analizar y entender los sucesos y como va cambiando el ser humano en el marco del tiempo, y por lo tanto, no es el objeto un ser supraterrenal e infinito, más bien, un ser común, lleno de conflictos con su entorno y transiciones, que viven en sociedad en la cual son comprendidos, el cual consta de múltiples de actividades, funciones, actitudes y preocupaciones, ese es el punto central que analiza la historia.
La labor de historiador es muy menospreciada, por lo que Febvre dice que se puede vivir siendo historiador, pero para aquello se debe cambiar el trabajo que este ejecuta y pasarlo a un ‘‘trabajo científicamente elaborado’’, con esto se refiere a plantear un problema y una hipótesis, contrario a la labor del historiador de aquel tiempo, al utilizar la subjetividad dentro de la historia. Esto es por la inexistencia de una verdad absoluta que defina a la perfección un hecho, por lo mismo es necesario plantear problemas, cual trabajo científico, y con ello, plantear una o varias hipotesis que respondan esos problemas, mediante la extracción de información de distintas fuentes. La razón de establecer este formato, es para lograr una historia más crítica y concisa en su mensaje, la cual sea más comprensible, para acercar más a las personas a esta.
La razón de esta nueva forma de interpretar la historia, es por su estancamiento en comparación a las otras ciencias sociales, que evolucionaban o tomaban nuevos enfoques, mientras la historia solo se separaba de la realidad.

II

Con esta nueva forma de ver la historia, esta del análisis de las actividades humanas, no existe una jerarquía en estas, siendo todas parte de un hilo conductor, lleno de imágenes apreciables en conjunto, como la nueva labor de los próximos historiadores, los que portaran la influencia de los anteriores, pero generando nuevas teorías explicativas para los acontecimientos relevantes en sus presentes.
Pero la historia no tuvo su crisis hasta que la ciencia positivista se vio enmarcada por nuevos descubrimientos, que dieron nacimiento a una nueva física, que le entrego relatividad a las ciencias, con nuevos conceptos y descartando lo que daban por sentado mediante ejercicios basados en lo sensorial, y tal transformación, era necesaria en cuanto a los nuevos conocimientos que tenían enfoques nuevos, los que necesitaban nuevas teorías también. Por el cambio ya mencionado dentro de las ciencias, cambios que fueron producidos en los márgenes de está y no en el núcleo, realmente ese pasa a ser el problema de los historiadores, basarse en los antiguos postulados científicos para justificar las hipótesis planteadas.
Entabla una solución para el decaimiento de la historia, dándole un sentido más de propiedad con la sociedad, invitando a ser partícipes de esta, transformándonos en actores activos dentro de esta y analizándola de todas las miradas posibles, y esto para separar la acción del pensamiento, al momento de vivir más y no prestarle tanta atención al pasado, como postula Febvre. Pero invita a ser participe desinteresado, respecto con hacer historia, invita a ver las relaciones que tienen las ciencias y la historia, que puede entregar nuevas miradas a sus problemáticas.

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