Marx Y El Tlc Colombiano
Enviado por mjniebles • 23 de Febrero de 2014 • 3.141 Palabras (13 Páginas) • 384 Visitas
RESEÑA HISTORICA TLC AMERICA LATINA
La oleada por implantar tratados de libre comercio para América Latina, comenzó en ejecuciones en los años 90, en 1994, al efectuarse la Cumbre de las Américas que tuvo lugar en Miami en aquél año.
Este fue el inicio por homogeneizar a todas las economías del mundo occidental bajo un solo signo. Los jefes de Estado y de gobierno de 34 países acordaron establecer el ALCA, o el Acuerdo del Libre Comercio de las Américas por el que progresivamente se irían reduciendo las barreras al comercio y a la inversión.
Estas negociaciones que aparecieron en los medios de comunicación como una nueva alianza continental para la integración, obedecían a una lógica de intereses, y a bloques comerciales más que a un acuerdo regional para el desarrollo de la región. Las iniciativas para la integración continental americana no son nuevas, sino que derivan de múltiples acuerdos regionales que se iniciaron por las décadas de los 50 y 60 en América Latina.
Lo que sí pusieron como idea particular fue las presiones por no quedarse fuera del comercio internacional, de las dinámicas de integración dentro de la globalización para captar esencialmente las mercaderías internacionales. A la vez que intentar frenar el crecimiento de las economías asiáticas, con altos niveles de crecimiento y bajos costos y puestas en comparación como modelos a imitar por las economías dependientes.
Sin embargo los procesos que engloban a la permanente entrada de empresas transnacionales en las regiones de América Latina para revitalizar acuerdos comerciales se remontan a unos años antes.
En la región andina los Tratados de Libre Comercio (TCL), cerrados por Colombia y Perú pusieron en conflicto a la Comunidad Andina de Naciones (CAN). La crisis se produjo por la Asociación de Libre Comercio de América Latina y el Caribe (ALALC) a mediados de los años 60 del siglo XX, en que el punto conflictivo fue la no remoción de las estructuras agrarias, formándose otro bloque conocido como Acuerdo de Cartagena/Pacto Andino en 1969, y más tarde denominado CAN. Éste fue configurado con las mismas estructuras que ALALC, o con los principios hegemonistas, la perspectiva de incursionar en los mercados más débiles.
En los años 70 la intervención de gobiernos nacionalistas como el de Salvador Allende en Chile, de Juan José Torres en Bolivia, puso disposiciones jurídicas de restricciones al capital extranjero: delimitación de sectores de inversión, progresiva nacionalización de las empresas, inaccesibilidad al crédito local, límites a la repatriación de utilidades, registro y control de tecnología, etc., disposiciones que fueron dejadas de lado a mediados de los años 70.
El rol promotor del Estado, la complementación industrial, el pluralismo ideológico, la creciente penetración de las empresas multinacionales, la programación sectorial, y otras fue trastocado por la ola de dictaduras por toda la América Latina, y de regímenes fascistas que dio lugar a una regresión política, institucional, de integración, de cooperación, a la vez que la implantación en todos los bloques regionales del fundamentalismo neoliberal y la firma de cada vez más ajustados procesos de integración bajo el paraguas de los tratados del libre comercio.
Fue a partir de la creación de la Organización Mundial de Comercio que Estados Unidos presionó a todos los bloques de naciones para que formaran áreas de libre comercio regionales, concretándose recién en 1994 con la creación del ALCA. La base de dichos acuerdos fue seguir con los lineamientos impuestos por el Fondo Monetario Internacional, (FMI) y el Banco Mundial (BM) en materia de políticas económicas.
Además del ALCA son una serie de Tratados los que incluyen los acuerdos bilaterales y multilaterales con Estados Unidos, el TLCAC (CAFTA), que es el Tratado entre República Dominicana, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua con los Estados Unidos. El Tratado incorpora no sólo mecanismos comerciales sino otros, incluso más decisivos en cuanto a la soberanía de los países, con prohibiciones a los gobiernos pero con excepciones a las empresas extranjeras para inversiones, tratamientos no discriminatorios, derechos de propiedad intelectual, acceso a los mercados, flexibilización de servicios y acceso a licitaciones públicas. O en otros términos, garantiza la transformación de privilegios en derechos para las empresas transnacionales, las que pueden estar aseguradas en la medida en que su ratificación, por parte de los órganos legislativos convierte al TLCA- EE.UU. en Ley de la República, dándole mayor garantía jurídica que toda la legislación secundaria de los países centroamericanos.
RESEÑA DE TLC EN EUROPA
Las primeras doctrinas sobre comercio internacional empezaron a desarrollarse con la aparición de los modernos estados nacionales durante el siglo XV. Una de las primeras doctrinas de política económica, conocida como mercantilismo, predominó en Europa occidental desde el siglo XVI hasta más o menos los inicios del siglo XIX.
Los defensores de esta doctrina querían reforzar la unidad nacional y aumentar el poder del Estado. Pensaban que la riqueza era indispensable para tener poder, y que la acumulación de oro y plata era una condición necesaria para obtener riqueza. Los países que no tenían minas de oro o plata podían conseguir estos metales preciosos exportando más de lo que importaban, gracias al estricto control gubernamental del comercio exterior.
En contra de esta doctrina surgió en Francia una nueva escuela económica durante el siglo XVIII, desarrollada por un grupo de teóricos conocido como los fisiócratas, seguidores del economista francés François Quesnay. Los fisiócratas defendían que la libre circulación de bienes y servicios respondía a un orden de libertad natural. Aunque sus ideas tuvieron una escasa trascendencia en Francia, influyeron en el pensamiento del economista británico Adam Smith, cuyas teorías sobre el libre comercio ayudaron a desarrollar la política comercial de su país.
En 1860, Napoleón III optó por el librecambismo firmando el tratado comercial entre Francia y Gran Bretaña llamado Cobden-Chevalier. Este tratado suprimía los derechos de aduanas para las importaciones de materias primas y los rebajaba para los productos semielaborados o elaborados. Además se incluía una cláusula de nación más favorecida por la cual si uno de los dos países concedía una ventaja arancelaría a un tercer país, ésta se aplicaría también sobre ellos.
Ante este tratado la siderurgia se vio obligada a realizar fuertes inversiones para poder hacer frente a la competencia. Pero pese a ello,
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