Microrelato histórico

Microrelato histórico

El sol estaba radiante y el clima estaba fresco; María Agustina había salido con la misión de comprar algo de pan y de estrenar el hermoso vestido de seda que llevaba puesto, donde guardaba los reales con los que compraría su comida de ese día.

Ella caminaba por la Plaza Mayor donde se encontró con una multitud de gente que hasta cierto punto la agobiaba puesto que prefería la tranquilidad y paz que le daba la poca presencia de personas que había en la iglesia. Paso por la parroquia a la cual iba con su familia para saludar al párroco y pedir su bendición.

De camino a casa, luego de ya haber comprado el pan y de haber pasado por la parroquia, escuchó justo arriba de ella “agua va”; asqueada, dio saltos gigantes para no ser mojada por el balde lleno de heces ajenos. Cuando volvió a establecer su caminata chocó con una alguie, un joven chico que en esos momentos se encontraba en el suelo debido al choque.

María quedó hipnotizada por la belleza del chico, el cual prácticamente había huido luego de pedirle disculpas por el incidente.

Cuando llegó a casa le entregó el pan a su madre para que prepara la cena. Mientras su madre estaba concentrada en la cocina, ella se encontraba sentada en la mesa con su padre y su tío, los cuales hablaban del Tratado de Paz de Lisboa y de lo que opinaban. María trataba de seguir la corriente a lo que su parecer era una aburrida conversación pero en su mente solo estaba ocupada por el lindo joven con el que chocó.

Así pasó el rato y ella cenó con su familia. A su padre se le ocurrió que sería buena idea dar una vuelta por la ciudad y tal vez ir a ver alguna presentación de teatro.

Ella no estaba muy convencida sobre salir ya que estaba algo cansada y quería quedarse en casa pero no quería ser grosera con sus padres.

Una vez fuera María seguía perdida en sus pensamientos, tanto así que no se dio cuenta de cuando llegaron al teatro. La obra que vería era "El burlador de Sevilla y convidado de piedra", esto le llamó la atención ya que era una de sus obras de teatro favoritas.

Cuando la presentación empezó, todos en el establecimiento hicieron silencio y se sumergieron en la historia. María al oír la voz del chico que interpretaba a Don Juan se sorprendió, ella reconocía esa voz. Era la del joven que conoció en la tarde.

La chica estaba encantada con la buena interpretación del joven. Todo lo que pasaba por su cabeza es que tan pronto como terminará la obra se le acercaría para pedirle pasear algún día y poder volverse cercanos.

FIN

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